Meloni y el rapto de Europa

De cara a la prosperidad, seguridad y libertad futura de los europeos todos, es decir de nuestros hijos y descendientes, lo más importante acaecido la semana acabada es, con la verdad por delante, el resultado de las elecciones italianas. Y es mucho más que preocupante. No lo decimos por los rasgos conservadores, para algunos “ultra conservadores”, del Partido más votado, el de la Signora Meloni, tan legítimos y democráticos, o más, que los que sustentan la ideología “woke” tan apoyada e introducida (con calzador) por algunos de los Gobiernos que tiene España. Esas cosas suelen responder a modas y sarpullidos histéricos a veces, a reales avances sociales otras veces, y el tiempo suele poner las cosas en su sitio, devolviendo gran parte de la temática a la esfera de la moral individual privada, en libertad. Cierto es que cierto tufo xenófobo, cuando no racista, de algunas expresiones evocan malos tiempos de los que Europa debe haber aprendido. La busca visceral de chivos expiatorios globales ha teñido Europa de los peores crímenes. Pero no estamos ahí.

No, lo que nos importa es el ataque a las estructuras y constructos que deben asegurar la vía hacia la mencionada libertad, la paz y la prosperidad de los futuros europeos. Es en ese campo dónde la victoria contundente de “Fratelli d’Italia” (las primeras palabras del himno nacional) es alarmante. Muy alarmante. Creemos que, en estos momentos de inmensa zozobra, los europeos se ven amenazados por dos inmensas tragedias. La primera y más horrible, con diferencia, es la posibilidad de una guerra abierta, no digamos una guerra poco o mucho nuclear. Confiemos en nuestros protectores, pero es evidente que cuanto más fuerte y unida esté Europa, y muy particularmente la UE, mejor nos podremos salvar o defender. La segunda, que sólo lleva a guerras a largo plazo según indica la Historia, es una vuelta a la Europa post Westfalia, impregnada de nacionalismos enfrentados que dicen colaborar, a una Europa desunida que vaya abandonando las estructuras de integración y de acción común que lleva tejiendo desde el último holocausto. Es un escenario terrible para este nieto de una persona que hizo dos guerras mundiales o para este hijo de quién padeció nuestra guerra civil. Insisto, terrible. Y, sin embargo, un salto hacia ese negro panorama parece suponer la llegada de la derecha anti-UE al Gobierno de la tercera potencia del Euro. Porque, no nos engañemos, hablar de recuperar “soberanía” (como nuestros separatistas regionales) es dirigir un torpedo a la línea de flotación de la UE. La UE se basa en ir compartiendo cada vez más soberanía, y ello a través de la participación en estructuras supranacionales acordadas por todos. Ahora que es evidente que la UE peca por haber llegado tarde, demasiado tarde, trágicamente tarde, para una Defensa común, con su industria de defensa común, su Estado mayor conjunto, etc… o para una política exterior común, o para una política energética común, o para un Ministro de Economía Europeo y un Tesoro Europeo que defiendan el Euro, etc…. pretender volver a “nacionalizar” las políticas estructurales es destruir la UE y desandar el camino hacia la paz la prosperidad y la libertad de los últimos decenios. Y esa es la alarma que provoca la victoria de Meloni en Italia, rápidamente celebrada por sus Partidos falsamente hermanos que quieren destruir la UE. Ese Patrimonio de la Humanidad.

Son momentos de contener doblemente la respiración. Esperemos no llegar a la asfixia.

Coda a modo estrambótico: “Ciertamente la ignorancia de los males venideros no es más útil que su conocimiento” (Cicerón)

Por Enrique Calvet Chambon, ex europarlamentario y Presidente de ULIS.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *