Malos precedentes engendran malos presidentes

Durante su mandato, el presidente Iván Duque ha nombrado a personas poco calificadas para cargos técnicos, diplomáticos y del alto Gobierno. También ha buscado intervenir en la próxima elección a partir de una generosa y conveniente política de subsidios y festivos tributarios. Con estas movidas, el presidente del Centro Democrático ha sentado un pésimo precedente que podrá ser aprovechado por el próximo ocupante del solio de Bolívar en detrimento de la democracia en Colombia.

Durante el fin de semana, una cosa quedó clara con una nueva ronda de debates presidenciales de las tres coaliciones distintas, la del Equipo por Colombia (derecha), la de la Coalición Centro Esperanza (centro) y la del Pacto Histórico (izquierda), y es que mientras la derecha y el centro consideran que en Colombia existe una democracia, la izquierda no. Esto no solamente tiene que ver con el amplio historial en Colombia de segregacionismo racial, centralismo y desigualdad, sino también se refiere a la erosión de la calidad de la democracia que ha ocurrido durante la actual Administración.

Existe, además, una percepción de nepotismo en el nombramiento de algunos personajes a altas dignidades por parte del Gobierno. Según Transparencia Internacional, el nepotismo es “una forma de favoritismo basado en conocidos y relaciones familiares, por la cual alguien en un cargo oficial explota su poder y autoridad para proporcionar un trabajo o favor a un familiar o amigo, aunque no esté calificado o no lo merezca”.

Los ejemplos abundan.

En febrero de 2021, Duque nombró a Bibiana Taboada como codirectora del Banco de la República. A pesar de contar con credenciales de economista de la Universidad de los Andes y maestría en Administración pública de Harvard, su nombramiento levantó ampolla por ser también hija de Alicia Arango, exministra del Interior y Embajadora ante la ONU, quien se destacó por haber impulsado la candidatura de Iván Duque adentro del Centro Democrático en 2018.

También en febrero de 2021, Duque nombró a Diego Molano como nuevo ministro de Defensa en remplazo del fallecido Carlos Holmes Trujillo. Entre las cualificaciones del nuevo ministro, Duque destacó que Molano, quien anteriormente fue concejal de Bogotá y director del Departamento Administrativo de la Presidencia, era hijo de militar y egresado de un colegio de las fuerzas armadas.

El fiscal general, Francisco Barbosa, quien se ha autoproclamado como el mejor y más preparado fiscal de la historia, un cargo que él ha descrito como el segundo más importante después de la presidencia, es también uno de los mejores amigos de la Universidad de Iván Duque en donde juntos estudiaron Derecho.

Existe la percepción de que algunos compañeros de colegio del Presidente, como la magistrada de la Corte Constitucional Paola Meneses, se beneficiaron del mecenazgo de Duque. Meneses fue ternada por Duque y elegida por el Senado de la República. Sin embargo, algunos abogados constitucionalistas opinaron que muchos otros abogados con experiencia en la rama judicial estaban mejor posicionados para ser nominados.

Otro caso sonado es el de Andrés Barreto, actual superintendente de Industria y Comercio y otrora presidente de la Unidad de Trabajo Legislativo (UTL) de Iván Duque. Barreto fue nominado por Duque para ser Juez de la Corte Penal Internacional, pero en su examen de admisión el tribunal observó su poca familiaridad con el derecho penal internacional, el derecho internacional humanitario o el procedimiento penal; tres ramas del derecho fundamentales para la CPI. Sin embargo, nadie duda que su relación con Duque era su principal activo.

¿Podemos esperar algo diferente de un sucesor?

El mal precedente que ha sentado el presidente Duque en términos de separación de poderes, nombramiento de políticos poco idóneos en cargos técnicos y diplomáticos, y el uso abiertamente electoral de la política de subsidios y días sin IVA será aprovechado por un sucesor populista.

El argumento que podrá utilizar algún sucesor populista es claro: si lo hizo Iván Duque, ¿por qué yo no? Eso aplicará en ternas de jueces y magistrados, nombramiento de codirectores del Banco de la República, terna para fiscal, procurador y defensor del Pueblo, nombramientos diplomáticos. También puede pasar con la política de subsidios, adecuadamente manejada por los técnicos del Departamento Nacional de Planeación (DNP) durante la pandemia, pero que el gobierno ha politizado, realizando los giros del subsidio Ingreso Solidario durante época electoral y decretando el día sin IVA el viernes antes de las elecciones legislativas y la segunda vuelta electoral.

Actualmente, Gustavo Petro, quien ha afirmado que no cree que Colombia sea una democracia, puntea las encuestas. En el debate, Petro aludió a la falta de balance político en la junta directiva del Banco de la República como un tema que durante su administración sería corregido. Esto encendió alarmas entre la derecha, que tildó a Petro de irresponsable por insinuar cambios con tinte político al emisor. Sin embargo, el argumento de Petro fue sencillo: “el grupo político [favorable a los intereses del Gobierno] ya controla la totalidad de los integrantes de la junta directiva del Banco de la República”.

La popularidad de Petro resalta la frustración que existe en el país por los privilegios injustificados de las élites y las personas poco calificadas, pero bien conectadas – como los amigos del presidente Duque–. Esta frustración ha llevado a que otros candidatos antisistema como Rodolfo Hernández o Ingrid Betancourt también aumenten sus posibilidades electorales en el ciclo actual. Ninguna de sus actuaciones evidencia que se comportarían distinto al presidente de llegar a la Casa de Nariño. Gustavo Petro ha impulsado la candidatura de sus parientes a distintos cargos de elección popular. La sobrina de Betancourt es actualmente cabeza de lista de la Coalición de la Esperanza a la Cámara de Representantes por Bogotá. Hernández es acusado de haber favorecido a sus hijos en contratación pública en Bucaramanga, donde fue alcalde.

Iván Duque pensó que con esos nombramientos estaba anotando un gol, asegurándose influencia más allá del fin de mandato, pero lo que terminó haciendo fue debilitando la democracia y abriendo la puerta para que el próximo Gobierno use la misma estrategia.

Sergio Guzmán es el director de Colombia Risk Analysis, una consultora de riesgos políticos en Bogotá.

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