Los Resguardos del Reino

Los Resguardos son una genuina institución española tan antigua como desconocida, una fuerza armada, distinta del Ejército y al servicio de Autoridades de la Real Hacienda. Existen estudios históricos de las Rentas, pero poco se conoce acerca de sus Resguardos. Las de aduanas y los tributos interiores ya existían en los antiguos Estados. Los romanos contaban con aduanas fronterizas, protegidas por su ejército. Los visigodos mantienen esta organización, aunque simplificada. Los árabes la perfeccionaron: establecen almojarifazgos, con guardas y empleados (almojarifes). Los reinos cristianos de la Reconquista los adoptan (existen referencias con Alfonso X) y amplían las rentas en el interior, muchas bajo arriendo, a cargo de administradores que rinden cuentas al soberano. Estos, considerados Autoridad, sus empleados y guardas tienen amplios poderes al representar los intereses de la Hacienda Real. Las Justicias y demás autoridades del Reino debían prestarle su auxilio y corregir los posibles excesos.

Con Enrique II de Castilla (año 1378) constan referencias de una peculiar institución (Alcaldes de Sacas) establecida en los lugares de entrada de mercancías (en costa e interior) para conocer y juzgar los asuntos de contrabando, supervisar las aduanas y vigilancia. Nombrados por el Rey, disponen de su Resguardo (Guardas de Sacas). La organización de rentas arrendadas y otras con gestión centralizada perdura con los Reyes Católicos. La tendencia posterior es afianzar el control real y reducir los arriendos. Pero los diversos resguardos, incluidos los oficiales, operan dispersos y descoordinados. Algunas reseñas: Carlos I refuerza los almojarifazgos; Felipe II reglamenta el sistema de rentas; Carlos II centraliza las aduanas; y Felipe V crea Intendentes Generales provinciales, supervisan a los administradores y tienen jurisdicción en asuntos de Hacienda.

La reorganización de Fernando VI establece reglas comunes a los resguardos, supervisados, también, por los intendentes. La vigilancia se centra en las fronteras, puertos secos interiores, portazgos de las ciudades y pontazgos, siendo deficiente en el resto del territorio; el contrabando prolifera, recurriéndose asiduamente al Ejército para combatirlo. Carlos III crea unidades militares especiales para combatir el contrabando en la Andalucía interior; y establece el Resguardo Unido integrando los públicos existentes. Coexisten otros resguardos particulares, incluidos los guardacostas que actúan bajo contrata.

Carlos IV reforma la institución como Resguardo General, organizado en facciones por tipos de Rentas. Durante la Guerra de la Independencia coexisten dos organizaciones distintas, francesa o española, según quién domine el territorio. Pasada la guerra, se restablece la anterior organización. En 1820, se crea un Resguardo Militar de Costas y Fronteras que se muestra eficaz. Pero persiste la descoordinación de los Resguardos del interior. En 1829 se reducen los Resguardos oficiales a dos: uno militar, de costas y fronteras, a cargo del nuevo Cuerpo de Carabineros (integra al anterior Resguardo Militar); y otro, civil, denominado Resguardo de Interior (integra las facciones del Resguardo General). Se complementan con otros de rentas arrendadas o bajo contrata, como los de puertos (y bahías) y guardacostas.

La eficacia de carabineros desencadena la paulatina integración de otros Resguardos: el de Interior, puertos (incorpora embarcaciones), torreros de costas; Cuerpo de Aduaneros (integra las matronas), Rondas Volantes militares de Cataluña y Resguardo del Ebro. Coexisten otros resguardos bajo arriendo, ya excepcionales como los de Salinas, Puertas, y Consumos (desaparecerán progresivamente); y los guardacostas, servicio prestado definitivamente por la Armada en 1844 (primero dedicado sólo al contrabando, y después añadiendo otras misiones de vigilancia marítima). Carabineros tendrá un desarrollo paralelo y mimético a la Guardia Civil, creada en 1844.

En 1889 se crea un Resguardo Especial del Tabaco, arrendado el monopolio a la Compañía Arrendataria del Tabaco. Contará con facciones marítimas y terrestres; y persistirá con los sucesivos contratos. El arrendamiento pasa a Tabacalera S. A. en 1945, estableciendo su propio Servicio Especial de Vigilancia. Incardinado en Hacienda en 1954, tras varias reorganizaciones, perdura actualmente, con amplias funciones, como Servicio de Vigilancia Aduanera.

La Guardia Civil asume la función de Resguardo Fiscal en 1940, integrando a los Carabineros; proceso realizado con facilidad dadas sus similitudes (organización militar, ambos beneméritos y patronazgo Mariano –la de Covadonga para estos–). Se incorporan al Instituto las matronas y establece unidades marítimas fiscales en los puertos. Aunque esta misión afecta a todo el Cuerpo, establece la Inspección de Especialistas Fiscales (primera Especialidad), cuyas unidades realizan específicamente funciones de resguardo en las aduanas, fronteras y resto del territorio y que perdura actualmente como Servicio Fiscal. En 1986 el Cuerpo amplía sus misiones al mar de jurisdicción, creando el Servicio Marítimo y suprimiendo las anteriores unidades marítimas.

La Benemérita celebra su 75 aniversario como Resguardo Fiscal. Representa la continuidad ininterrumpida de los legendarios resguardos. También es justo agradecer la contribución histórica de otras instituciones contra el contrabando, como el Ejército y la Armada; y, especialmente, Vigilancia Aduanera, con su valiosa aportación a la lucha contra el fraude. Enhorabuena a la Guardia Civil.

Javier Paredes, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá.

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