Mujeres en la Guardia Civil

Cuando en 1988, las primeras 197 mujeres atravesaron el arco de la entrada principal de la Academia de Cabos y Guardias de Baeza, muchas eran plenamente conscientes de la enorme trascendencia de este hecho histórico. Pero, desde luego, lo que ninguna de ellas pensaba era que una de las primeras cuestiones a las que se enfrentarían sería a una camiseta: una camiseta blanca, deportiva, de tirantes, de la uniformidad de educación física que no había sido diseñada en ningún caso para la anatomía femenina.

Aquel año 1988, Carmen Martín Gaite ganaba el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (junto a José Ángel Valente), María Zambrano obtenía el Premio Cervantes y Mujeres al borde de un ataque de nervios se alzaba con el Goya a la mejor película. Además, el PSOE anunciaba que la cuarta parte de sus dirigentes serían mujeres.

En este año de 1988 nuestro país se encontraba dentro de un periodo de crecimiento, un periodo en que España vive una casi constante expansión en gran medida como consecuencia de la entrada en la entonces Comunidad Económica Europea. Aumentaba el turismo extranjero en nuestro país y nos convertimos en un país de moda.

Es también un año en el que se suceden éxitos de la Guardia Civil, como el caso de los hitos en materia de la lucha antiterrorista; aunque también de momentos difíciles, como el atentado que tuvo lugar en la Dirección General del Cuerpo en Madrid y el asesinato de cuatro compañeros entre las 22 vidas que la banda terrorista segó aquel año y a las que la Guardia Civil siempre rendirá su tributo y su compromiso de recuerdo permanente.

Hoy, 30 años después, muchas cuestiones han cambiado: varias mujeres han sido galardonadas con el Premio que ahora se denomina Princesa de Asturias; los Goya no sólo premian películas que llevan a las mujeres en su título, sino a mujeres reconocidas como directoras, guionistas, productoras, etcétera. Y en las composiciones de los partidos políticos nadie se cuestiona la vital importancia de la paridad.

España empieza a emerger después de un periodo complicado tras una crisis económica fuerte, vamos ganando peso en la actual Unión Europea, y seguimos creciendo como atractivo turístico internacional.

Y, gracias a la enorme labor de diversos actores, entre los que cabe destacar a la Guardia Civil, y de la sociedad civil se ha conseguido el fin de la banda terrorista ETA.

También se han producido en estos 30 años avances en la situación de las guardias civiles: desde aquellos momentos iniciales, en los que los ciudadanos miraban a nuestras agentes con mezcla de sorpresa, curiosidad y, por qué no reconocerlo, con cierto recelo, hasta el actual, en el cual las mujeres ocupan cualquier puesto de riesgo y responsabilidad sin que nadie se cuestione su valía porque con creces la han dejado patente en cada uno de los días transcurridos desde su incorporación.

Hoy, el componente femenino supone un 7,25% del total de personal de la Guardia Civil, porcentaje que tímidamente ha ido aumentando a lo largo de los años, y que se traduce en que en 2018 se encuentran en activo más de 5.000 mujeres que han realizado un solemne juramento a la Bandera con el que se han comprometido a defender la libertad y la seguridad de la ciudadanía.

Pero no debemos caer en la autocomplacencia, porque a pesar de todo lo que se ha logrado en estos años, a partir de ahora es necesario continuar e impulsar el trabajo realizado hasta el momento, concretando un plan de igualdad, en la transposición de la normativa vigente a la regulación interna, y en el desarrollo de nuevos proyectos que nos conviertan, como en muchos otros aspectos, en un Cuerpo ejemplar cuyas acciones sirvan de guía a otras instituciones en materia de igualdad.

Porque no puede existir mejor homenaje a las que un día decidieron vestir el uniforme de la Guardia Civil, que fomentar el que cada vez más jóvenes vean en nuestra institución una opción de futuro en la que desarrollar su carrera. Ésta será sin duda una de las mayores apuestas de futuro; aumentar las tasas de ingreso hasta lograr esa ansiada paridad.

Debemos seguir haciendo hincapié en la importancia de esta materia, de la igualdad, de la integración, ya que ello supondrá un impulso hacia otras medidas en este mismo ámbito que se reflejen en el conjunto de la sociedad, a la que servimos y de la que somos parte.

La formación y la actualización de los conocimientos será igualmente otro de los pilares que seguirán desarrollándose, porque solo a través de la educación, puede obtenerse una total corresponsabilidad en todos los ámbitos, no sólo dentro de la Guardia Civil.

Pero para que todas estas ideas dejen de serlo y pasen a la esfera de la realidad, la Guardia Civil acaba de crear, ayer mismo, un Área específica de Mujer dentro del Gabinete Técnico del Director General, a cargo de una de las dos tenientes coroneles que hay en el Cuerpo. Esta área se encargará de manera profunda de estudiar e impulsar todas las medidas que nos encaminen hacia esa igualdad tan imprescindible y necesaria.

Así pues, han sido 30 años de constante evolución, también para aquéllas que son mis compañeras, las guardias civiles, las que ingresaron en 1988, y las que han continuado su camino.

Hoy, ellas han logrado el mando de Unidades; pilotan un helicóptero en la zona del Estrecho de Gibraltar con el fin de controlar las mafias de inmigración irregular y el tráfico de drogas; realizan salvamentos en alta montaña en las condiciones más complicadas; se enfrentan a conflictos sociales incardinadas en Unidades de control de masas; han sido parte de contingentes en el extranjero; son grandes investigadoras; y, sobre todo, no se plantean ningún límite en el futuro, no las detiene ninguna camiseta de tirantes, aunque la recuerden cada vez que se reúnen.

Félix Azón es director general de la Guardia Civil.

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