Los videos demuestran que AMLO sí tiene el plumaje manchado

En un par de videos de 2015, dados a conocer en el programa 'Loret' de 'Latinus', se observa al hermano del presidente de México, Pío López Obrador, recibiendo dinero de David León Romero, entonces asesor del exgobernador de Chiapas, Manuel Velasco. (Cortesía de 'Latinus') (Cortesía de Latinus)
En un par de videos de 2015, dados a conocer en el programa 'Loret' de 'Latinus', se observa al hermano del presidente de México, Pío López Obrador, recibiendo dinero de David León Romero, entonces asesor del exgobernador de Chiapas, Manuel Velasco. (Cortesía de 'Latinus') (Cortesía de Latinus)

En las dos décadas en las que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha sido un personaje central de la política nacional, hemos atestiguado cómo su círculo más íntimo ha sido descubierto con portafolios, ligas, bolsas y sobres llenos de dinero en efectivo.

En 2004 quien fuera su secretario particular, René Bejarano, fue exhibido en un video recibiendo fajos de billetes de un empresario. Días antes, Gustavo Ponce, secretario de Finanzas del Distrito Federal —que gobernaba AMLO en ese momento—, también apareció en un video apostando dinero de procedencia dudosa en un casino de Las Vegas. Lo mismo sucedió con Carlos Imaz, entonces delegado de Tlalpan, y Ramón Sosamontes, expresidente del Partido de la Revolución Democrática, al cual pertenecía AMLO.

En las cintas se ve cómo reciben y piden dinero clandestinamente: arreglos bajo la mesa que no se reportan a ninguna autoridad financiera o electoral.

Ante tanta evidencia, AMLO no ha tenido empacho en seguirse promocionando como un adalid anticorrupción: “Hay aves que pasan el pantano y no se manchan; mi plumaje es de esos”, dijo la semana pasada. Su plumaje está manchado. Y cada vez más.

Es muy fácil castigar a los enemigos corruptos. Lo difícil, lo que muestra a un estadista, es castigar a los amigos corruptos. En estos días, AMLO demostró que escogió la ruta fácil. Desperdició la oportunidad de legitimar su lucha anticorrupción y optó por dejarla al nivel de una revancha político-electoral.

El jueves pasado, en el programa que encabezo en Latinus, revelamos dos videos en los que Pío López Obrador, hermano del presidente, aparece recibiendo paquetes de dinero de manos de David León Romero. En un video recibe 400,000 pesos; en otro, un millón. Y ambos hablan de que llevaban al menos un año y medio con esa rutina mensual.

A León Romero, golden boy del gobierno federal, supuesto prototipo del funcionario eficaz y honesto, AMLO lo acababa de nombrar una especie de zar anticorrupción para la distribución de medicamentos, una actividad que el gobierno decidió controlar, acusando de corrupción a las empresas privadas que se encargaban de ello.

Los videos fueron grabados en 2015 por el propio colaborador estrella David León Romero. En ese momento Pío López Obrador era operador político en el sureste mexicano de Morena, el partido que encabezaba su hermano y que lo llevó a la presidencia. A León Romero, todos lo conocían por ser operador del gobernador del estado de Chiapas, Manuel Velasco.

Frente a esa revelación, el presidente de México no pudo tener una reacción peor: minimizó el dinero ilegal que evidenciaron los videos y justificó a su hermano y a su burócrata estrella, al decir que no se trataba de sobornos, sino de “aportaciones” del pueblo para financiar su movimiento transformador. Se comparó incluso con los héroes de la Revolución que recolectaban dinero para la lucha armada que acabó con la dictadura que vivía México.

Esta reacción se volvió materia prima invaluable para las burlas de la población. Sobre todo porque, cuatro días antes, se había dado a conocer un video muy similar: dos colaboradores de connotados senadores del opositor Partido Acción Nacional recibían dinero en efectivo, presuntamente a cambio de sus votos a favor de las reformas que impulsó el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto.

Con el video de la corrupción ajena, el presidente se regodeó, lo transmitió en su conferencia matutina, declaró que era la muestra del Estado putrefacto y dijo: “Hay que poner al descubierto toda la corrupción… para estigmatizar a los corruptos, por eso sí es importante que se conozca el video, sería extraordinario que la gente vea, si es sobre dinero, cómo se repartía el dinero, cómo se compraban voluntades, cómo se compraban conciencias, cómo se compraban votos”.

Cuando publicamos el video de su hermano y uno de sus nuevos colaboradores, lo abordó dramáticamente distinto: no fue reproducido en la conferencia matutina y dijo que no eran “mordidas” ni extorsiones, sino “aportaciones” del pueblo a su movimiento. Aunque dijo que no sabía “exactamente si fueron reportados” a las autoridades electorales, ya varios investigadores publicaron los registros de donativos reportados por Morena al Instituto Nacional Electoral, exhibiendo que no se declaró como marca la ley. AMLO quiso zanjar el tema diciendo que “no sabía del dinero” y que “no tiene nada que ver este video con la elección presidencial de 2018”. Pero el video mismo lo desmiente.

David León Romero dice sobre AMLO y los pagos: “Él lo sabe, claro que lo sabe”. Su hermano Pío remata: “Lo sabe, lo sabe perfectamente bien, yo ya mandé mensajes”. En otro momento, León explica que todo este flujo de efectivo es para “el futuro, el proyecto al (20)18, que él vea que hay apoyo”.

El presidente de México quiere acabar con la corrupción, pero solo la del pasado, no la de su gobierno. A los videos de su hermano recibiendo dinero se suman los expedientes de las inexplicables casas y empresas del director general de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett; la vivienda que recibió en donativo su secretaria anti-corrupción, Irma Eréndira Sandoval; y los contratos que el Instituto Mexicano del Seguro Social asignó al hermano del director de la institución, Zoé Robledo.

Si el hermano del presidente de México puede ser captado recibiendo dinero ilegal y es avalado públicamente por el titular del Ejecutivo federal como un luchador social legítimo, las coordinadas legales, morales y políticas del régimen quedan perfectamente claras: la cercanía afectiva, familiar o de militancia con López Obrador es, en los hechos, una patente de corso. El poder como botín de grupo. Así, los altos funcionarios saben que si están con el presidente, no se les castigará ningún delito. La lucha es contra la corrupción ajena. La de casa no solo no se persigue ni se condena, sino que se exalta como una gesta heroica.

Carlos Loret de Mola, periodista mexicano, ha trabajado en televisión, radio y prensa, donde ha encabezado noticieros líderes en audiencia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *