Misión de la ONU en la República Democrática del Congo: Imponer y consolidar la paz más allá de las elecciones

Por Luis Peral, coordinador del Programa de Prevención y Resolución de Conflictos del Centro Internacional de Toledo para la Paz, e Investigador Ramón y Cajal adscrito al Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Este trabajo fue realizado mientras desempeñaba sus funciones como Investigador del Área de Paz y Seguridad de FRIDE (FRIDE, 22/07/06):

Resumen:

En la actualidad y durante los próximos meses, dos citas electorales concentran la atención internacional en la República Democrática del Congo (RDC). Pero a medio plazo, el esfuerzo internacional sigue centrado en fortalecer las todavía frágiles instituciones democráticas congoleñas y consolidar la paz. Naciones Unidas tiene, ciertamente, un papel clave en la estabilización de un país que ha sufrido una dura guerra, en la que han estado implicados todos los países vecinos, y que ha costado cerca de 3 millones de muertos.

La misión de la ONU en la República Democrática del Congo (MONUC) tiene que resolver buena parte de los dilemas actuales de la acción internacional de paz. MONUC es una operación de carácter dual: debe fortalecer la democracia en el conjunto de la RDC al tiempo que, sobre todo en el este del país, puede recurrir a la fuerza para detener y repatriar a los últimos responsables del genocidio tutsi en Ruanda.Aunque este doble carácter hubiera aconsejado concebir dos operaciones claramente definidas, el Consejo de Seguridad de la ONU ha configurado a MONUC como una operación integrada.

En la práctica, la evidente dificultad de MONUC de resolver el problema de Ituri y los Kivus ha lastrado el proceso de transición en la RDC durante más de seis años. Por otro lado, ese foco de tensión tal vez hubiera podido haberse evitado si los Estados miembros de la ONU hubiesen seguido las recomendaciones preventivas que el Secretario General elaborara en 1996.

El futuro de la RDC depende en gran medida del esfuerzo internacional desplegado, con protagonismo de la UE, para reformar el sector de la seguridad –ejército y policía-, y de los todavía escasos esfuerzos emprendidos para fortalecer el poder judicial congoleño. No es concebible, sin embargo, una verdadera consolidación de la paz que devuelva la confianza a la población sin políticas de redistribución social de los fondos procedentes de los inmensos recursos naturales de la RDC.Pero este aspecto crucial de la acción de un Estado democrático que aspira a garantizar todos los derechos humanos no ha sido contemplado en el omnicomprensivo mandato de MONUC.

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