Los resultados de la cumbre de Cancún sobre el cambio climático

El pasado 11 de diciembre la última cumbre sobre el cambio climático celebrada en Cancún concluyó con una serie de consensos relevantes para seguir haciendo frente a esa amenaza medioambiental. Así, el multilateralismo, casi siempre necesario ante un problema global, se ha visto reforzado porque los más de 190 países participantes, con la única excepción de Bolivia, han pactado continuar protegiendo el clima. En Cancún se han formalizado las propuestas voluntarias de mitigación de emisiones adelantadas en Copenhague tanto de países desarrollados como en vías de hacerlo. Algunos científicos opinan que la incidencia sobre el clima de esos objetivos voluntarios de reducción de emisiones podrían suponer una barrera para limitar el aumento de la temperatura global media del planeta en no más de 2 grados centígrados por encima de la época pre-industrial, objetivo también asumido formalmente en la ciudad mexicana. Por lo tanto, habrá que realizar más esfuerzos en el ámbito de la mitigación ya que las metas avanzadas en Cancún podrían suponer un aumento de más de 3 grados centígrados de la temperatura media del planeta durante este siglo. No obstante, el propio hecho de haber fijado un límite a la temperatura del planeta resulta esencial para establecer el marco de actuación a medio y largo plazo del calentamiento global, determinar sus riesgos potenciales y los costes necesarios para evitarlos.

A pesar de llevar ya cuatro años negociando, no se ha logrado renovar el Protocolo de Kioto, cuyo primer periodo de compromiso acaba con el año 2012, y habrá que esperar casi doce meses para conocer su futuro. No obstante, si ha habido cierto progreso que invita al optimismo ya que los acuerdos de Cancún establecen que los países industrializados (Anexo I) deben reducir sus emisiones en un rango entre el 15 y 40% por debajo de los niveles de 1990 en el año 2020. Además, incita a los países en vías de desarrollo a aumentar su nivel de ambición para reducir sus emisiones. Confiemos en que estos tímidos avances contribuyan a cerrar un nuevo acuerdo internacional, un Kioto II, que convierta en legalmente vinculantes los compromisos de reducción de los países más contaminantes, incluyendo a Estados Unidos y los países BRIC.

En Cancún también se ha acordado actuaciones e incentivos, que aún habrá que pormenorizar, para frenar la deforestación. Aproximadamente el 20% de las emisiones mundiales anuales de CO2 están causadas por la perdida y degradación de bosques y selvas. Por lo tanto, se ha realizado un avance trascendental que con toda seguridad contribuirá a modular la mudanza del clima. Sin duda, una de las mejores noticias llegadas de Cancún para los paises más vulnerables a los efectos del cambio climático es el impulso dado a la adaptación, a las iniciativas y medidas para reducir la vulnerabilidad de los sistemas humanos y naturales ante los impactos potenciales del cambio climático. Se trata de ser solidarios con aquellos que podrían sufrir de manera más acuciante un problema que ellos mismos no han creado y al que no pueden hacer frente. En este sentido, en Cancún también se ha aprobado la creación de un fondo que en buena parte estará destinado a medidas para que los países más débiles no sufran las consecuencias potenciales del calentamiento global.

La Convención Marco sobre Cambio Climático se aprobó hace ya casi 20 años y las emisiones de gases de efecto invernadero no se han reducido, más bien todo lo contrario. Fuera de Europa son muy pocos los países que han aceptado compromisos de reducción de emisiones debido a su elevado impacto económico. Las economías emergentes defienden su derecho a sacar a sus ciudadanos de la pobreza lo que se traduce en un mayor consumo global de energía y más CO2 en la atmósfera. Por lo tanto, al dia de hoy resulta todavía difícil que las emisiones totales disminuyan de manera determinante. Por otro lado, aunque consigamos reducir a corto plazo y de manera drástica las emisiones de gases de efecto invernadero es poco probable que consigamos evitar todos y cada uno de los impactos del calentamiento global. Podría ser positivo ir implantando paulatinamente medidas para adaptarse a un escenario climático incierto y probablemente distinto al que hoy conocemos. En este sentido, la adaptación va a permitir gestionar las posibles consecuencias del cambio climático, explotar sus oportunidades (que obviamente también las hay) y minimizar sus posibles impactos perniciosos, especialmente en los países en vías de desarrollo que cuentan con escasos recursos para afrontar con éxito estos nuevos desafíos.

En definitiva, la cumbre de Cancún ha conseguido importantes avances para combatir el cambio climático al reforzar el multilateralismo para hacer frente a una amenaza global, fijar un limite claro al aumento de temperatura del planeta que nos podemos permitir, seguir apostando por la decisiva mitigación de emisiones, impulsar la lucha contra la deforestación y comenzar a implantar medidas de adaptación en los países más vulnerables.

Verónica Lipperheide, doctora en Biología por la Universidad del País Vasco.

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