Los sorprendidos

El contenido y el tono del comunicado de ETA en el que justifica su atentado de Barajas parece que ha sorprendido a muchos y ojalá también les haya ayudado a abrir los ojos. Ahora bien, sólo pueden sorprenderse aquellos que desconocen otros comunicados en los que la banda terrorista defiende el motivo de sus crímenes o las razones alegadas para poner fin a otras treguas.

En efecto, todos estos comunicados son muy similares, y para opinar con fundamento y, especialmente, para predecir las actitudes de la banda, hay que conocerlos.

ETA mata, secuestra, extorsiona y roba, pero siempre da señales que no engañan a los buenos conocedores de sus métodos de actuación y, desde hace muchos años, sus comportamientos siempre son bastante previsibles si se han estudiado conductas anteriores. Así como en tiempos pasados existían los kremlinólogos,aquellos especialistas en averiguar el significado del más mínimo gesto de los inexcrutables dirigentes soviéticos, ahora también existen especialistas en ETA - ¿habría que denominarlos con el horrible nombre de etaólogos?-capaces de predecir la conducta de la banda basándose en conocer sus actitudes en situaciones anteriores y semejantes.

Los lectores de La Vanguardia tienen la fortuna de poder leer, como mínimo semanalmente, a uno de estos escasos especialistas, quizás el mejor, a Florencio Domínguez, periodista y autor de varios libros sobre ETA. Desde hace ya bastantes años, Domínguez disecciona meticulosamente en este periódico, con opiniones siempre fundadas en hechos concretos, la situación política del País Vasco, con especial atención a las cuestiones terroristas. Domínguez no es un especialista en resolución de conflictos, ni en teorías generales sobre el terrorismo, ni en el caso irlandés, sino en el comportamiento de ETA desde su mismo origen. Seguir sus escritos es una vía muy segura para conocer la política vasca y la incidencia del terrorismo en ella.

Un asombroso acierto de los escritos de Domínguez lo constituye su columna publicada en La Vanguardia el pasado 27 de diciembre, tres días antes del atentado de Barajas, bajo el título "Explosivos". Domínguez hacía allí un análisis político sobre el significado del zulo descubierto cinco días antes, el 22 de diciembre, en Amorebieta, que escondía 50 kilos de polvo de aluminio y nitrato amónico, que, mezclados, constituyen el amonal, explosivo habitualmente empleado por ETA. De este hecho, el sagaz analista sacaba la siguiente consecuencia: "El zulo descubierto el pasado sábado por la policía vasca representa el penúltimo [ subrayen esta precisa palabra] eslabón en la cadena de operaciones que tiene que hacer la banda para cometer un atentado y que consiste en poner el explosivo en manos de las células encargadas de perpetrar la acción terrorista".

A continuación, Domínguez relataba detalladamente los habituales comportamientos de ETA en estos casos y, desde su experiencia, hacía la siguiente valoración política: "La presencia del explosivo implica que ya hay algún comando instalado en el País Vasco y que esta célula se iba a hacer cargo del material". En efecto, tres días después se demostró la certeza de tan trágica predicción.

En medios gubernamentales se especulaba durante estos días que el zulo de Amorebieta era sólo una mera advertencia al Gobierno, dentro del juego de la negociación, al que no se debía prestar mucha importancia. Se trataba, por tanto, de un simple farol que no era creíble vista la actitud de los interlocutores etarras en el primer encuentro oficial celebrado en Ankara pocos días antes. Sin embargo, Domínguez opinaba lo contrario:

"La actuación de ETA enfría notablemente las esperanzas que se habían extendido tras conocerse la reunión (...) Si alguien cree que ETA está transmitiendo algún tipo de mensaje, se equivoca, porque la organización terrorista no ha pretendido que trascendiera la existencia del zulo y mucho menos que lo descubriera la policía".

A continuación, tras diferenciar el significado de este hecho con la exhibición de armas que en septiembre pasado hicieron unos encapuchados en Oiartzun, un gesto que consideraba como de mera propaganda, Domínguez hace esta acertada previsión: "ETA no ha querido comunicar nada con la entrega de explosivos, pero los demás sí podemos sacar algunas conclusiones. La principal de ellas quizás sea que la misma dirección de la banda que envía sus negociadores a Suiza ha equipado después a sus comandos para que estén listos para actuar". Desgraciadamente, a los tres días el análisis y la conclusión se revelaron correctos.

Que se sorprendan determinados comentaristas que desconocen la naturaleza y la trayectoria de ETA y cuyas opiniones, además, en lugar de basarse en los hechos están determinadas por simples prejuicios ideológicos es natural: quien no sabe se equivoca. Ahora bien, que se sorprendan dirigentes socialistas estrechamente implicados en la negociación es políticamente imperdonable. Recordemos que también por aquellos días el inefable Pepiño Blanco dijo que "los que no saben hablan, y los que saben callan". Visto lo visto, los que no sabían también hablaban, como era su caso y el del propio Zapatero, que horas antes del bombazo de Barajas hizo el ridículo mostrando en rueda de prensa un infundado optimismo.

Rubalcaba ha dicho que ETA ha engañado al Gobierno. Ello es ahora indudable, pero sólo se dejan engañar los tontos o los mal asesorados. Florencio Domínguez, un gran experto en ETA, no se dejó engañar.

Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional de la UAB.