Los refugiados, oportunidad para Europa

La denominada crisis de los refugiados en Europa nunca debió convertirse en una emergencia. Alojar a un millón de solicitantes de asilo no debería ser un desafío tan grande para la Unión Europea, un área con 500 millones de ciudadanos que recibe a más de tres millones de inmigrantes cada año. Por desgracia, la falta de una respuesta coordinada está transformando un problema manejable en una aguda crisis política que, como acertadamente advirtió la canciller alemana Angela Merkel, podría destruir a la UE.

La mayoría de los estados miembros de la UE han adoptado una actitud egoísta de solo preocuparse por sus propios intereses. Esto los puso unos contra otros y precipitó el pánico, lo cual aumentó todavía más el peligro para los refugiados. Un plan bien diseñado e integral podría calmar los temores. En cambio, Europa se lanzó a la caza de chivos expiatorios, y ahora le tocó el turno a Grecia.

Se la acusó de no hacer lo suficiente para tramitar pedidos de asilo y alojar a refugiados. Y sin embargo, incluso si Grecia no estuviera paralizada por una crisis económica, no sería razonable esperar que un único país pequeño soporte toda la carga solo, especialmente en un año en que se prevé que más de 800 000 refugiados pasen por su territorio. Este es un problema de Europa y del mundo, no solamente de los griegos.

Hay muchas culpas que repartir. En Grecia, las Fundaciones para una Sociedad Abierta de George Soros, que trabajan en alianza con el programa de subsidios del Espacio Económico Europeo y Noruega, advirtieron de los problemas que traería la falta de una política de asilo seria para toda Europa. En 2013, la alianza fundó una organización, Solidarity Now, dirigida por la crema de la sociedad civil griega. Solidarity Now solo necesita 62 millones de euros (67 millones de dólares) para atender a 15 000 de los 50 000 refugiados que necesitarán alojamiento en Grecia el año entrante. Y sin embargo, a pesar de que la UE prometió invertir 500 millones de euros para ayudar a Grecia a enfrentar la crisis, algunos estados miembros no pagaron su parte.

Además de ayudar a Grecia, la UE necesita un plan integral para manejar la llegada de solicitantes de asilo en forma segura y ordenada. Esto implica trabajar fuera de las fronteras europeas, ya que desde el punto de vista de los donantes, es mucho menos traumático y costoso mantener a los solicitantes cerca del lugar donde se encuentren ahora.

Para empezar, la UE debería comprometerse a absorber al menos 500 000 solicitantes por año, y al mismo tiempo trabajar para convencer al resto del mundo de aceptar una cantidad igual. Un compromiso público de esta magnitud puede ayudar a calmar la ola de refugiados que pugnan desordenadamente por llegar a Europa. Una vez provistos de una situación legal clara y promesas de seguridad, es más probable que esperen en Turquía y otros países vecinos, en vez de arriesgarse a emprender el peligroso cruce del Mediterráneo.

En segundo lugar, hay que crear canales de tránsito formales, primero en Turquía, luego en Líbano, Jordania, Túnez y Marruecos. Los países de tránsito, en estrecha colaboración con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados y la UE, abrirán centros de documentación donde registrar a los solicitantes y evaluar sus pedidos de asilo. Aquellos que obtengan la aprobación entrarán en una lista de espera y se les pedirá quedarse en el país de tránsito hasta que un país de la UE los acepte. Un proceso seguro y bien diseñado para la evaluación de pedidos de asilo aliviará los temores en materia de seguridad generados tras los ataques de París.

Los países de tránsito tendrán que mejorar los estándares de recepción, asilo e integración. A cambio, se les dará ayuda financiera y otros incentivos, por ejemplo, facilitar a sus ciudadanos la entrada a la UE. De hecho, la UE debería crear o ampliar programas para permitir la entrada a personas que no buscan asilo.

En tercer lugar, hay que dar apoyo político, financiero y técnico a los países receptores vecinos. Turquía, Líbano y Jordania, que han soportado la mayor parte de la carga de la crisis, albergan a más de cuatro millones de refugiados sirios. Turquía dice que gastó 7800 millones de dólares para atender a más de dos millones de refugiados; hasta ahora, solo recibió 415 millones de dólares de otros países (aunque la UE prometió otros 3000 millones de euros).

Se estima que todo el apoyo necesario para los países receptores vecinos costará al menos 20 000 millones de dólares por año. La UE debería comprometer al menos la mitad de esta cifra, y el resto debería aportarlo la comunidad internacional. Hay que crear zonas económicas especiales con estatus preferencial para comerciar con la UE y Estados Unidos, de modo de generar inversiones, oportunidades económicas y empleos para los refugiados y los locales (y se deberían crear en los países receptores vecinos y en los de tránsito).

En cuarto lugar, la UE necesita un sistema de asilo y protección de fronteras realmente integrado. La superposición actual de 28 sistemas de asilo separados es costosa e ineficiente, y produce resultados sumamente desiguales en materia de recepción, determinación de situación legal e integración de los recién llegados. La UE debe establecer una única Guardia Fronteriza Europea y una única Agencia de Asilo y Migración.

En quinto lugar, el plan de la UE debe ser acompañado por una respuesta global a la crisis, coordinada por la ONU. Esto distribuiría entre más estados la responsabilidad de hacer frente a la crisis de los refugiados y ayudaría a establecer normas globales para responder al desafío de las migraciones forzadas.

Por último, para financiar el plan, la UE puede usar su calificación crediticia AAA para emitir bonos a largo plazo. La responsabilidad de honrar los vencimientos se distribuirá entre los estados miembros en forma inversamente proporcional a la cantidad de solicitantes de asilo que acepten. Aquellos países que logren integrar a los refugiados cosecharán beneficios económicos; la buena predisposición de Alemania para aceptar refugiados sirios ya se tradujo en un impulso considerable para su economía.

El actual éxodo desde Siria y otros países desgarrados por la guerra no se creó de un día para el otro, era fácil de prever y es claramente manejable. Los nativistas profetas del miedo aprovechan la falta de una respuesta coordinada para promover una visión que contradice los valores fundacionales de la UE. Esa visión infringiría la legislación europea si se hiciera realidad, y ya amenaza con dividir y destruir a la UE. Por eso es aún más urgente que la UE apoye una estrategia integral para poner fin al pánico y al sufrimiento humano innecesario.

Emma Bonino, a former Italian minister of foreign affairs, minister of international trade, and EU commissioner, is a founding board member of the European Council on Foreign Relations. Traducción: Esteban Flamini.

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