México en 2014: ¿Puede Peña Nieto consolidar las reformas?

El año pasado será recordado como un año extraordinario e histórico en México. Varias reformas estructurales y políticas que habían estado pendientes durante 15 años fueron aprobadas por el Congreso del país, respecto a la educación, los mercados laborales, la competencia en telecomunicaciones, la regulación financiera, asuntos fiscales, reglas electorales y de energía.

El gobierno de Enrique Peña Nieto permaneció como el favorito de los inversionistas internacionales a lo largo del año, y recibió niveles récord de inversión extranjera directa en el primer año de su mandato, al cumplir con su agenda de reformas y entregar la legislación necesaria a fin de preparar a México para un ambiente más competitivo en la economía global. Su partido PRI (Partido Revolucionario Institucional) mostró coherencia y unidad a lo largo del año, y los otros principales partidos aceptaron trabajar estrechamente con el PRI para lograr un avance legislativo.

El mayor logro del año fue el proyecto de ley de la reforma energética, el cual fue aprobado por el Congreso el 15 de diciembre. Al abrir el sector mexicano de hidrocarburos a la inversión extranjera por primera vez desde la década de 1930, la reforma no sólo marca un cambio de paradigma en el pensamiento del país en cuanto al petróleo y el gas, sino también ofrece la posibilidad real de que los grandes proyectos de inversión llevarán a un aumento en la producción, reservas fortalecidas y la creación directa e indirecta de cientos de miles de empleos de alta calidad para los ciudadanos mexicanos.

Sin embargo, a pesar de que el gobierno mexicano mantiene su imagen positiva en el ámbito internacional, en casa la popularidad del presidente ha sufrido un serio descenso. Peña Nieto actualmente tiene la aprobación de solo el 44 % de la población mexicana, según una encuesta reciente; se trata de un nivel increíblemente bajo según estándares presidenciales mexicanos.

Las razones detrás de esto son muchas: las decepcionantes cifras de crecimiento económico que han inspirado baja confianza del consumidor, un problema de seguridad pública y violencia asociado con el crimen organizado que se niega a desaparecer a pesar de los repetidos intentos del gobierno por distraer la atención pública del mismo, y un proceso de reforma fiscal que tuvo como resultado el alejamiento del apoyo decisivo de la clase media que fue tan importante para lograr que el PRI y Peña Nieto fueran electos en julio de 2012. El gobierno, por la tanto, está buscando formas de fortalecer su imagen pública durante el 2014, y espera ver tasas más altas de crecimiento económico y un mayor éxito en su lucha por mejorar el estado de derecho.

Para poder alcanzar estos dos objetivos, el gobierno no debe dormirse en los laureles del éxito de la reforma porque aunque los principales cambios legislativos que fueron aprobados por el Congreso de hecho marcan un cambio impresionante, no servirá de mucho si el gobierno no logra aprobar la legislación secundaria que permita la aplicación del espíritu y la letra de la reforma en el mundo real de la política. Es más, una vez se apruebe la legislación secundaria, el gobierno debe encontrar la voluntad política de implementarla, a menudo oponiéndose a grupos de intereses contrarios profundamente arraigados.

Hasta el momento, sin embargo, el historial del gobierno en este tema no es alentador. La reforma educativa que fue aprobada a inicios del año pasado fue seguida por tímidos derechos secundarios y el gobierno muestra poco entusiasmo respecto a la unión nacional de maestros en la fase de ejecución. Peña Nieto no puede cometer el mismo error con la reforma energética. La aprobación de una reforma audaz en diciembre significará poco si no viene acompañada de leyes de interés secundario que crean un fuerte marco jurídico y regulador, junto a instituciones firmes y autónomas, para aumentar la confianza de los inversionistas. Grandes y pequeñas compañas de petróleo y gas por igual están esperando ver qué es exactamente lo que el gobierno hará para crear un campo con reglas justas en el sector en México, y para permitirles maximizar las ganancias de su participación.

Mientras la reforma energética es la más importante de las reformas, el gobierno debe continuar con todas sus reformas económicas para lograr su meta de incrementar el crecimiento económico a la tasa de 4 por ciento del PIB anual que ha prometido. En 2013, la tasa sólo se estableció para alcanzar el 1 por ciento, y esto puede probar ser el factor más importante en impulsar al gobierno para que continúe el proceso de reformas.

México tendrá elecciones a mitad del período en 2015, y si la economía continua como un maullido tímido más que el rugido que se esperaba, el PRI va a ser severamente castigado en las encuestas, lo cual debilitará la posición del partido antes de las próximas elecciones presidenciales en 2018. Por otro lado, el crecimiento ecónomico más fuerte, si se combina con una mejora de la percepción pública de la seguridad pública del estado, podría impulsar al PRI a un desempeño sólido en 2015, lo cual preparará el camino para otra victoria presidencial en 2018. El crecimiento decepcionante durante los últimos 12 meses debería convencer al gobierno de que tiene que aprobar leyes secundarias efectivas, y que tiene que dedicar tanto recursos como capital político a su implementación.

Todo esto indica que el 2014 será otro año fundamental para México y para el presidente Peña Nieto. El "momento" de México nunca se ha materializado en realidad, pero eso podría ser algo bueno; establecer bases sólidas para un crecimiento económico a largo plazo ciertamente es mucho más importante que un breve auge económico, y serán los detalles prácticos de las leyes secundarias lo que pueden hacer que ese futuro sea posible.

Duncan Wood es el director del Instituto de México del Centro Internacional Woodrow Wilson para Investigadores. Las opiniones expresadas en esta nota le pertenecen exclusivamente. Éste es último de la serie de '14 en 2014' , la cual examina lo que le espera este año a países clave.

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