Mostrar la verdad salva vidas

Se estima que en la actualidad existen en el mundo 1.300 millones de fumadores, lo que representa un tercio de la población mundial mayor de 16 años. Según un informe del Banco Mundial, aproximadamente el 80% de estas personas viven en países con ingresos medios o bajos. Mientras en el mundo desarrollado la incidencia de tabaquismo está disminuyendo sucede todo lo contrario en los países en vías de desarrollo donde la prevalencia de la adicción tabáquica está en aumento. China, el país con más fumadores del mundo, es un buen ejemplo en este sentido, mientras que en 1950 la tasa de varones fumadores era del 40%, esta cifra pasó a ser del 63% en 1996.

El tabaquismo se ha convertido en una de las causas más importantes de muerte en el mundo; se cree que el tabaco mata 5,4 millones de usuarios al año, cifras que de continuar los niveles de consumo actuales serán de 10 millones al año en 2030, presentando la mitad de estos fallecidos edades comprendidas entre 35 y 69 años.

Con todos estos datos previos cabe preguntarse por qué la situación permanece así. La gran epidemia tabáquica, se mantiene gracias a los intereses económicos de unos pocos y al carácter adictivo de una sustancia como la nicotina. La industria tabaquera norteamericana ha reconocido que ha incrementado en los últimos años un 11% el contenido de nicotina de sus productos.

En España, el mercado del tabaco necesita captar cada día casi medio millar de nuevos clientes entre los niños, niñas y adolescentes para sustituir a las personas que dejan de fumar y a las que mueren prematuramente por causa del consumo de tabaco, de forma que la industria del tabaco precisa reclutar más de 175.000 nuevos clientes al año para asegurarse sus actuales beneficios.

Ante estos hechos, en un intento de abordaje global y con el patrocinio de la Organización Mundial de la Salud se ha conseguido poner en marcha el Convenio Marco para Control del Tabaco con el que se han comprometido la mayoría de los países, siendo el primer tratado mundial de salud pública que establece un marco de políticas dirigidas a reducir el impacto devastador sobre la salud y la economía. Entre las medidas que propone destacan la regulación sobre publicidad, patrocinio y promoción, envasado y etiquetado de los productos, la protección de la exposición al humo del tabaco y actuaciones frente al comercio ilícito de productos del tabaco.

Aparte de esta serie de medidas a nivel mundial, cumplimentadas en cada país según la situación nacional y la presión de determinadas organizaciones, existen otras intervenciones que han evidenciado su utilidad en el objetivo prioritario de reducir el consumo. Una de las que se ha mostrado más eficaz consiste en el aumento del precio del tabaco, habiéndose demostrado que incrementos del precio del 10% conducen a reducciones del consumo del 4%, que se eleva hasta el 7% en el caso de los adolescentes.

Los fumadores tienen la percepción de que con su gasto en tabaco contribuyen a ingresar grandes sumas en las arcas del Estado y que por lo tanto no existe desde las autoridades sanitarias una verdadera voluntad de acabar con el tabaquismo. Frente a este argumento vale la pena recordar que el coste de las seis enfermedades principales asociadas al tabaco asciende a más de las tres cuartas partes de la recaudación fiscal y no se incluye en este balance los costes del resto de las enfermedades ni los costes que recaen sobre el fumador pasivo ni las bajas laborales atribuidas al tabaquismo.

Otras medidas que se han mostrado eficaces para reducir el consumo son las restricciones de fumar en el ámbito público y en los lugares de trabajo, proporcionar mayor información al consumidor, advertencias escritas e imágenes en las cajetillas de tabaco y por último ofrecer ayuda a aquellos fumadores que están dispuestos a dejar de fumar.

Hoy se celebra el Día Mundial sin Tabaco, una fecha que bajo el auspicio de la OMS pretende llamar la atención sobre la epidemia tabáquica y sus letales consecuencias. Cada año se hace con un lema diferente y en esta ocasión se ha elegido 'Mostrar la verdad salva vidas' en referencia a las advertencias que se incluyen en los paquetes de cigarrillos.

Habrá quien piense que este tipo de advertencias no son eficaces, nada más lejos de la realidad. La industria tabaquera ha convertido el diseño de los paquetes de cigarrillos en un recurso de marketing y conviene tener en cuenta que una persona que fuma un paquete de cigarrillos diario se expone a estas advertencias 7.000 veces a lo largo del año. Hay investigaciones que demuestran que las advertencias sanitarias sobre todo aquellas que ocupan el 50% de la superficie de la cajetilla y que incluyen imágenes aumentan el conocimiento sobre los riesgos asociados con el consumo de tabaco y pueden influir desalentando el inicio, hecho de absoluta importancia en el caso de los adolescentes, y promover el abandono. Las fotografías ayudan más que las palabras porque llaman más la atención y contribuyen de una forma mayor al rechazo, siendo este aspecto más evidente, en el caso de los niños y personas que no saben leer. Estas advertencias deberían renovarse periódicamente para maximizar su impacto. (Los expertos recomiendan cada dos años). En la mayoría de los países hoy en día los paquetes de tabaco contienen poca o ninguna información que advierta a los consumidores de los riesgos.

Sirvan estas líneas para celebrar el Día Mundial sin Tabaco con una mayor información sobre los riesgos que provoca el tabaquismo y provocar cambios en nuestras ideas sobre esta adicción exigiendo a nuestras autoridades la adopción de medidas que en otros lugares se han demostrado eficaces y de las que desgraciadamente todavía estamos lejos.

Javier Laparra, Unidad de Tabaquismo. Hospiatl de Donostia.