Mi plan para extender Medicare a otra generación

Millones de estadounidenses trabajan toda su vida, y pagan Medicare con cada día de jornada laboral, desde su primer empleo, incluso siendo aún adolescentes. Medicare es más que un programa gubernamental. Es la garantía sólida y firme con la que cuentan los estadounidenses cuando se jubilan.

Durante décadas, he escuchado a mis amigos republicanos decir que la única forma seria de preservar Medicare es limitar sus beneficios e incluso convertirlo en un programa de cupones que tendrá menos valor cada año. Algunos han amenazado a nuestra economía, a menos de que yo acceda a recortar las prestaciones.

Solo en Washington se puede afirmar que se está salvando algo a través de su destrucción.

El presupuesto que voy a presentar esta semana hará que el fondo fiduciario de Medicare sea solvente más allá de 2050, sin recortar un centavo de las prestaciones. De hecho, podemos mejorarlo, al conseguir que los estadounidenses reciban una mejor atención por el dinero que pagan por Medicare.

Los dos mayores proyectos de reforma sanitaria desde la creación de Medicare, que supondrán un ahorro de cientos de miles de millones para Medicare en las próximas décadas, fueron firmados por el presidente Barack Obama y por mí.

Mi plan para extender Medicare a otra generación
Ilustración por Shoshana Schultz/The New York Times; fotografías por Pete Marovich para The New York Times y erdikocak, nimon_t y whitemay vía Getty Images

La Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA, por su sigla en inglés) incorporó reformas inteligentes para que nuestro sistema de atención médica sea más eficiente, al tiempo que mejoró la cobertura de Medicare para las personas mayores. La Ley de Reducción de la Inflación puso fin a la prohibición absurda de que Medicare negociara precios más bajos de los medicamentos, exigió a las compañías farmacéuticas que pagaran rembolsos a Medicare si el ritmo de subida de los precios superaba al de la inflación y estableció un límite a los costos totales de los medicamentos recetados a las personas mayores, lo que permitió que los mayores se ahorraran hasta miles de dólares al año. Estas negociaciones, en conjunto con los rembolsos por ley ante una excesiva subida de los precios, reducirán el déficit en 159.000 millones de dólares.

Hemos visto una importante ralentización del aumento del gasto sanitario desde que se aprobó la ACA. En la década posterior a la ACA, Medicare gastó en realidad 1 billón de dólares menos de lo previsto por la Oficina de Presupuesto del Congreso, un organismo de carácter no partidista, antes de que se llevasen a cabo las reformas estipuladas por la ACA. En 2009, antes de la ACA, los fideicomisarios de Medicare preveían que el fondo fiduciario de Medicare se agotaría en 2017; su previsión más reciente es 2028. Pero deberíamos hacerlo mejor, y prolongar la solvencia de Medicare más allá de 2050.

De modo que, primero, ampliemos ese progreso. Mi presupuesto se basará en las reformas de los precios de los medicamentos, al fortalecer las competencias recién adquiridas de Medicare para negociar los precios de un mayor número de medicamentos e incorporarlos a la negociación en un plazo más breve tras su lanzamiento. Eso significan otros 200.000 millones de dólares de reducción del déficit. Tomaremos entonces esos ahorros y los destinaremos directamente al fondo fiduciario de Medicare. Bajar los precios de los medicamentos al tiempo que se amplía la solvencia de Medicare tiene mucho más sentido que recortar las prestaciones.

En segundo lugar, pidamos a los más ricos que paguen solo un poco más de lo que les corresponde, para reforzar Medicare para todos en el largo plazo. Mi presupuesto propone aumentar la tasa impositiva de Medicare sobre los ingresos salariales y no salariales superiores a los 400.000 dólares del 3,8 por ciento al 5 por ciento. Como propuse antes, mi presupuesto también asegurará que el impuesto que sustenta Medicare no pueda evitarse por completo. Este modesto aumento en las cotizaciones a Medicare de aquellos con mayores ingresos ayudará a mantener la solidez del programa para las próximas décadas. Mi presupuesto asegurará que el dinero vaya directamente al fondo fiduciario de Medicare, lo que protegerá la inversión de los contribuyentes y el futuro del programa.

Cuando se aprobó Medicare, el 1 por ciento más rico de los estadounidenses no poseían una riqueza cinco veces mayor que todo el 50 por ciento más pobre junto, y es lógico que se hagan algunos ajustes para reflejar esa realidad hoy en día.

Pidámosles que paguen la parte que les corresponde, de modo que los millones de trabajadores que ayudaron a generar esa riqueza puedan jubilarse con dignidad y con un Medicare al que contribuyeron a pagar. Los planes republicanos que protegen a los multimillonarios de pagar un centavo más en impuestos —pero que no protegerán las prestaciones de Medicare para un bombero jubilado que se las ganó con su esfuerzo— son simplemente ajenas a la realidad que viven cada día las familias trabajadoras.

Si sumamos todo eso, mi presupuesto prolongará el fondo fiduciario de Medicare durante más de una generación, 25 años o más de solvencia, más allá de 2050. Se trata de cambios de sentido común que, estoy seguro, apoya una inmensa mayoría de los estadounidenses.

Los republicanos pro-MAGA tienen un punto de vista distinto. Quieren derogar la Ley de Reducción de la Inflación. Eso significa que quieren quitarle a Medicare el poder que acabamos de conferirle para negociar precios más bajos de los medicamentos recetados; acabar con el tope de 35 dólares al mes por la insulina que acabamos de conseguir para los beneficiarios de Medicare; y eliminar el actual tope anual de 2000 dólares anuales para las personas mayores.

Si los republicanos pro-MAGA se salen con la suya, las personas mayores pagaran más de su bolsillo por los medicamentos recetados y por la insulina, el déficit será mayor y Medicare será más débil. Con su plan, las únicas que saldrán ganando serán las grandes compañías farmacéuticas. No es así como prolongaremos la vida de Medicare para otra generación ni como haremos crecer la economía.

Esta semana, les mostraré a los estadounidenses mi plan presupuestario completo para invertir en Estados Unidos, reducir los costos, hacer crecer la economía y no subir los impuestos a quienes ganen menos de 400.000 dólares. Insto a mis amigos republicanos en el Congreso a que hagan lo mismo, y les muestren a los estadounidenses qué es lo que valoran.

Joseph R. Biden Jr. es el 46.º presidente de Estados Unidos.

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