Médicos enfermos

Por Jordi Cervós, neuropatólogo y rector emérito de la Universitat Internacional de Catalunya (EL PERIÓDICO, 28/04/06):

Desde hace días, estamos recibiendo noticias de huelgas en el sector sanitario. Aunque nos hayamos acostumbrado a movilizaciones de protesta de todo tipo de colectivos, siempre tienen un sabor especial cuando los paros afectan a la sanidad. Es molesto que te cancelen un vuelo que tenías planeado, que no funcionen el metro o los ferrocarriles. Sin embargo, aunque también estas circunstancias pueden ocasionar graves inconvenientes, en el caso de los médicos, enfermeras y demás personal sanitario siempre repercute sobre algo tan sensible como el paciente enfermo. ¿Qué es lo que está pasando en el sector sanitario?
Hace algunas semanas se anunció un superávit extraordinario en los ingresos del Estado en el año 2005, incluidos los de la Seguridad Social. Se trata de un hecho histórico, el primer superávit de la democracia, y alcanza casi los 10.000 millones de euros. ¿Como se consiguió este ahorro o a costa de qué se consiguió? Las listas de espera para la atención médica, sobre todo si se trata de especialidades, son bien conocidas y frecuentemente comentadas.
Lo que no se conoce tan bien es que España, antes de la ampliación de la Unión Europea, era el vagón de cola sanitario y el segundo país de la UE que dedicaba menos dinero a gasto social, que se distribuye aproximadamente en vejez (sobre todo pensiones), un 46,4%, y en sanidad, un 27,3%. Probablemente la situación haya variado algo después de la entrada de los países de Europa oriental; hay que esperar las nuevas estadísticas. Pero completamente a la cola de los otros 14 países de la antigua UE están los salarios de los médicos españoles.

EL PROMEDIO en España es de 34.500 euros, y en Inglaterra de 100.000 euros. Especialmente grave es el hecho de que la diferencia entre el inicio de la vida profesional de un médico español, con 33.000 euros, y el final de su vida profesional, con 36.000 euros, es mínimo y, sin duda alguna, el peor de toda la UE. En Italia el sueldo inicial es sólo de 30.000 euros, pero al final de la vida profesional alcanza los 75.000. En Portugal, aunque el salario inicial es poco mejor que el español (35.000 euros), al final de la vida profesional alcanza los 60.000. Todos los demás países tienen cifras más altas, tanto en el inicio como al final de la vida profesional. Hay algunas diferencias en las distintas autonomías, siendo los mejor renumerados los médicos de Navarra. Pero éstas son de poca monta.
La carrera de Medicina es una de las más largas (seis años), luego los médicos deben afrontar un duro examen para acceder a la formación de posgrado que dura entre tres y cinco años, y otro examen para acceder a un puesto fijo al sistema nacional de sanidad. Se comprende que el panorama es descorazonador. Se necesita tener una vocación muy desinteresada para escoger la profesión de médico. Sin embargo, y afortunadamente, sigue habiendo personas jóvenes que eligen cursar esta carrera, y no es de extrañar, pues la satisfacción que da el servicio al paciente supera en gran parte el déficit material. Pero hay límites, sobre todo cuando el ideal del joven estudiante se ve luego maltratado por algunos pacientes que no sólo no son agradecidos, sino que parece que el médico tenga la culpa de su enfermedad. Se tiene la impresión de que con la pérdida del estatus económico relativamente holgado que tenían en otros tiempos, los médicos se han quedado sin parte de su estatus también frente al paciente. A la larga, esta falta de confianza en la autoridad del médico, que no tiene por qué menguar de ningún modo la autonomía del paciente, dificulta el éxito del tratamiento. Si a esto se añade una situación económica muy limitada, que con el paso de los años, si se compara con la de los compañeros del colegio que han escogido otra profesión mejor retribuida, es cada vez más notoria, hay que estar blindado de idealismo para no sentirse frustrado.

LA MISERIA del sistema sanitario español no se limita a los médicos. Es indignante que enfermeras que terminan la carrera hayan de ir a trabajar a otros países europeos como Inglaterra o Italia donde faltan profesionales. Pero aquí hay escasez porque la relación del número de pacientes por enfermera en España es el doble o más que en otros países. Mientras que en España hay una enfermera para un promedio de entre 14 y 16 pacientes, en el resto de la UE el promedio es de 8 pacientes por una enfermera, y en California es de una por cada 6 o 7 pacientes.
Por ello y a pesar del mal sabor de boca que nos deja siempre una huelga que va en perjuicio también de las personas enfermas, hay que reconocer que está justificada. Afortunadamente los servicios de urgencias siguen funcionando, como es lógico, pues, aunque mal pagados, los médicos y todo el personal sanitario mantienen la ética de su profesión, conscientes de su deber frente a la sociedad.