Mil motivos

Nos enfrentamos a una amenaza real: los derechos de las mujeres están en riesgo. La ola ultraconservadora se está extendiendo a lo largo de la Unión Europea, ondeando sus banderas habituales: la xenofobia, la intolerancia, el racismo, la homofobia… y también la sexista, dirigiendo ataques frontales a los derechos y libertades de las mujeres.

Polonia intenta restringir aún más el derecho al aborto, Hungría elimina los estudios de género de las universidades, Bulgaria se niega a ratificar la Convención de Estambul… Y también a España ha llegado esa ola que ha dirigido uno de sus ataques más furibundos al movimiento feminista.

De la mano del PP de Pablo Casado y de Ciudadanos de Albert Rivera, Vox ha irrumpido en el panorama político español reclamando que se derogue la ley integral contra la violencia de género, que se supriman las ayudas a las mujeres víctimas y que se conozca la identidad y cualificación técnica de los y las profesionales que trabajan en las unidades de violencia de género.

Estas propuestas se han topado con la contundente respuesta de gran parte de la sociedad pero, lamentablemente, estamos acostumbradas a que cada vez que gobierna la derecha, los derechos y libertades de las mujeres se ven amenazados. Cuestionan la existencia de estructuras patriarcales que impiden a las mujeres alcanzar una vida plena como ciudadanas de primera y, por tanto, rechazan la necesidad de leyes y medidas de acción positiva que acaben con la discriminación laboral, salarial y sexual de las mujeres. O quizá sí sepan de ese sistema patriarcal que actúa como un techo de cristal en todos los ámbitos de nuestras vidas, pero lo ven como algo natural, normal y deseable, y hacen todo lo posible por reforzarlo.

El último y desgraciado ejemplo nos lo ha proporcionado el renovado presidente del Partido Popular, Pablo Casado, que contrapone la autonomía de las mujeres para decidir sobre sus cuerpos y sus vidas, a la necesidad de tener hijos e hijas para sostener el sistema de pensiones. Y para ello se ha comprometido a retroceder 35 años y recuperar la ley del aborto de 1985, porque le parece que tenemos “excesivos” derechos.

La derecha y la extrema derecha de este país se arremangan para pararle los pies a las mujeres, porque niegan, ignoran o están de acuerdo con que nosotras sigamos cobrando salarios y pensiones más bajos que los hombres, con que sigamos siendo mayoritariamente las que cuidamos de nuestros mayores y menores, con que tengamos más dificultad para encontrar trabajo o que salgamos a la calle con el miedo de que nos ataquen y violen, o que nos sigan matando también dentro de nuestras casas.

Tenemos mil motivos, millones de motivos, uno por cada mujer que poblamos este planeta, para plantarles cara a quienes intentan que demos un paso atrás en la conquista de nuestros derechos, nuestras libertades y nuestra dignidad.

Los Casados, Riveras y Abascales de turno comprobarán este 8 de marzo que lejos de amedrentarnos o rendirnos, las mujeres volveremos a las calles a decirles con claridad y contundencia que las mujeres no solo no vamos a dar ni un paso atrás sino que no pararemos hasta que la igualdad entre mujeres y hombres sea real e irreversible.

Iratxe García es presidenta de la delegación socialista española en el Parlamento Europeo.

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