Mejoremos la eficiencia del sistema sanitario

El Ministerio de Sanidad ha propuesto afrontar la falta de médicos del sistema sanitario español con dos medidas: importando médicos y formando más médicos en las universidades españolas. Espero que el nuevo equipo ministerial tenga otros planes y corrija esta política

Si sólo se aplican estas medidas, difícilmente se resolverá el problema de la falta de médicos, si aumenta al mismo ritmo que en estos últimos años la población residente en España y si no se frena el consumo sanitario de los españoles. Por otra parte, las medidas propuestas por el ex ministro Soria tienen sus inconvenientes. Importar médicos descapitaliza de profesionales preparados países en vías de desarrollo y puede contribuir a frenar el progreso de estos países. Además, estos profesionales inmigrantes necesitan de un tiempo de aclimatación para resolver sus dificultades idiomáticas, de conocimiento del sistema sanitario español y de la idiosincrasia de sus pacientes. El aumento de la producción de más médicos españoles es también una mala solución. Primero, porque nunca sería una solución inmediata, sino a 10 años vista, ya que este es el tiempo necesario para preparar un médico: seis años de facultad y cuatro de aprendizaje de la especialidad. Por otra parte, pedir a la universidad que forme más médicos sin darle más recursos sería arriesgado, porque formar médicos por encima de la capacidad formativa del sistema universitario comporta el riesgo de que disminuya su preparación. Formar un médico cuesta 60.000 euros. Por tanto, parece razonable que, en la situación económica actual, busquemos otras fórmulas.

Es paradójico constatar que sufrimos falta de médicos, cuando somos uno de los países con una tasa más elevada de médicos por mil habitantes. En España se calcula que está en 3.8, mientras que en la mayoría de países de la Unión Europea está entre 2.8 y 3.3. Esta paradoja de que falten médicos en el país con más médicos se podría explicar considerando las siguientes hipótesis: a) existe en nuestro sistema sanitario mayor frecuentación que en los demás países, y por tanto esta mayor demanda requiere más profesionales y b) la eficiencia de nuestro sistema es deficiente porque exige un muy elevado número de médicos para hacerlo funcionar. Ambas hipótesis son ciertas y si se aplicara un esfuerzo decidido para corregirlas, la necesidad de médicos disminuiría.

Frenar el consumo sanitario innecesario es difícil, pues exigiría la aplicación de un conjunto de medidas: pedagógicas unas, para convencer a la población de que haga un buen uso de los recursos, disuasorias otras, como la corresponsabilización económica del usuario en determinadas prestaciones, y también organizativas, como sería reestructurando las áreas que reclaman más médicos, como los servicios de urgencias de los hospitales y la atención primaria, para hacerlos más resolutivos, más satisfactorios para los pacientes y más gratificantes para los profesionales.

Los médicos venimos reclamando cambios porque la falta de profesionales afecta gravemente nuestras condiciones laborales: más trabajo, dificultad para hallar sustitutos para vacaciones o por enfermedad, menos tiempo para participar en actividades formativas. El Consejo de la Profesión Médica ha formulado recomendaciones sobre cómo afrontar esta situación. Entre ellas se indica la conveniencia de reformar los servicios de urgencias, con personal más especializado, y modificar la atención primaria para permitir que los médicos de familia puedan organizar más racionalmente su trabajo: formar equipos asistenciales potentes con el personal de enfermería, flexibilizar los horarios de la jornada de trabajo, aumentar la capacidad de resolución de problemas asistenciales, especialmente si se encuentra salida a las situaciones de dependencia, y adecuar sus retribuciones al trabajo efectuado. En definitiva introducir reformas para que el médico se sienta cada vez menos un funcionario y cada vez más un profesional con aspiración a la excelencia.

Necesitamos que administración sanitaria, médicos y enfermería rediseñen la organización sanitaria con la vista puesta en mejorar su eficiencia. El proyecto que está actualmente elaborándose en Catalunya de innovación en la atención primaria, podría ser un instrumento útil para cumplir con este objetivo. Hay ahora una sintonía entre administración sanitaria y profesionales en el diagnóstico y en las grandes reformas que necesita el sistema. Debemos esforzarnos en coincidir en las soluciones concretas.

También ahora es el momento de considerar el beneficio que aportaría una mayor colaboración y utilización del sistema privado como un mecanismo para quitar presión al sistema público.

Miquel Bruguera, presidente del Collegi Oficial de Metges de Barcelona.