Más allá del mero crecimiento del PIB en China

China debe su milagro de crecimiento económico principalmente a los gobiernos locales. Pero, a medida que el país intenta construir una economía más moderna y sostenible, dentro de un contexto de menor crecimiento en general, los gobiernos locales necesitan adaptarse. ¿Qué pasará cuando lo hagan?

A pesar de alguna ocasional intervención inapropiada, los gobiernos locales han sido muy exitosos en la preservación del mercado y en la promoción del espíritu empresarial a lo largo de las últimas tres décadas, más o menos. Los gobiernos locales promovieron las inversiones en infraestructura local, frenaron la burocracia, crearon un entorno empresarial atractivo y promulgaron políticas de apoyo preferenciales a corto plazo. Sin embargo, el crecimiento del PIB siempre fue su principal – y, en cierto sentido, su único – objetivo.

Este enfoque en el crecimiento del PIB es un resultado directo de los incentivos creados por el Partido Comunista de China (PCCh), que desde hace tiempo asciende a los funcionarios locales basándose, de manera exclusiva, en las ganancias del PBI que dichos funcionarios supervisaron. Según una investigación reciente de Li Xing y sus colegas, esta competencia política provocó que los objetivos de crecimiento del gobierno central se amplificaran significativamente a nivel local: a menor nivel de gobierno, más ambiciosos fueron los objetivos.

De hecho, para acrecentar sus posibilidades de ascenso, los funcionarios locales procuran exceder incluso los objetivos más altos establecidos, considerándolos como un límite inferior. Por ejemplo, la investigación de Li mostró que durante el período 2006-2010, el objetivo promedio de crecimiento provincial fue 10,15% – es decir, 2,6 puntos porcentuales más alto que el objetivo del gobierno central. No obstante, la tasa de crecimiento provincial real para ese período fue, en promedio, 13,07% – casi seis puntos porcentuales más alta que el objetivo del gobierno central. Esos objetivos garantizaron que, sea cual sea el crecimiento del PIB que los gobiernos locales alcanzaran, dichos gobiernos siempre estaban esforzándose por lograr más crecimiento.

Sin embargo, las cosas han comenzado a cambiar en los últimos años, y la brecha entre los objetivos de crecimiento a nivel nacional y a nivel local se está estrechando progresivamente. De acuerdo con mis estimaciones, desde el año 2013, las tasas de crecimiento reales de las provincias costeras del oriente han sido sólo ligeramente más altas que sus tasas objetivo – ubicándose muy lejos del entre 3 a 4% de crecimiento excedente registrado en los diez años anteriores. En el caso de algunas provincias del interior de China, como por ejemplo Mongolia Interior, incluso el cumplimiento de los objetivos establecidos resultó ser difícil, al punto de que no lograrlos se considera aceptable.

Esto refleja, en parte, que las perspectivas de crecimiento del PIB se están debilitando, aunque la disminución real puede no ser tan grande como aparenta serlo. El año pasado, funcionarios de Liaoning, Tianjin y Mongolia Interior reconocieron públicamente que en el pasado habían sobreestimado sus contribuciones al crecimiento. El posterior anuncio sobre que, a partir del próximo año, la Oficina Nacional de Estadísticas en Beijing tomaría el liderazgo con respecto a la contabilización a nivel local del PIB – junto con la creciente aceptación de tasas de crecimiento más bajas – instigó a los gobiernos provinciales a reevaluar sus estadísticas publicadas.

Los resultados fueron taxativos: la tasa nominal de crecimiento del PIB publicada para las 31 provincias de China bajó del 13,8% en el tercer trimestre del año 2017 al 4,3% en el cuarto trimestre, a pesar de que el PIB general de China se mantuvo constante. En el caso de nueve provincias – entre las cuales se encuentran Shanghái, Zhejiang y Shandong – la tasa nominal de crecimiento del PIB se tornó en negativa.

Si bien esta desaceleración puede ser motivo de preocupación, especialmente en los lugares donde el crecimiento se ha tornado en negativo, no es del todo mala. Al fin y al cabo, desde tiempo atrás los economistas han criticado a los gobiernos locales de China por su excesivo enfoque en el crecimiento del PIB, mismo que no toma en cuenta los componentes importantes del bienestar humano, como por ejemplo la salud física y un medio ambiente limpio.

Para abordar esta falla – a la par de que se hace frente a condiciones económicas que simple y llanamente no pueden generar un crecimiento de dos dígitos de manera indefinida – los principales líderes de China, durante el transcurso de los pasados cinco años, comenzaron a cambiar la forma en la que evalúan el desempeño de las autoridades locales. Ahora, los gobiernos locales tendrán que ir más allá del mero crecimiento del PIB, ellos deben trabajar en pos de transformar y mejorar la economía local, promover la innovación tecnológica, proteger el medioambiente, reducir la pobreza, y mitigar los riesgos financieros.

El objetivo, por supuesto, es emplear la capacidad demostrada de los gobiernos locales en cuanto a generar cambios para abordar algunos de los desafíos más apremiantes de China. Sin embargo, el hecho que el crecimiento del PIB es mucho más fácil de medir en comparación con muchos de estos nuevos indicadores significa que el muy alabado sistema de incentivos de China está a punto de volverse más complicado y menos certero.

En el XIX Congreso Nacional del PCCh, los líderes chinos recordaron a los funcionarios locales que, cuando se trata de crecimiento, ellos deberían centrarse en la calidad, no en la cantidad. Este es un paso positivo y necesario. Pero, si los gobiernos locales tienen que lograr el mismo nivel de éxito que alcanzaron cuando su objetivo era el crecimiento del PIB, los líderes de China necesitarán encontrar una alternativa al actual sistema de incentivos y una forma de disciplinar a sus funcionarios locales, quienes en el pasado prestaron tan buenos servicios al desarrollo económico del país. Y, ese será un grave desafío.

Zhang Jun is Dean of the School of Economics at Fudan University and Director of the China Center for Economic Studies, a Shanghai-based think-tank. Traducción del inglés: Rocío L. Barrientos.

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