Mi mejor inversión

De joven soñaba con ser médico. Nací en Indonesia a comienzos de los años 50, cuando la mayoría de las familias de mi país carecían de acceso a la atención de salud, por lo que miles de niños morían cada año a causa de enfermedades prevenibles como el sarampión, la polio y la malaria.

Sin embargo, los avances revolucionarios en medicina comenzaron a cambiar la situación y los médicos indonesios eran recibidos como héroes. Yo también quería serlo, así es que estudié intensamente para entrar a la escuela de medicina.

Sin embargo, mis planes cambiaron cuando mi padre cayó enfermo. Era un hombre muy trabajador que hacía bicitaxis en Surabaya, y abandoné la universidad cuando él ya no pudo seguir manteniendo a la familia. Acabé por convertirme en un exitoso empresario, fundando un banco que es hoy una de las mayores instituciones financieras del sudeste asiático.

En retrospectiva, no lamento nada. De hecho, sé que he sido un gran privilegiado. Millones de niños en los países en desarrollo de África, Asia y el Pacífico Occidental se ven empujados a la pobreza extrema cuando uno de sus padres enferma o muere. Y millones más sufren enfermedades que les impiden llevar una vida saludable y productiva.

Por esta razón he decidido invertir $65 millones en el Fondo Global para la Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria. Cuando se creó hace ya una década, la incidencia del VIH iba en aumento en todo el mundo y los medicamentos para tratar el virus seguían siendo prohibitivamente caros. La malaria mataba a un millón de personas al año, especialmente mujeres embarazadas y niños de menos de 5 años. Más de dos millones de personas morían de tuberculosis por carecer de acceso a tratamientos baratos de primera línea.

Desde entonces, el Fondo Global ha desempeñado un papel clave en revertir el curso de la epidemia. A nivel mundial, la incidencia del VIH se ha reducido en un tercio y el costo de los medicamentos para tratarlo ha bajado más de un 99%. La cantidad de hogares africanos en los que se duerme bajo redes para camas tratadas con insecticida se ha elevado del 3% al 53%, y las muertes por malaria han bajado más de un tercio, mientras que la reducción de la tuberculosis ha sido de un 40%. En total, el apoyo brindado por el Fondo Global ha salvado más de nueve millones de vidas: un logro notable.

Pero el impacto del Fondo Global va mucho más allá de las vidas que salva. Cuando una madre VIH positiva recibe tratamiento prenatal para que su hijo nazca sin el virus, cambiamos el futuro. Cuando se evita que un niño sufra malaria cerebral y las discapacidades mentales que le acompañarían toda la vida, se crean nuevas posibilidades. El mundo se convierte en un mejor lugar cuando nos comprometemos a dar un mejor comienzo a nuestros niños.

El Fondo Global juega también un papel de vital importancia en el fortalecimiento de los sistemas de atención de salud de los países en desarrollo. Sus recursos han ayudado a capacitar a nuevas generaciones de médicos, enfermeros y técnicos, y mejorar radicalmente la calidad general de la salud materna e infantil. Estas inversiones están ayudando a los países a asumir de manera directa la lucha contra las enfermedades infecciosas, lo que a fin de cuentas reduce su dependencia de la ayuda externa.

Por ejemplo, como cuarto país más afectado por la tuberculosis, Indonesia ha recibido el apoyo del Fondo Global pare desarrollar un eficaz programa nacional de control de esta enfermedad. Gracias a ello se han tratado con éxito más de un millón de casos activos, al tiempo que se ha reducido su incidencia, que ha costado al país millones de dólares en pérdida de productividad. Con este tipo de apoyo técnico, el gobierno indonesio está creando un sistema sanitario nacional asequible y sostenible que para el año 2019 estará completamente financiado con recursos internos.

Creo que el Fondo Global es una de las inversiones más inteligentes que podemos hacer, como desde el comienzo lo han comprendido muchos gobiernos. Estados Unidos ha sido su principal financista, pero muchos otros han hecho su parte. Por ejemplo, Australia ha aportado $410 millones desde que la organización se fundara en 2002, cantidad que ha hecho posible que cerca de 200.000 personas reciban tratamientos contra el VIH, 80.000 personas hayan sido tratadas contra la tuberculosis, siete millones se hayan curado de la malaria y 14 millones de redes para camas se hayan entregado a familias que las necesitan.

El Fondo Global ha mejorado las perspectivas de cientos de miles de niños en África y Asia, un logro heroico que debe llenar de orgullo a los ciudadanos de los países donantes. Espero que otros actores con los medios para financiar su trabajo inviertan así de sabiamente.

Dato Sri Dr. Tahir is Chair of the Mayapada Group and Bank Mayapada. Traducido del inglés por David Meléndez Tormen.

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