Macron apunta a la política europea

Hasta el ataque terrorista en un mercado del sur de Francia el 23 de marzo, el Presidente francés Emmanuel Macron había estado pensando en lanzar una nueva campaña política a nivel europeo. Aunque se ha pospuesto el lanzamiento oficial, el último proyecto de Macron sigue siendo central para su presidencia y su concepción del poder.

La Grande Marche pour l’Europe” de Macron imitará el programa que puso cabeza abajo a los partidos políticos franceses predominantes y transformó su movimiento La République En Marche! en una fuerza política en 2017. A lo largo de seis semanas, despachará a diez ministros y 200 parlamentarios a investigar las opiniones sobre Francia y los asuntos europeos del pueblo francés. Tras ello, los resultados se tendrán en cuenta para el desarrollo de una plataforma que pueda derrotar a los partidos populistas y euroescépticos en las elecciones de 2019 al Parlamento Europeo.

Macron ha persuadido a todos los demás estados miembros de la UE (excepto Hungría y el Reino Unido) a que realicen consultas similares, con la esperanza de que sienten las bases para las reformas a nivel de toda la UE que propuso en sus importantes discursos en Atenas y la Sorbona el año pasado.

Para entender todo el alcance de las ambiciones de Macron debemos pensar en los principios que sustentan su visión de mundo y guían su modo de abordar la política. Pocos están más familiarizados con ellos que el historiador y filósofo francés François Dosse, quien no solo fue su profesor en Sciences Po a fines de los años 90, sino que también le presentó a su mentor intelectual, el filósofo Paul Ricoeur, para quien Macron trabajó como asistente de investigación durante dos años.

Dosse publicó hace poco un libro sobre Macron y Ricoeur titulado Le Philosophe et le President (El filósofo y el presidente). Hace unas semanas le visité en su piso de París para hablar de su último trabajo, y explicó que la aproximación de Macron a la reforma europea como una combinación de dos conceptos ricoeurianos fundamentales.

El primero es el “consensus dissensuel”, que puede sonar como una versión pretenciosa de “nadar y guardar la ropa” o “quedarse con el pastel y comérselo”. Pero según Dosse se trata en realidad de recoger fuerzas de la oposición de dos puntos de vista contrapuestos, a diferencia de un enfoque hegeliano, que busca la síntesis entre dos polos. La adopción del modelo ricoeuriano por parte de Macron es evidente en su frecuente uso de la frase “en même temps” (“al mismo tiempo”) cuando describe propuestas de reformas internas paralelas.

De manera similar, la visión de Macron para Europa parece reconciliar lo irreconciliable: su plan es tanto preservar la soberanía de los estados miembros como profundizar la integración de la UE. En lo institucional, esto equivale a apoyar entidades supranacionales mientras se da más flexibilidad en áreas donde los gobiernos nacionales, más que Bruselas, están en mejor posición para solucionar problemas.

En materia de defensa, Macron desea desempeñarse en el marco de los tratados de la UE en vigencia y apoya las propuestas para un acuerdo de Cooperación Estructurada Permanente (PESCO, por sus siglas en inglés) y un Fondo de Defensa Europeo. Pero también tiene en mente avanzar más allá de los marcos actuales de la UE, e incluso de la OTAN, para crear una Iniciativa de Intervención Europea (EII) que opere junto con fuerzas expedicionarias británicas, estadounidenses y de otros aliados.

En cuanto a temas migratorios, Macron desea asegurar las fronteras externas de Europa y que la carga de los refugiados se comparta en toda la UE. En el corto plazo, está presionando para llegar a un acuerdo entre los estados miembros de la UE sobre cuotas de refugiados. Pero en el largo plazo apoya una mayor armonización de los sistemas de asilo, o incluso la creación de una agencia de asilo central de la UE.

Macron también espera conciliar ideas opuestas sobre el euro. Mientras impulsa reformas en Francia que reduzcan los riesgos de contagio financiero, está llamando a un presupuesto y un ministerio de finanzas en común para la eurozona que haga la unión monetaria más resistente a crisis futuras.

Más allá de estas áreas, Macron quiere impulsar la innovación en el ámbito digital, creando una versión europea de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de Estados Unidos (DARPA). Al mismo tiempo, quiere proteger la soberanía nacional en la era digital a través de normativas y un enfoque fiscal común.

El segundo concepto ricoeuriano que apuntala la cosmovisión de Macron es la idea de una “refundación” europea. Si bien la primera ola de la integración europea se limitó en gran medida a la economía, Macron ahora quiere centrarse en la política y la cultura, comenzando con las elecciones al Parlamento Europeo que se realizarán en año próximo.

Cuando Macron mira la escena política de la UE, ve cárteles de partidos estancados tan maduros para la disrupción como lo estaban los partidos convencionales franceses en 2017. Por ejemplo, ha preguntado con sorna al Partido Popular Europeo (PPE) de centroderecha cómo un grupo parlamentario puede llamarse a sí mismo democratacristiano si incluye los partidos del ex Primer Ministro italiano Silvio Berlusconi y el Primer Ministro húngaro Viktor Orbán.

Macron también reconoce que el declive de la centroizquierda en Europa -junto con el inminente éxodo de diputados laboristas británicos tras el Brexit- ha dejado un gran vacío que se tiene que llenar. Para ello, ha pensado en crear un movimiento “En Marche!” paneuropeo que pueda nominar su propio Spitzenkandidat a la presidencia de la Comisión Europea. De hecho, ya ha habido algunas conversaciones para posicionar para ese papel a Margrethe Vestager, actual Comisionada Europea de Competencia.

Inicialmente, los macronistas habían planeado reclutar defectores de otros grupos partidarios para luego aliarse con la Alianza de los Liberales y Demócratas para Europa, de inclinaciones izquierdistas. Pero la creación de una En Marche! europea podría significar que también intentarán sobrepasar a la ALDE. En todo caso, la Canciller alemana Ángela Merkel insistirá en un candidato conservador a la presidencia de la Comisión, por lo que Macron podría intentar usar eso para negociar concesiones en otros temas.

Queda mucho por verse, pero ya está claro que Macron ha traído un nuevo modo de pensar a la política europea. En su visión, en Europa solo es posible ejercer la soberanía a nivel de la UE. Está llevando a Francia desde la Quinta República a una Sexta República que ya no es estrictamente franco-francaise, sino verdaderamente europea.

Mark Leonard is Director of the European Council on Foreign Relations. Traducido del inglés por David Meléndez Tormen.

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