La semana pasada se presentó en Barcelona un manifiesto que defiende la necesidad de la unión del constitucionalismo, sobre todo en Cataluña. Hoy estaremos en Madrid, en el Club Siglo XXI. El Manifiesto Constitucionalista nace para evitar lo que Juan Milián Querol define, en su libro ‘El proceso español’, la procesización de España o, lo que es lo mismo, impedir que Bildu y Esquerra colonicen las instituciones del Estado. No nos parece admisible que haya negociación ni cesión competencial alguna con partidos e instituciones, como la Generalitat de Cataluña, que no sean leales al país y estructura común de la que forman parte. Nuestro objetivo es acabar con la infrarrepresentación de los catalanes no separatistas, fruto de la división de las fuerzas políticas en cuatro opciones distintas (Vox, Cs, Barcelona pel Canvi y PP). El manifiesto es novedoso porque es en positivo y en los últimos años las iniciativas políticas que en Cataluña han alcanzado cierta relevancia se han caracterizado por ir contra algo o alguien.
En el Ayuntamiento de Barcelona, contra la iniciativa privada. Se ataca tanto a hosteleros, comerciantes, plataformas digitales, inversores internacionales, como a la Corona. Hoy en lo único en lo que existe consenso en Barcelona es en que Madrid nos ha superado en todos los frentes. ¡Lo cree así hasta Gerard Piqué o Miquel Iceta! Desde la Generalitat se actúa contra España, la Judicatura o la Policía, contra los catalanes no independentistas, contra los que quieren hablar en castellano en clase o en el trabajo, e incluso contra los catalanohablantes ‘infieles’. El manifiesto se expresa a favor de una Cataluña emprendedora, leal a España, que no mira a nadie por encima del hombro ni discrimina por motivo alguno. A favor de los catalanes que quieren trabajar, pagar impuestos justos y que no se usen para insultarles o limitar sus libertades. A favor de la libertad de cátedra, lingüística, de manifestación y expresión en cualquier lugar, incluido un campus universitario o cualquier municipio catalán. A favor de que las instituciones presten su atención a aquellos que lo requieren y no a élites ensimismadas llenas de resentimiento entre ellos y hacia los demás.
En el manifiesto se constata que lo que une a los militantes de PP, Vox, Cs, BCN pel Canvi y a la mayoría de los votantes del PSC es mucho más que los matices que nos separan. El manifiesto destaca una triste realidad: en 800 ayuntamientos catalanes miles de personas no independentistas no tienen un representante en el Ayuntamiento y, por tanto, son comunidades donde España no está presente. El manifiesto pone el acento en que en Tarragona, Lérida y Gerona más de 250.000 catalanes no tienen voz en el Congreso porque los partidos constitucionalistas no obtienen representación parlamentaria. Esta falta de representación es lo que facilita que Bildu y ERC marquen la agenda política española. Fue Montse Bassa, diputada de ERC, la que dijo: «Me importa un comino la gobernabilidad de España». El manifiesto recuerda a todos los españoles que Cataluña no es solo el independentismo, de la misma forma que España no es solo Sánchez o Casado. Lo que hoy se entiende por hablar con Cataluña es sentarse a atender el chantaje de Junqueras y Puigdemont. Los firmantes del manifiesto no pretendemos decirle a los partidos políticos qué deben hacer, pero sí constatamos que en las últimas elecciones en el Parlament de Cataluña la representación constitucionalista se redujo a la mitad y, en consecuencia, creemos que la sociedad catalana debe movilizarse para evitar la perpetuación del populismo radical en Cataluña y la toma del poder por parte de dicho populismo radical en el conjunto de España.
Joan López Alegre es portavoz Manifiesto Constitucionalista.