Mujeres de la música

MIM es la asociación de Mujeres en la Industria de la Música. Nació en el 2016, el mismo año en que los Premios de la Música Independiente dedicaron la gala a las mujeres, a pesar de que (o precisamente porque) apenas estuvieran entre los candidatos y premiados. Según ARTE, la Asociación de Representantes del Espectáculo, entre los cantantes solistas en España las mujeres constituyen el 34%, el 66% restante son hombres. En los grupos el porcentaje se desploma. Es casi infinitesimal el número de bandas compuestas por mujeres o con alguno de sus miembros mujer. Para entendernos, Dover, Hinds o Christina Rosenvinge son excepción, no norma.

Sin embargo, a la hora de comprar entradas para los conciertos, según los datos de Ticketmaster, las mujeres somos mayoría como son mayoría niñas y chicas en los conservatorios. Las mujeres apreciamos la música como ocio, pero nos cuesta dar el paso y convertirla en profesión. Todo esto lo he aprendido viendo el interesantísimo documental 'Mujeres de la música' en el que su directora y también ejecutiva del sector, Daniela Bosé, ha entrevistado a 14 mujeres de la industria para compartir su experiencia, hacer balance y diseñar propuestas para avanzar.

"Como un ratoncito, como una hormiguita, disciplinada, no perder el camino, hacerte fuerte, no hacer caso de los comentarios, esfuerzo, confianza en ti misma, constancia…” son ideas que se repiten describiendo sus trayectorias. Como si solo mostrándote pequeña y trabajadora, no amenazante, pudieras abrirte camino. Lo que en un hombre sería una ventaja, una personalidad fuerte, para una mujer es un handicap. Mejor ser un ratoncito o una hormiguita, ponerse las orejeras y tirar con determinación casi sobrehumana. “Las mujeres se quedan en el lado del negocio donde no hay manejo de dinero -afirma Celia Carrillo, de Ticketmaster- son mayoría entre las abogadas, en los departamentos de márketing o comunicación, en todo lo que es ayuda, servicio.”

Cuando examinas otros oficios como directores de AR (quienes contratan y desarrollan las carreras de los artistas), mánagers, productores, programadores de salas o periodistas (no digamos ya presidentes de las compañías discográficas donde no hay ninguna), las mujeres desaparecen. Los hombres confían en ellas para mandos medios y de gestión, pero no alcanzan la cúspide. ¿Es porque no lo desean o porque encuentran barreras? Es la pregunta que se hace Soco Collado de ARTE.

Cuando logran estar en la cima, como Gema del Valle (cofundadora del sello Subterfuge), soportan con mucha paciencia ser confundidas con la secretaria o la novia de su socio. Y aguantan preguntas supuestamente jocosas del tipo “¿Y cuándo tienes tiempo de poner la lavadora?”, como le ocurrió hace unas semanas en la radio presentando las novedades de la temporada. La anecdóta es síntoma de la dificultad que tenemos en pleno 2017 para aceptar en muchos ámbitos la autoridad de la mujer. “Un cierto tipo de hombres no soporta a la mujer que triunfa y no es cuestión de envidia, es más profundo y más tajante” afirma la mánager Rosa Lagarrigue de RLM.

Autoridad y mujer son conceptos que casan mal a los ojos de la sociedad. La mujer de personalidad fuerte es percibida como neurótica, mientras de un hombre se dice que tiene carácter. Y para mandar en la industria de la música, sea en el directo, en el 'management' o en las discográficas, hay que dar órdenes a muchos varones. Algunos no se lo toman bien. “Cuesta más ser creíble, tu criterio es más cuestionado. A la mujer se la percibe como frágil o nerviosa” asegura del Valle. ¿Será por eso por lo que las divas anglosajonas que triunfan en las listas de éxitos muestran una imagen hipersexualizada?

A Imma Grass, de la distribuidora Altafonte, le sorprende su proliferación: “Supongo que es porque son hombres los que mueven los hilos. Habrá algunas que quieran ser bombas sexuales ¿pero todas?” Para Rosa Lagarrigue como para Daniela Bosé en España es más difícil triunfar para una mujer artista que en países como Italia o Francia. “Tiene que ver con los medios de comunicación, con los ejecutivos con poder de decisión, pero también con el público” afirma Lagarrigue. “En las carteleras de los festivales las mujeres son minoría, a veces incluso inexistentes y si las programan es temprano, cuando hay menos público en el recinto” explica Marisa Márquez de Live Nation.

Pero las mujeres de la música no solo constantan la falta de paridad o lo poco que ha cambiado el sector en veinte años, también aportan soluciones: la visibilidad, los modelos, el ejemplo, la solidaridad y la red entre mujeres y, todas lo subrayan, embarcar a los hombres en el viaje a la igualdad. Cuando el jefe apoya a las mujeres, envía un mensaje muy claro a toda la compañía y la paridad se normaliza. Porque para que suene bien esta orquesta, hacen falta todos los instrumentos.

Ángeles González-Sinde, escritora y guionista.

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