Mujer y salud reproductiva

Por Anna Veiga, doctora en Biología (LA VANGUARDIA, 18/11/05):

El embarazo adolescente, el retraso en la maternidad, la reproducción asistida, las madres-abuelas y modelos atípicos de familia son temas recurrentes que nos llevan a una reflexión sobre las características específicas de la mujer en cuanto a su fisiología reproductiva. Desde la pubertad hasta la menopausia se configuran distintos periodos, muy particulares para cada época.

La aparición de las primeras menstruaciones y el inicio de la vida fértil de las niñas se acompañan de cambios (de causa hormonal o no) en su camino hacia la vida adulta que conforman la adolescencia. Éste resulta ser un periodo complejo para cualquier individuo, y a las niñas se les añaden fenómenos fisiológicos ligados a los ciclos hormonales. Las menstruaciones de los primeros años, desprovistas de finalidad reproductiva, son ante todo una molestia inoportuna. El inicio de las relaciones sexuales determina la necesidad de una anticoncepción eficaz y adecuada. Es incomprensible cómo, a pesar de la educación sexual que los jóvenes reciben en las escuelas y en la familia, el número de embarazos en adolescentes no deja de aumentar. Un embarazo y aún más un hijo no deseado cambia la vida de demasiados jóvenes. Se dispone hoy en día de numerosos métodos anticonceptivos que pueden adaptarse a cada circunstancia. Habría que preguntarse entonces por qué se utilizan poco, mal o simplemente no se utilizan..., especialmente entre los más jóvenes.

El establecimiento de relaciones de pareja más o menos estables y duraderas marca periodos de anticoncepción que se alargan hasta que se decide tener (o no...) descendencia. Se ha hecho muy evidente el retraso en nuestro país de la edad de la primera maternidad. Las chicas van a la universidad y su periodo de formación puede prolongarse con estudios de posgrado. El paso al ámbito profesional marca un nuevo periodo en el que la competitividad actual obliga a una dedicación plena al trabajo. La mayoría de las jóvenes que inician su vida laboral no contempla a corto plazo una maternidad.
Algunas incluso la descartan completamente. Preguntas como ¿tienes pareja? o ¿quieres tener hijos pronto?, exclusivas de las entrevistas de trabajo a las chicas, son claramente disuasorias en este sentido. Por lo tanto, seguimos en periodo anticonceptivo.

Pero el reloj biológico de las mujeres no se detiene, y el periodo reproductivo tiene un principio y un fin. Y llega el momento (ahora más tarde que nunca, por encima de los 30 casi siempre) de plantearse un embarazo. En la mayoría de los casos, éste se produce espontáneamente al cabo de pocos meses. De todas formas, no hay que olvidar que la especie humana se reproduce muy mal. Somos la especie con menor eficacia reproductiva entre los mamíferos. La posibilidad de embarazo de una pareja en edad reproductiva, fértil y que tiene relaciones sexuales en torno a la ovulación no sobrepasa el 25%.

En algunos casos, aproximadamente entre un 15-20% de las parejas, aparecen problemas reproductivos. Se dispone hoy en día de técnicas de reproducción asistida muy eficaces, con tasas de embarazo que pueden llegar al 70%. El factor clave del éxito es la edad de la mujer. Cuanto mayor sea, más difícil será conseguir una gestación, tanto si se realiza un tratamiento como en condiciones de reproducción natural. La implicación de la mujer en este tipo de tratamientos es obviamente muy superior a la del hombre, con todo lo que ello implica, a todos los niveles.

Mención especial merecen los casos de mujeres cerca del final de su vida reproductiva, sin pareja estable y que desean ser madres mediante inseminación artificial con semen de donante. O el caso de parejas de mujeres homosexuales que también acuden a los bancos de semen para tener descendencia. Cada vez es mayor la demanda y estos casos conforman, entre otros, un amplio abanico de nuevos modelos de familia. Todos válidos e igualmente aceptables según mi punto de vista si se preserva el bienestar del niño que va a nacer. Y la sociedad los está asimilando rápidamente.

Otro aspecto que merece especial atención es el límite de edad en la que ofrecer la posibilidad de tratamiento para conseguir un embarazo. Existe actualmente la posibilidad de tener hijos a edades avanzadas, ya en la menopausia, mediante la utilización de óvulos de donantes jóvenes. ¿Cuál debe ser el límite de edad para llevar a cabo un tratamiento? La mayoría de los centros de reproducción asistida tratan mujeres hasta edades fisiológicamente compatibles con un embarazo, alrededor de los 50 años. Hay que tener en cuenta las consecuencias que comporta un embarazo a edades avanzadas, tanto para la futura madre como para el hijo, y no solamente desde el punto de vista médico. El bienestar del hijo es lo que debe marcar qué pauta seguir en cada caso.

Una vez finalizada la fase reproductiva, la mujer inicia el periodo de la menopausia. De nuevo, los cambios hormonales tienen consecuencias diversas a todos los niveles, la mayor parte de ellas negativas. Los tratamientos que antes se administraban indiscriminadamente se indican hoy en función de la sintomatología y sobre todo de la edad de la mujer.

En todas las etapas, las revisiones ginecológicas periódicas preventivas descartan o diagnostican precozmente procesos patológicos y orientan su tratamiento en caso de que éste sea necesario. Es del todo evidente la gran influencia que tiene la salud reproductiva de la mujer en todas sus fases sobre su calidad de vida, tanto si desea tener hijos como si no se plantea la maternidad. Únicamente por medio de una adecuación a cada una de ellas es posible vivirlas de una forma satisfactoria y segura.