Mercados emergentes 2.0

Mientras Europa pierde uno tras otro sus iconos tecnológicos –el último en caer ha sido Nokia– los mercados emergentes se están haciendo cada vez más fuertes en innovación y tecnología. Algunas de sus empresas ya son líderes mundiales en sus respectivos sectores. Esta es la gran noticia: los mercados emergentes han dejado de ser países de bajo coste y poca intensidad tecnológica. Si bien todos tenemos en mente que su ascenso es imparable, los tópicos sobre ellos todavía abundan. Mejor cuanto más rápido entendamos que se está experimentando un rebalanceo masivo no sólo de las riquezas de las naciones, de los flujos comerciales y financieros, sino que también la innovación y la tecnología se está reconfigurando a favor de los emergentes.

Sólo los cuatro BRIC (Brasil, Rusia, India y China) sumaban el año pasado el 43% de la población mundial, el 21% del PIB del planeta y el 20% de la inversión extranjera directa (casi 205.000 millones de dólares). En menos de una década, el comercio entre ellos se ha disparado, mutiplicándose por diez para alcanzar en el 2012 cerca de 220.000 millones de dólares. Estos cuatro países son ya la segunda, octava, séptima y novena potencia económica mundial respectivamente. China ya cuenta, según datos del 2013, con más empresas entre las 500 de mayor valor (un total de 44), por delante de Reino Unido (33). Lo mismo ocurre con India (12) y Brasil (10) que se colocan ya por delante de España (con seis en el top 500 mundial por valor según el ranking del Financial Times).

Otros, como Singapur, están desbancando a los grandes centros financieros occidentales, en particular suizos (este país es de hecho la primera economía emergente en incorporarse al muy selecto club de los países triple A, con la mayor calidad crediticia internacional). Chile, Turquía o México ya son miembros de la OCDE. Las mayores concentraciones de millonarios están en Qatar, por delante de Suiza (Catar es de hecho el país con el PIB per cápita más elevado del mundo).

Pero, sobre todo, estamos viendo subir de estos horizontes una ola expansiva tecnológica . Ya no estamos hablando de países de mano de obra barata y repletos de materias primas, sino de economías que están descargando a gran velocidad las killer apps tecnológicas. El mayor proveedor mundial de la industria de telecomunicaciones en el 2013 ya no es una empresa americana, francesa o sueca sino china (Huawei). El principal productor mundial de PC ya no es americano sino chino (Lenovo). Una de las empresas más intensivas en I+D del mundo es coreana (Samsung) –también ha desbancado a sus competidores finlandeses y estadounidenses como el mayor productor en el 2013 de teléfonos y dispositivos móviles–. No sólo el centro de gravedad económico del mundo se está desplazando hacia Oriente sino que también el epicentro de la tecnología y la innovación se está desplazando.

Un caso paradigmático de ello es Corea del Sur. En los sesenta este país era más pobre que España o cualquier otro de América latina. En el 2013, los supera a todos en términos de PIB per cápita, por no hablar de desempeño en materia de educación (sale con Finlandia en los primeros países PISA de la OCDE). En 1963 Corea exportaba bienes por un valor equivalente a precios actuales de poco más de 600 millones de dólares, sobre todo productos agrícolas y derivados de la pesca. En el 2013, exportó por un valor superior a 600.000 millones de dólares, sobre todo electrónica, maquinaria, productos químicos y tecnología naval. El gigante Samsung cuenta en sus entrañas con más de 80 empresas y emplea a más de 380 000 personas en el mundo. En el 2013 doblegó incluso a Apple, vendiendo más smartphones y generando más beneficios que la californiana.

Todos seguimos pensando que Silicon Valley es el gran foco omnipotente de la innovación y tecnología a nivel mundial. Sin embargo China ya se coloca como segundo hub mundial de venture capital en el 2013. Hay más start-up por habitante en Israel que en cualquier otro país del mundo: aquí el venture capital per cápita alcanza un récord de más de 140 dólares por habitante, el doble de los 70 registrados en Estados Unidos. Un país como Brasil ya posee un ecosistema de start-up y fondos de venture capital más potente que el de España: en el 2013 este país ya tiene varios fondos de venture dotados con más de 100 millones de dólares para inversiones exclusivamente en el país (España no tiene ningún fondo de este tamaño dedicado exclusivamente a invertir en el país). Grupos de medios como el brasileño RBS han lanzado así e.Bricks, un fondo de más de 100 millones de dólares para invertir en empresas de internet locales.

Los grandes fondos californianos ya se han puesto en marcha hacia ese nuevo Eldorado: también en el 2013 Repoint e.ventures cerró un fondo de 130 millones de dólares para invertir en start-up del país. Los europeos también se están moviendo, en el 2012 el fondo de venture capital asentado en Londres, Atómico, desembarcó en Brasil; un año más tarde Amadeus, otro fondo grande europeo, cerraba con la Telco sudafricana MTN un fondo de 75 millones de dólares para apostar por start-up de países emergentes (África incluida, dónde también las cosas se mueven en países como Kenia o Sudáfrica). Por su parte, Telefónica apostó masivamente por los emergentes, en particular latinos, mediante una red de aceleradoras presente en ocho países del continente (Wayra) y fondos de venture capital presentes en tres de ellos (Amerigo). América Móvil por su parte también ha invertido en el 2013 en start-up. Una de ellas ha sido la inglesa Shazam en la cual tomó un 11%, por unos 40 millones, proponiéndose expandirla a toda la región.

Hasta los fondos soberanos, tradicionalmente más alejados de inversiones en tecnología, se han puesto en marcha. El más activo ha sido el de Singapur, Temasek, uno de los grandes artífices de las principales compañías del país (entre ellas SinTel, el operador de telecomunicaciones). En el 2013, por ejemplo ha invertido, junto con Goldman Sachs, unos 110 millones de dólares en la start-up china Cloudery. Los grupos españoles no se quedaron tampoco inactivos, en particular BBVA que creó un fondo de venture capital de 100 millones (para invertir en Estados Unidos y también ocasionalmente en América latina). En el 2013 participó con una inversión de más de 20 millones de dólares en la startup alemana de servicios financieros SumUp, Lo mismo hizo el Santander con la sueca iZettle en el 2013. Ambos bancos acompañan en la internacionalización de estas start-up europeas, abriéndole camino hacia los mercados emergentes de América latina.

Podríamos aquí imaginar que además de tener responsables basados en España para el mercado nacional estas start-up europeas, llevadas de la mano por bancos españoles hacia América latina, tengan también en la península sus responsables para nuevos mercados (en el caso de iZettle están en Londres y en el caso de SumUp en Berlín) y en todo caso para América latina. ¿Por qué no imaginar que España, Madrid y Barcelona se convierten en un hub para start-up europeas hacia América latina y viceversa, un hub de entrada en Europa para start-up procedentes de América latina y otros emergentes?

Javier Santiso, profesor de Economía de ESADE BUSINESS SCHOOL y vicepresidente de ESADEGEO.

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