Madrid, capital mundial del fútbol

Hace ya muchos años que el fútbol es mucho más que un deporte. Sin dejar de ser uno de los deportes más completos y, por supuesto, más espectaculares que existen. Porque los futbolistas siempre han sido de los deportistas más completos, y jugar bien al fútbol exige unas condiciones y unas cualidades excepcionales. El jugador de fútbol tiene que ser rápido y resistente, fuerte y habilidoso, inteligente y perspicaz, imaginativo y luchador. Tiene que ser un atleta y, al mismo tiempo, un mago del balón.

Madrid, capital mundial del fútbol

Probablemente por ser un deporte muy exigente en el esfuerzo físico y, a la vez, enormemente espectacular, hace ya mucho tiempo que se convirtió en un espectáculo de masas, en el espectáculo que mueve más masas en todo el mundo.

Esta condición de gran espectáculo de masas que ha adquirido el fútbol lo ha convertido también en una actividad económica de primer orden, hasta el punto de que puede llegar a ser considerado una verdadera industria, y de primer orden. Y, desde luego, los clubes de fútbol más importantes del mundo son hoy equiparables a las grandes multinacionales.

Claro que el proceso para llegar a ser uno de esos grandes clubes es largo y complicado. Hace falta, para empezar, que en lo deportivo funcione, es decir, que el equipo juegue bien, gane las competiciones en las que participa y entusiasme a sus seguidores. Para conseguir esto hay que acertar con el entrenador, hay que cuidar la cantera y hay que saber fichar los jugadores más adecuados en el mercado mundial porque el fútbol, como la gran actividad económica que ya es, se mueve en un mercado globalizado.

Además, la experiencia nos está enseñando que los grandes clubes no se hacen sólo a base de dinero, sino que también tienen que estar arraigados en una comunidad que los perciba como algo muy suyo. En definitiva, tienen que contar con unos seguidores que se identifiquen con su historia, con su palmarés, con sus figuras del pasado y con una determinada idiosincrasia que esos clubes representan. De ahí que todos los grandes clubes del mundo, como el Real Madrid, el Atlético de Madrid o el Barça, tengan una historia centenaria y sean para sus seguidores el símbolo de una determinada manera hasta de entender la vida. Y lo mismo pasa con los extranjeros y ahí está el ejemplo del Manchester United, el Bayern o el Milan, auténticos símbolos y emblemas de sus ciudades y hasta de sus naciones.

Pues bien, en medio de ese mundo tan complicado y tan difícil, todos los protagonistas de la vida futbolística española están demostrando una capacidad impresionante para estar a la cabeza de ese entramado, que, como vemos, mueve miles de millones de euros y, sobre todo, atrae y subyuga a millones de hombres y mujeres de los cinco continentes.

Los éxitos de los clubes españoles, los de la Selección Nacional Española y los de muchos de nuestros futbolistas que triunfan en España y en el extranjero son un hecho indiscutible.

En unos momentos de crisis económica y de cierto pesimismo como los que estamos viviendo en los últimos años, puede ser bueno mirar lo que está pasando con el fútbol español donde se suceden los éxitos. Y no sólo para pasarlo bien viendo los partidos en los que juegan – y ganan– equipos españoles ni para compensar con esos éxitos los problemas cotidianos de estos años difíciles. También puede ser bueno aprender algunas enseñanzas que el mundo del fútbol nos está ofreciendo a todos los españoles.

Por ejemplo, la de la liberalización del mercado. España, donde tanto cuesta introducir medidas liberalizadoras en economía, ha sido el país que ha liberalizado mejor que nadie sus empresas futbolísticas. Gracias a eso, juegan hoy en España los mejores jugadores del mundo. Y curiosamente, la presencia entre nosotros de esos cracks del fútbol mundial no sólo no ha anulado el desarrollo de los futbolistas nacionales, sino que nunca como ahora ha habido mejores jugadores españoles, que triunfan en la Selección Nacional, por supuesto, pero también en algunos de los mejores clubes del extranjero.

Si esa apertura del mercado futbolístico la aplicáramos, por ejemplo, al ámbito de la enseñanza a todos los niveles y se contrataran los mejores profesores, aunque no fueran españoles, como ahora se hace con los futbolistas, es evidente que mejorarían nuestras universidades y nuestros colegios. Y no tendríamos que soportar, como ha pasado en la Comunidad de Madrid, que los sindicatos llevaran a los tribunales a la Consejería de Educación por haber contratado a profesores irlandeses para dar clase de inglés, en un intento absurdo de evitar que nuestros alumnos tuvieran profesores nativos de inglés.

Otra de las características de los grandes clubes de fútbol es que se valoran los resultados, y no sólo las buenas intenciones ni siquiera las inversiones. Y ahí tenemos al Atlético de Madrid, que, con un presupuesto muy inferior al de los más grandes, está en la primera fila mundial.

El último gran éxito del fútbol español, al colocar a dos de sus clubes en la final de la Champions, es, sin duda, un motivo de alegría, que para los madrileños es aún mayor, por ser los dos equipos de más solera de nuestra ciudad. Que la competición de clubes más importante del deporte más universal la vaya a ganar un equipo español es una inyección de optimismo nacional. Si somos capaces de crear, sostener y animar los mejores clubes de fútbol, tenemos que ser capaces también de sacar adelante muchas otras actividades fundamentales para el desarrollo de nuestra economía. Quizás sólo tenemos que fijarnos un poco más en cómo hacen las cosas esos clubes y copiar algunos de sus métodos.

Esperanza Aguirre, presidente del PP de Madrid.

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