Myanmar, la última frontera de la empresa española

Tema

Este ARI pretende ofrecer una exposición general de la situación económica y comercial de Myanmar, así como una primera aproximación de las oportunidades de negocio que tendrían las empresas españolas en el mercado birmano.

Resumen

Myanmar ha vivido durante décadas aislado de los procesos que han configurado el mundo moderno. Sin embargo, tras el comienzo de la transición democrática y el levantamiento de sanciones por parte de EEUU y la UE en 2012, Myanmar se encuentra entre los mercados emergentes de mayor crecimiento. La arrolladora victoria de la oposición democrática en las elecciones del pasado noviembre ha dado a la transición el impulso que el país necesitaba, que se transformará en un previsible aumento de las inversiones extranjeras.

Muchas empresas asiáticas y occidentales están estableciendo una posición destacada en el mercado. Sin embargo, la presencia española en Myanmar es casi inexistente, tanto en términos diplomáticos como de negocios. Aunque sea un terreno complejo, las empresas españolas que decidan adentrarse en el terreno pueden disfrutar de grandes ventajas comparativas en un momento en el que Myanmar necesita recibir inversiones responsables y emprendedores decididos, y desarrollar buenas prácticas.

Análisis

La evolución de la transición política

Myanmar, la antigua Birmania, es un país que ha sufrido uno de los cambios más radicales de la segunda década del siglo XXI. Tras 50 años de férreo control y dictadura militar que habían sumido al país en la más absoluta represión y pobreza, en 2011 el gobierno del presidente Thein Sein, un antiguo militar reformista, comenzó un proceso de transición pacífica hacia la democracia que atrajo las miradas de toda la comunidad internacional. Al contrario que la mayoría de los países influidos por la “Primavera Árabe”, la transición en Myanmar ha seguido adelante de forma considerablemente satisfactoria y ha logrado dar los pasos necesarios para convertirse, de forma lenta pero segura, en un país en vías de desarrollo. Hasta ahora, Myanmar es el único país que puede presumir de llevar a cabo una transición a la democracia en este siglo sin haber recurrido a la violencia ni el desgobierno generalizado.

Los primeros años de la transición se centraron en liberalizar el proceso político gracias a la eliminación de la censura, la amnistía a miles de presos políticos y el empoderamiento de la oposición democrática. Su cara más visible es Aung San Suu Kyi, ganadora del Premio Nobel de la Paz y fundadora del partido de oposición NLD (Liga Nacional por la Democracia). Tras años de arresto domiciliario, Suu Kyi fue liberada y en 2012 consiguió un asiento en el Parlamento.

A este proceso le siguió una serie de medidas de liberalización económica, más de 150 leyes que han puesto las bases para el aumento exponencial del crecimiento que vive Myanmar en la actualidad. Hasta ahora, las instituciones birmanas en lugar de convertirse en garantes de la seguridad política y económica del país fueron un obstáculo para el desarrollo, fomentando una prosperidad casi nula que solo beneficiaba a los militares y sus círculos cercanos.

Sin embargo, en los últimos dos años las voces críticas con la transición empezaron a hacerse más fuertes, ya que el país había dado los primeros pasos en el camino de la liberalización, pero dejando de lado el proceso de democratización. A esta situación se añaden dos problemas que inducen considerable inseguridad: El proceso de paz con las guerrillas del país, y la creciente islamofobia de la mayoría budista, que ha avivado conflictos intercomunales en algunas regiones.

Por todas estas razones, los comicios del pasado 8 de noviembre fueron un momento histórico. En las primeras elecciones libres en Myanmar en décadas, y las primeras desde que comenzó la transición, los birmanos mostraron su deseo de continuar con el proceso de transición de forma seria e inequívoca. Con casi el 80% de los votos, los birmanos dieron la victoria incontestable al NLD frente al Partido por la Unión Solidaria y el Desarrollo (USDP), formado por militares retirados de la antigua junta que habían dirigido la transición hasta ahora.

Figura 1. Composición final de la Cámara Baja en Myanmar

Los militares seguirán teniendo un papel destacado en la vida política y económica de Myanmar, que debería ir reduciéndose paulatinamente. Entre otras disposiciones, el ejército aún controla por decreto el 25% de los escaños del Parlamento. Sin embargo, la victoria aplastante del NLD dará la seguridad institucional y el empuje adecuado para afrontar las reformas que democraticen el país y construyan los cimientos necesarios para acabar con la pobreza estructural, la corrupción y los conflictos étnicos.

La situación económica y comercial de la transición

Durante décadas las empresas públicas controladas por los allegados al régimen militar dominaron la economía, la iniciativa privada estaba muy limitada y la falta de infraestructuras y tecnología dificultaba enormemente su evolución. Sin embargo, desde 2011 el gobierno saliente lanzó una serie de reformas para incluir gradualmente al país en la economía mundial. La unificación de los tipos de cambio y la liberalización del mercado de divisas, la eliminación de varias restricciones a las importaciones y exportaciones, la autonomía del Banco Central y la apertura del sector bancario a bancos extranjeros han sido algunas de las medidas bien recibidas por la comunidad internacional. Además, el levantamiento de las sanciones en 2012 por parte de la UE y EEUU ha favorecido enormemente el auge de las inversiones extranjeras.

El resultado está siendo un considerable avance en todos los indicadores económicos y sociales. Por ejemplo, el número de usuarios con teléfono móvil antes de la transición había sido históricamente bajo, menos del 5% de la población. Con la liberalización del sector de telecomunicaciones en 2014 y la entrada de empresas privadas en el mercado, el porcentaje de usuarios ha aumentado hasta el 54.6% y hoy Myanmar es el cuarto mercado de telefonía que más crece del mundo.

Según los datos del Banco Mundial y reconocido por el World Economic Forum, Myanmar está entre las cinco economías con mayor potencial de los próximos años, con un crecimiento sostenido de cerca del 8% del PIB. El crecimiento económico ha pasado del 5,3% en 2010 al 8,3% en 2015, las exportaciones han aumentado y la inversión extranjera directa (IED) se ha duplicado hasta los 8.000 millones de dólares. El potencial de crecimiento de los próximos años es extraordinario, ya que podría llegar a más del doble de su actual PIB per cápita en una década, manteniéndose cerca de los 2.600 dólares en 2025. Algunos indicadores sociales también empiezan a mostrar una evolución positiva, aunque Myanmar continúa siendo uno de los países más pobres de Asia, con un ratio de pobreza del 25%, mayor que Camboya y Vietnam.

Figura 2. Crecimiento del PIB

El reciente crecimiento de la economía birmana ha estado especialmente vinculado con el optimismo de los inversores al proceso de transición y el aumento de la demanda interna. Es fácilmente observable en la mejora de la confianza empresarial en las exportaciones de productos básicos, el aumento de la producción de gas natural, las cifras boyantes de turismo y la mejora del crédito. En los últimos años, Myanmar ha destacado como un exportador natural de petróleo y gas, proveyendo a sus países vecinos de recursos energéticos, especialmente China y Tailandia. Sin embargo, la falta de infraestructuras de transporte y comunicaciones y un deficiente sistema eléctrico, así como la escasez de trabajadores cualificados, suponen un importante freno para el pleno crecimiento económico del país.

El ritmo de crecimiento y optimismo en el futuro es razonable si se observa la situación en la que se encontraba Myanmar hace tan solo cinco años. El nivel de desarrollo era tan bajo que permite excelentes oportunidades de negocio en casi todos los sectores de la economía birmana. El crecimiento del crédito en el sector privado, que aumentó un 35% el pasado año fiscal, alimenta a un mayor gasto de los consumidores, elevando los niveles de deuda y aumentando la inflación. Aunque la economía de Myanmar empieza a mostrar algunos signos de sobrecalentamiento, las perspectivas siguen siendo muy favorables, especialmente si continúan las reformas estructurales y la inversión extranjera y se mantiene la estabilidad macroeconómica.

La legislación para facilitar la inversión en Myanmar también está adaptándose a los nuevos tiempos. El gobierno está recibiendo ayuda técnica en multitud de áreas, incluyendo controles en el mercado de divisas, legislación sobre finanzas y facilitación del comercio. En este sentido, un gran paso en el proceso ha sido la Ley de Inversión Exterior de 2012, que busca atraer la inversión extranjera y apoyo el fortalecimiento de nuevas empresas locales. Esta legislación ofrece un número de incentivos a los inversores, y la liberalización de sectores como telecomunicaciones y banca ha despertado un gran por Myanmar. Gracias a la nueva legislación, en los últimos años se han visto grandes proyectos financiados por inversores de la región, pero también la llegada de grandes empresas occidentales que buscan posicionarse en el mercado birmano. El país ha firmado una serie de protocolos internacionales para ganar confianza, por ejemplo, la firma en 2013 de la convención reconociendo tribunales de arbitraje internacional y la incorporación de Myanmar al Acuerdo Multilateral de Garantías. La integración regional en la que está inmersa actualmente el ASEAN, del que Myanmar es miembro desde 1997, también da seguridad y oportunidades de crecimiento inclusivo de la economía birmana.

Según el World Economic Forum’s Global Competitiveness Report 2015-16, Myanmar aún se encuentra en los últimos puestos de la lista (131 de 140). Según el informe, el país está mejorando en relación al tamaño y la eficiencia del mercado de trabajo pero aún falta mucho por mejorar en el desarrollo de los mercados financieros y la tecnología. Para ello, fomentar los sectores clave en combinación con políticas adecuadas ayudará al país a desbloquear su potencial. Si viene acompañado de un uso adecuado de la IED, los beneficios podrían alterar toda la dinámica de crecimiento, como se ha visto en otras economías de la región.

Las recientes medidas para reducir la corrupción, incluyendo la formación de un comité anti-corrupción y legislación adaptada en 2013 también son un paso en la buena dirección. Aunque el país ha mejorado considerablemente en el informe de Transparencia Internacional, que mide el grado de corrupción que se percibe del sector público, y ha adelantado a países como Camboya, sigue estando en una posición baja (156 de 175). En el informe “Evaluación del Clima de Inversión 2014” del Banco Mundial, la proporción de empresas que informaron de la entrega de sobornos es una de las más altas de la región.

Hacia una inversión diversificada y responsable

Como consecuencia de una economía de autosuficiencia, las transacciones comerciales con el resto de países también habían sido escasas y las inversiones extranjeras realizadas en el país eran prácticamente inexistentes. Las sanciones occidentales y la excesiva dependencia de China llevaron a un reparto insuficiente y desigual en las inversiones, que se centraron en gran medida en la industria extractiva. Sin embargo, la predisposición del gobierno y las nuevas medidas han aumentado la IED de forma exponencial. En 2014, la inversión extranjera superó las expectativas del gobierno en más de 2.000 millones de dólares. En la actualidad, la inversión se está diversificando y sectores como las manufacturas y la construcción han recibido gran cantidad de proyección.

Figura 3. Inversiones en sectores seleccionados

Aparte de gas y petróleo, principalmente se exportan productos agrícolas, maderas, piedras preciosas, productos textiles y pesca. Los principales productos importados son el combustible y la maquinaria, materiales para la industria textil, acero, bienes de consumo y productos farmacéuticos. Los socios comerciales más importantes de Myanmar son China, Tailandia, Singapur, la India, Japón y Malasia. Más del 70% de las exportaciones de Myanmar fluye hacia los mercados asiáticos y alrededor del 90% de las importaciones provienen de países de la región. Por otro lado, según las estadísticas de la UE, en 2013 las exportaciones comunitarias a Myanmar experimentaron un incremento interanual del 45%, pasando de 239 millones de euros a 346 millones. Las importaciones ascendieron a 223 millones de euros, un 35,4% más que en 2012. Destacan especialmente el papel que las empresas del Reino Unido, Francia y los Países Bajos están tomando en el país. Sin embargo, la presencia de la UE aún es débil, ya que sólo es responsable del 2,3% del comercio exterior de Myanmar en 2013 y la inversión supuso el 9% de la IED total recibida por Myanmar ese año.

Lo cierto es que los procesos de obtener los permisos para invertir aún son tediosos y confusos, y a veces se superponen las diferentes instituciones, destacando una gran discreción por parte de la Comisión de Inversiones de Myanmar. Aunque una revisión de la ley de inversiones que se debate actualmente en el Parlamento intenta dosificar la autoridad de la comisión, otras complicaciones como un débil sistema judicial y un complejo sistema de impuestos también serán retos que tendrá que afrontar el nuevo gobierno. Se prevé una reducción en las restricciones que tienen las empresas internacionales a la hora de invertir en algunos sectores y una reedición más clara de las condiciones para formar alianzas comerciales.

Una Ley de Procedimiento de Administración Tributaria se está elaborando con la ayuda del Fondo Monetario Internacional, que también recomienda amplias reformas fiscales. Un informe publicado por la ONG norteamericana Global Financial Integrity descubrió que Myanmar pierde unos 8.000 millones de dólares cada año por la falta de control sobre flujos ilícitos. Entre 2010 y 2013 la pérdida de ingresos del contrabando de mercancías fue equivalente al 129% del gasto en sanidad y al 42% del gasto en educación. En relación a estas partidas, el gobierno las ha aumentado considerablemente, pasando del 3% en cada sector al 11% en educación y al 6% en sanidad en el año 2014. Sin embargo, Myanmar aún está entre los países del Sudeste Asiático que gastan más en defensa que en educación y sanidad juntas. La reducida inversión que aún tienen estas partidas es una dificultad añadida para construir unas bases sólidas para el crecimiento inclusivo.

La deficiente relación entre España y Myanmar

Myanmar es un país muy rico en recursos naturales. Muchos de los recursos de los que dispone están altamente inexplorados, y es un terreno donde el gobierno desea participación internacional. Además, cuenta con una población relativamente joven y una ubicación geográfica con gran potencial como centro de comercio regional entre China y la India.

La agricultura y ganadería constituyen cerca del 28% del PIB, la industria representa alrededor del 34% del PIB y los servicios el 38%. Tanto la industria como el sector servicios han crecido exponencialmente estos últimos años. Sin embargo, la transformación de una economía caracterizada por una agricultura extensa pero improductiva hacia sectores que puedan empoderar a la población tardará tiempo e inversión. Hay una gran demanda de infraestructuras y materiales donde algunas empresas españolas pueden destacar, de forma que pueda ser llevado de manera responsable.

Aunque las empresas asiáticas cuentan en la actualidad con gran facilidad de acceso al mercado birmano, lo cierto es que las empresas españolas podrían competir tanto con las asiáticas como con las occidentales. Sectores como turismo, construcción, infraestructuras, ingeniería, transportes y producción energética son algunos en los que la empresa española tiene grandes ventajas comparativas, y son áreas de potencial crecimiento en el mercado birmano. Un ejemplo es la reciente apertura del hotel Meliá Yangon a finales de 2015. La cadena hotelera vacacional Sol Meliá es pionera en la apertura de nuevos mercados, y también ha sido la primera en establecerse en Myanmar.

Comparado con las relaciones que España tiene con Tailandia e Indonesia, las relaciones bilaterales con Myanmar son casi inexistentes. España no está presente ni en proyectos de cooperación ni comerciales. El gobierno español tampoco ha sido un motor de cambio y se ha limitado a mantenerse tras las directrices adoptadas por la UE. España no cuenta con una embajada, consulado o cámara de comercio en Myanmar. Sin embargo, el Ministerio de Asuntos Exteriores ha oficializado la apertura de una oficina en Yangón con un encargado de negocios, dependiente de la Embajada de España en Bangkok, como primer paso para crear una estructura de apoyo a las empresas españolas con interés en este mercado.

Por su parte, la UE está en proceso de crear una cámara de comercio de la UE en Myanmar que facilite apoyo y asesoramiento a las empresas europeas que tengan intención del entrar en el mercado. Además, desde febrero la UE negocia un acuerdo para la protección de inversiones que estará listo a principios de 2016, y que mejorará considerablemente la confianza de los europeos a la hora de invertir en Myanmar. Todo acompañado de 250 millones de euros al año de financiación para programas de desarrollo rural, protección de los derechos humanos y fomento de la sociedad civil en Myanmar.

En la actualidad, los flujos de inversión española en Myanmar son deficitarios. La penetración del mercado birmano por parte de empresas españolas es muy baja, aunque creciente. Ha aumentado de forma importante el número de empresas españolas del sector químico, electrónico y confección que fabrican o compran en Myanmar. Pero tanto en números relativos como absolutos, la importancia es mínima. Las exportaciones españolas en Myanmar también han sido considerablemente bajas en comparación con otros países europeos, con cifras que no superan los 20 millones de euros. En 2013 hubo un incremento en comparación con años anteriores, hasta los 16,9 millones de euros, y en 2014 la cifra se mantuvo en 16,3 millones de euros. Según la oficina comercial de España en Bangkok, en 2014 las exportaciones españolas realizadas a Myanmar fueron principalmente: maquinaria eléctrica (12,9%), instalaciones completas, maquinaria y equipos para generar energía (8,6%), envases y embalajes metálicos (8%), materias primas y semimanufacturas de plástico (8%), farmaquímica (8%) y productos siderúrgicos (8%).

En 2013 el valor de los bienes importados desde Myanmar aumentaron un 26,17% y en 2014 aumentaron hasta los 42,3 millones de euros, un 31% más. Las principales partidas importadas por España desde Myanmar en 2014 fueron: confección masculina (76%), confección femenina (11%), cereales (6%), moda íntima-baño (4%), artículos textiles y canastillas (1%), maderas (1%) y calzado (0,47%). Esta composición se ha mantenido a lo largo de los tres últimos años. La predominancia de importaciones de naturaleza textil es debido a que algunas empresas españolas de confección subcontratan parte de su producción en Myanmar.

La enorme distancia geográfica y emocional, el desconocimiento casi absoluto sobre la realidad del país y la inestabilidad política de la transición han sido el freno de las empresas españolas a la hora de plantearse hacer negocios en Myanmar. Mientras otros países europeos han seguido más de cerca el proceso de transición con la esperanza de entrar en el mercado birmano tras las elecciones, en España la información y publicaciones sobre el tema han sido muy limitadas. Si el Sudeste Asiático en general es una fuente de desconocimiento para los empresarios españoles, Myanmar es definitivamente el caso más radical.

Es cierto que hacer negocios en Myanmar no es sencillo. El informe Doing Business 2015 clasificó a Myanmar en la posición 177 de 189 países. Algunos de los desafíos específicos incluyen la deficiente infraestructura física, la corrupción, la regulación obsoleta y el acceso limitado a los recursos, incluyendo finanzas, tierras y mano de obra cualificada. Sin embargo, existen numerosos recursos que ayudan a las empresas a sacar el máximo beneficio del proceso. Encuestas realizadas a empresarios estadounidenses con presencia en Myanmar mostraron su optimismo sobre las expectativas de crecimiento del país y aseguraron que las empresas occidentales tienen grandes oportunidades en Myanmar. El 77% esperaba una expansión de su negocio en el próximo año y la gran mayoría mostró intención de seguir invirtiendo en la región. Los empresarios norteamericanos destacaron de Myanmar los bajos costes de producción, la seguridad personal y los sentimientos positivos de la población hacia las empresas occidentales. Aunque la mayoría también se quejaron de la calidad deficiente de las infraestructuras, los altos precios de las viviendas, la corrupción y otros problemas ya mencionados.

Sectores destacados para la empresa española

En los últimos años muchas de las empresas españolas han decidido sacar sus negocios al exterior y hay sectores donde la experiencia hace que destaquen por ser empresas dinámicas y preparadas. Muchos de estos sectores casan con las demandas que exige la transición birmana. Para facilitar el proceso, el Ministerio de Comercio de Myanmar está reduciendo los trámites, tiempo y costes para la exportación e importación general de productos. La Dirección de Inversiones y Administración Corporativa (DICA) está intentando simplificar los procedimientos para facilitar el registro de nuevas empresas en tres días, y no 72 como ocurría hasta ahora. El Banco Asiático de Desarrollo señala que ha habido un incremento del 10% en los registros de nuevos negocios, señalando que la confianza en el potencial birmano sigue subiendo.

Según el McKinsey Global Institute en su informe de 2013, si medidas como las anteriormente mencionadas continúan, habrá sectores de la economía birmana que experimentarán un crecimiento exponencial y llegarán a ser la piedra angular de la economía en 2030. Precisamente en algunos de estos sectores las empresas españolas tienen grandes ventajas comparativas:

Figura 4. Potencial de crecimiento de sectores económicos seleccionados  en Myanmar

Manufacturas

Algunos análisis proyectan que el sector manufacturero llegará a convertirse en el más relevante para la economía birmana, superando a la agricultura, la energía y la minería, y creando un enorme número de puestos de trabajo. Las manufacturas se han beneficiado de una atracción directa de la inversión internacional, con estadísticas asegurando que en 2014 se abrió una nueva fábrica textil cada semana. En la actualidad, el 14% de las exportaciones totales y el 70% de los trabajos industriales en Yangon están representados por este sector.

La industria textil está empezando a destacar, con empresas occidentales ya establecidas y más empresas manufactureras españolas que bien podrían participar de este proceso. No obstante, este sector suele demandar trabajadores poco cualificados y de baja productividad, de forma que Myanmar deberá aprender de países vecinos para no cometer los mismos errores que se cometieron en el pasado. La infraestructura orientada a la exportación es esencial para el desarrollo de este sector, aunque aún muchas zonas no cumplen los estándares internacionales ni tienen procedimientos claros de inversión para mercados exportadores. El país quiere seguir la línea de Tailandia o Vietnam, aunque para ello tendrá que aumentar drásticamente su productividad.

Infraestructuras

La demanda de infraestructuras y aumento de propiedades en Myanmar no deja de crecer dada la situación decadente de las últimas décadas. El éxodo a las ciudades y el mal estado del parque de viviendas está aumentando la demanda de apartamentos urbanos para la incipiente clase media y será un poderoso motor de crecimiento en el corto y medio plazo. Con las capacidades domesticas limitadas y una gran necesidad de infraestructuras básicas, el número de oportunidades para inversores, empresas constructoras y responsables de materiales de construcción es enorme. Además, la fuerte demanda de una mayor calidad y edificios más altos está poniendo presión sobre la industria de la construcción para mejorar sus estándares y capacidades. En la actualidad, la mayoría de los proyectos de más alta gama incluyen ingeniería, arquitectura y diseño de empresas extranjeras. Por ello, la experiencia y la competitividad de las constructoras españolas se podrían traducir en concesiones de grandes proyectos en Myanmar.

Además, el liderazgo de empresas españolas en concesiones de transporte mundiales podría aplicarse sin problemas, ya que las infraestructuras de transporte necesitan de una enorme inversión en algunas zonas del país. La mayoría de las carreteras son demasiado estrechas y mal pavimentadas, y muchos puentes necesitan ser reemplazados, reformados o directamente reconstruidos. El gobierno reclama con cierta frecuencia inversión extranjera para financiar la ampliación y mejora de importantes proyectos de carreteras y líneas ferroviarias.

Turismo

El enorme valor natural y cultural de Myanmar es sin duda una fuente de recursos para el turismo. El crecimiento en el número de visitas desde 2010 ha sido exponencial, cuando poco más de 300.000 personas visitaron el país. Muchos expertos están avisando de la oportunidad de desarrollar un turismo de calidad, que esté dispuesto a estar más tiempo y gastar más en el país, en vez de seguir modelos de turismo de masas.

El gobierno asegura que en 2014 superaron los 3 millones de turistas y baraja la cifra de 5 millones para 2015. Aunque siguen siendo cifras insignificantes comparadas con los 25 millones de turistas al año que recibe Tailandia, lo cierto es que estos datos deberían ser tomados con cautela: Más del 70% de los turistas que entraron a Myanmar en 2014 fueron tailandeses, seguidos muy por detrás por los europeos. De los que entraron vía aeropuertos internacionales, un total de 7.921 eran turistas españoles. Aunque es un número muy reducido, marca tendencias para el futuro ya que es casi un 30% más que el año anterior.

En la actualidad, las pocas infraestructuras turísticas del país están concentradas en cinco lugares (Yangon, Mandalay, Bagan, Inle y Ngapali). Pero Myanmar es geográficamente más grande que Francia, y tiene grandes reservas naturales, playas paradisiacas y archipiélagos inexplorados. El país necesita una masiva inversión en infraestructuras turísticas y hoteles para responder al previsible aumento del turismo asiático. Por ello, el número de habitaciones de hotel disponibles y los nuevos proyectos relacionados con el turismo están creciendo a un ritmo trepidante. Como destaca la incursión en el mercado de Sol Meliá, las empresas turísticas españolas y otras que dan servicio al sector podrían tener grandes beneficios, y podrían ayudar a desarrollar un sector turístico responsable y sostenible. Además, los visados se han facilitado y desde hace un año es mucho más sencillo entrar al país.

Energía

El mercado de la energía, en especial del gas y petróleo, ha sido el motor del crecimiento económico en estos años. En concreto, el mercado del gas es el que más ingresos ha proporcionado al gobierno y el que ha potenciado en gran medida el crecimiento hasta ahora. En 2013 Myanmar exportó 3.300 millones en gas natural, es decir, el 37% de las exportaciones totales, superando incluso al comercio de jade.

Lo más seguro es que las exportaciones aumenten con la inclusión de nuevas empresas con mejores capacidades y subastas más transparentes. De todas formas, no hay que perder de vista que los ingresos del petróleo y gas no suelen ir directamente al desarrollo económico y social del país. Tampoco produce un gran número de puestos de trabajo y puede conllevar grandes costes medioambientales y sociales y es muy susceptible a la corrupción. Sin embargo, el gobierno ha demostrado interés en afrontar estos problemas, destacando la inserción de Myanmar en la Iniciativa de Transparencia para Industrias Extractivas (EITI) en 2014.

En los próximos años, Myanmar tendrá que hacerle frente al problema de una red de energía con poca potencia y sobrecargada. La falta de suministros sigue siendo una desventaja que limita la producción industrial y, por tanto, el aumento de nuevas inversiones en energía es susceptible de ser dirigido al mercado interno. Alrededor del 70% de la población no tiene acceso a energía regular y fiable. Por ello, el gobierno está buscando apoyos para desarrollar la infraestructura necesaria para suplir la demanda interna, actividad que empresas españolas ya han desarrollado en otros países.

Es razonable pensar que habrá más exploraciones y más demanda de servicios relacionados con el mantenimiento y la actualización de recursos. Las infraestructuras hidroeléctricas también tienen un gran potencial, terreno que ha estado tradicionalmente copado por las empresas chinas y que el gobierno desea diversificar para evitar más problemas con las poblaciones locales. La energía solar podría ser un gran recurso para Myanmar y ayudar a cumplir algunas de sus necesidades de energía más urgentes en el corto y medio plazo, y el liderazgo español en el desarrollo de las energías renovables sin duda tendría un papel destacado en el terreno.

Agricultura

La agricultura domina la economía de Myanmar. Aunque las estimaciones varían, el sector contribuye un 43% al PIB y emplea al 70% de la población activa, según el Banco Mundial. El arroz es el principal producto agrícola, que cubre alrededor del 60% de la superficie cultivada, la mayoría empleando una tecnología anticuada que dificulta producir arroz de calidad media-alta.

Con un suelo rico y un clima diverso, el país cuenta con condiciones agrícolas adecuadas, pero la productividad de este sector es la más baja y ha ido perdiendo su dominio en los últimos cuatro años. La agricultura también es un terreno donde empresas extranjeras ya se han incluido aunque ha sido el sector más abandonado por el gobierno a la hora de implementar reformas. La inseguridad en los derechos de propiedad y la falta de oportunidad para los agricultores hizo que menos del 1% de la inversión internacional haya ido a parar a este sector. Sin embargo, si el nuevo gobierno del NLD da prioridad a la modernización de la agricultura, el sector privado podría tener verdaderas oportunidades en el mercado y las empresas españolas podrían destacar, por ejemplo en la venta de fertilizantes.

Conclusiones y recomendaciones

Tras años de aislamiento económico, Myanmar es uno de los países con más potencial de crecimiento de los próximos años. Desde el comienzo de la transición en 2011, la intención del gobierno de Myanmar ha sido fomentar un entorno favorable para las empresas con el objetivo de atraer el máximo número de inversiones posible. Aunque la inversión no ha dejado de aumentar, el mensaje se vio relativamente minado por la inestabilidad de la situación política y la incertidumbre de los últimos comicios. Importantes inversores occidentales mostraron su preocupación en público por la desaceleración de las reformas y se han mantenido neutrales hasta la celebración de las elecciones el pasado 8 de noviembre.

Por suerte, el resultado del plebiscito ha dado el impulso que la transición en Myanmar necesitaba, con una victoria aplastante de la oposición democrática. Para el gobierno entrante, un apoyo explícito desde el exterior en forma de inversiones responsables creará los incentivos necesarios para continuar el camino de las reformas y puede ayudar a miles de personas a salir de la pobreza. Otros países de la región demuestran que la economía birmana puede seguir creciendo dado sus recursos y su posición estratégica. Acercarse a los estándares internacionales puede incrementar exponencialmente sus importaciones y exportaciones de forma que su integración en la economía mundial beneficie a la mayoría de sus ciudadanos, especialmente si aprende de los errores cometidos por otros países en su misma situación.

Aún quedan retos importantes, como la inexistencia de un marco jurídico claro y la ausencia de capacidad institucional por parte de la administración. Todavía hoy, muchas empresas que comercian con Myanmar lo hacen a través de otros países del ASEAN como Singapur. Sin embargo, el país necesita inversiones inmediatas en infraestructura con el fin de facilitar las actividades empresariales, especialmente en energía y construcción. La búsqueda de un crecimiento sostenible hace que propuestas basadas en el uso de la tecnología digital o la innovación, como la energía solar o el ecoturismo, tengan un gran potencial.

Myanmar, como ocurre en otros países del Sudeste Asiático, no está en el mapa del empresario español, aunque las necesidades del país casan en gran medida con las ventajas de las empresas españolas. Sin embargo, el incremento en el número de turistas españoles y la llegada de empresas pioneras marcan un punto de inflexión para el sector.

La llegada a Myanmar de un encargado de negocios por parte del Ministerio de Exteriores y Cooperación es muy positivo, pero debería venir acompañado de más recursos y representación que mejore el acceso a la información. Un correcto asesoramiento es esencial para una empresa que desea entrar en mercado birmano, y tendrá que tener en cuenta importantes aspectos técnicos, culturales y políticos:

  • Conocer en profundidad la forma legal y los procesos de entrada que necesita adoptar la empresa, bajo qué tipo de regulación tiene que registrarse, cuáles son los requisitos mínimos de capital, las restricciones para la inversión y actividades económicas que están reservadas a las empresas del gobierno, etc.
  • Tener capacidad de adaptación. Myanmar es un país diverso con más de 135 grupos étnicos, con una sociedad respetuosa y amable pero muy tradicional. El gobierno quiere priorizar empresas por su carácter inclusivo y sostenible, que contribuyan a crear valor social en base. Por tanto, es importante conocer en detalle las peculiaridades y necesidades sociales de la región.
  • Asegurarse de controlar los riesgos políticos que puedan afectar al sector y contar con una estrategia de aproximación en asuntos públicos. El proceso de transición está lleno de dificultades, confusión, lentitud y torpezas. Además, el acceso a información fiable en Myanmar es complejo a veces, pero llevar un seguimiento personalizado puede reducir la inseguridad política al mínimo.

Myanmar tiene una clase media muy reducida pero creciente. Si las reformas continúan, la clase media aumentará de forma que el gasto total de los consumidores en Myanmar se triplique en las próximas décadas. En este grupo poblacional las empresas occidentales tienen una imagen muy positiva. El aislamiento de las últimas décadas ha hecho que los birmanos reciban a los europeos con respeto y deseo de aprendizaje mutuo, y es algo que no debería ser desestimado.

En definitiva, el éxito de una empresa española en Myanmar no sólo depende del funcionamiento concreto del sector, sino de la capacidad de la empresa por adaptarse a la situación del país y llevar un enfoque adecuado. Aquellas empresas que vean más a largo plazo y que quieran invertir de forma responsable y realista tendrán grandes oportunidades de éxito en la última frontera de Asia.

Hugo Cuello, politólogo y alumno del Máster en evaluación y aplicación de políticas públicas por la Hertie School of Governance de Berlín, ha trabajado en Myanmar como consultor en riesgos políticos para ONG y empresas internacionales.

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