Mantener el avance de Ucrania

Tras un crescendo de una violencia terrorífica, el alzamiento ucraniano ha tenido un resultado sorprendentemente positivo. Contra lo que se esperaba racionalmente, un grupo de ciudadanos armados con poco más que palos y escudos hechos con cajas de cartón y tapas de cubos de basura de metal arrolló a una fuerza de policía que disparaba con armas de fuego. Hubo muchas víctimas, pero los ciudadanos prevalecieron. Fue uno de esos momentos históricos que dejan una huella duradera en la memoria colectiva de una sociedad.

¿Cómo ha podido ocurrir algo así? El principio de incertidumbre en la mecánica cuántica de Werner Heisenberg ofrece una metáfora apropiada. Según Heisenberg, los fenómenos subatómicos pueden manifestarse como partículas u ondas; de forma similar, los seres humanos pueden alternar entre actuar como partículas individuales o como componentes de una onda mayor. Dicho de otro modo, la imprevisibilidad de acontecimientos históricos como los habidos en Ucrania tiene que ver con un elemento de incertidumbre en la identidad humana.

La identidad de las personas está compuesta de elementos individuales y elementos de unas unidades mayores a las que pertenecen y la repercusión de las acciones de las personas en la realidad depende de los elementos que predominen en su comportamiento. Cuando el 20 de febrero los ciudadanos lanzaron en Kiev un ataque suicida contra una fuerza armada, su sensación de representar a “la nación” superaba con mucho su preocupación por su mortalidad individual. El resultado fue el de que una sociedad profundamente dividida pasara de estar al borde de la guerra civil a tener una sensación de unidad sin precedentes.

Que esa unidad dure o no dependerá de cómo reaccione Europa. Los ucranianos han demostrado su lealtad a una Unión Europea que está, a su vez, totalmente dividida, con una crisis del euro que enfrenta a países acreedores y países deudores. Ésa es la razón por la que la UE fue superada completamente por Rusia en las negociaciones con Ucrania sobre un Acuerdo de Asociación.

La UE, fiel a sí misma, ofreció, bajo la dirección de Alemania, demasiado poco a Ucrania y le exigió demasiado. Ahora, después de que el compromiso del pueblo ucraniano con unos vínculos más estrechos con Europa avivara una insurrección popular lograda, la UE, junto con el Fondo Monetario Internacional, está preparando un plan de rescate de muchos miles de millones de euros para salvar el país del desplome financiero, pero no será suficiente para mantener la unidad nacional que Ucrania necesitará en los próximos años.

Yo creé la Fundación Renacimiento en Ucrania en 1990, antes de que el país consiguiera la independencia. La Fundación no ha participado en el reciente levantamiento, pero sí que ha servido para defender a aquellos contra los que iba dirigida la represión oficial. Ahora está dispuesta a apoyar el profundo deseo de los ucranianos de crear instituciones democráticas muy sólidas (sobre todo, una judicatura profesional e independiente), pero Ucrania necesitará asistencia exterior que sólo la UE puede prestar: conocimientos técnicos de gestión y acceso a los mercados.

En la notable transformación de las economías de la Europa central habida en el decenio de 1990, los conocimientos técnicos de gestión y el acceso a los mercados fueron consecuencia de unas inversiones enormes de empresas alemanas y de otros países de la UE, que integraron a los productores locales en sus cadenas mundiales de valor. Ucrania, con su capital humano de gran calidad y su economía diversificada, es un destino potencialmente atractivo para la inversión, pero, para hacer realidad ese potencial, hay que mejorar el ambiente para los negocios en toda la economía y en los sectores particulares: abordando sobre todo la corrupción endémica y el débil Estado de derecho, que están disuadiendo a los inversores nacionales y extranjeros.

Además de fomentar la inversión extranjera directa, la UE podría prestar apoyo para capacitar a los directores de las empresas locales y ayudarlos a formular sus estrategias de negocio, con prestadores de servicios remunerados con una participación en el accionariado o en los beneficios. Una forma eficaz de prestar el apoyo a un gran número de empresas sería la de combinarlo con líneas de crédito proporcionadas por bancos comerciales. Para fomentar la participación, el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) podría invertir en empresas junto con inversores locales y extranjeros, como hizo en la Europa central.

Así, Ucrania abriría su mercado interior a los productos manufacturados o montados por sucursales de propiedad, total o parcial, de empresas europeas, mientras que la UE fomentaría el acceso al mercado de las empresas ucranianas y las ayudaría a integrarse en los mercados mundiales.

Espero y confío en que Europa, bajo la dirección de los dirigentes alemanes, esté a la altura de las circunstancias. Llevo años sosteniendo que Alemania debe aceptar las responsabilidades y obligaciones de su posición dominante en Europa. Hoy, Ucrania necesita un equivalente moderno del Plan Marshall, mediante el cual los Estados Unidos contribuyeron a la reconstrucción de Europa después de la segunda guerra mundial. Alemania debe desempeñar el mismo papel que los EE.UU. entonces.

Sin embargo, debo acabar con un aviso de prudencia. El Plan Marshall no incluyó a la Unión Soviética, con lo que reforzó la división de Europa por la Guerra Fría. Una repetición de la Guerra Fría causaría un daño inmenso tanto a Rusia como a Europa y, más que a nadie, a Ucrania, situada entre las dos. Ucrania depende del gas ruso y necesita el acceso a los mercados europeos para sus productos, por lo que debe tener buenas relaciones con las dos partes.

También a este respecto, Alemania debe tomar la iniciativa. La Canciller Angela Merkel debe extender la mano al Presidente Vladimir Putin para velar por que Rusia sea un socio y no un oponente en el renacimiento ucraniano.

George Soros is Chairman of Soros Fund Management and Chairman of the Open Society Foundations. A pioneer of the hedge-fund industry, he is the author of many books, including The Alchemy of Finance, The New Paradigm for Financial Markets: The Credit Crisis of 2008 and What it Means and The Tragedy of the European Union. Traducido del inglés por Carlos Manzano.

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