Navarra como pretexto

El tema de Navarra es, ciertamente, una de las cuestiones más sensibles para el nacionalismo vasco. Arnaldo Otegi lo decía el pasado 3 de marzo en Pamplona con su propuesta de una autonomía conjunta para el País Vasco y Navarra, "dentro del Estado español". Ciertamente, añadió que, para ellos, tal planteamiento no es otra cosa que "la primera estación para la reconstrucción nacional y el camino que llevará a la independencia". Otegi añadió que Navarra es "el pilar de Euskal Herria" y que sin ella no quiere "nada, nada, nada".

En realidad, nada nuevo, pues no otra cosa viene diciendo el llamado nacionalismo democrático desde siempre, bien que con acentos diversos en sus filas. El nacionalismo histórico vasco tiene como horizonte finalista la creación de un Estado vasco, obviamente con Navarra e Iparralde, pero los más lúcidos (Imaz) ya hablan de interdependencia en vez de independencia a condición, añado yo, de que el neonacionalismo español (Rajoy) no quiera ahogar a los vascos en la España imperial. La única novedad de Otegi no está en recordar la importancia de Navarra para un nacionalista, sino en la afirmación de que la autonomía conjunta Navarra-Euskadi se desarrolle dentro del Estado español, lo que, a todas luces, supone una rebaja en las pretensiones de Batasuna. ¡Qué lejos queda aquello de que "la independencia no se negocia" y de que "Navarra es Euskadi"!

Siendo esto así es imposible validar las razones esgrimidas por el Gobierno de Navarra para la manifestación de hoy. Los socios en el Gobierno de Navarra, UPN y CDN, han anunciado que el lema de la marcha será Fuero y libertad. Navarra no es negociable, mensaje con el que quieren responder tanto a Batasuna como al Gobierno. El Ejecutivo foral precisa que la sociedad navarra quiere ser "lo que decidan democráticamente los navarros", y por ello siente "preocupación" por el "silencio" del Gobierno ante la iniciativa de Batasuna.

Tiene razón, sin embargo, el Partido Socialista de Navarra al decidir no acudir a la manifestación y aducir que "está basada en una patraña, una mentira de pura invención que dice que el Gobierno de España está negociando el futuro de Navarra". Tiene razón, entre otras cosas, porque el Gobierno, aun en el hipotético caso de que quisiera, no podría negociar el futuro de Navarra, futuro que está bien definido en todos los textos legales vigentes (la Constitución Española, el Estatuto vasco y el Amejoramiento navarro) y hasta en los rechazados (el llamado plan Ibarretxe).

Por precisión e información del lector debo citar alguno de estos textos para mostrar la falsedad de la convocatoria a la manifestación de hoy. La Constitución Española, en la disposición transitoria cuarta, dice que "en el caso de Navarra, y a efectos de su incorporación al Consejo General Vasco o al régimen autonómico vasco que le sustituya, (...) la iniciativa corresponde al órgano foral competente, el cual adoptará su decisión por mayoría de los miembros que lo componen (...) que (deberá ser) ratificada por referendo expresamente convocado al efecto, y aprobado por mayoría de los votos válidos emitidos".

El llamado plan Ibarretxe, en su artículo 6.1, dice textualmente lo siguiente: "La Comunidad de Euskadi y la Comunidad Foral de Navarra podrán establecer los vínculos políticos y las relaciones internas a nivel municipal y territorial que consideren más adecuadas para el desarrollo y el bienestar social, económico y cultural de sus ciudadanas y ciudadanos, sin más limitación que la propia voluntad de estos". Cabe preguntarse, legítimamente, si el Estado no tendría algo que decir, pero, para el tema que aquí nos ocupa, está claro que, tanto en la Constitución española como en el espíritu y en la letra del plan Ibarretxe (y una declaración del PNV este jueves pasado dice lo mismo), el futuro de Navarra está en manos de los navarros. Zapatero, insisto, no podría negociar Navarra, ni aunque quisiera. Navarra será comunidad foral en solitario, en colaboración con Euskadi o con quien quieran, en primer lugar, si así lo quieren los navarros.

La impostura es evidente. El Gobierno de Navarra dice convocar a la manifestación de hoy para que Navarra sea "lo que decidan democráticamente los navarros". Pero acabamos de constatar que no otra cosa dicen las leyes y los partidos nacionalistas. Luego, la causa de la manifestación, obviamente, es otra. Una, confesada: el silencio del presidente Zapatero. Pero, a día de hoy, diga lo que diga Zapatero, para la cúpula del PP, estará mal dicho.

Otra causa, la de fondo, aparece cada vez más clara para quien tenga los ojos limpios y la mente despierta. Al PP de hoy no le importa el terrorismo. Menos aún las víctimas, que las utiliza. Tampoco Navarra. Ni siquiera España, que la está cuarteando. (Si este PP se instalara en España, mucho nacionalista moderado se haría secesionista). A la cúpula del PP (y al coro mediático consiguiente) les importa el poder. Solo el poder. Tienen miedo de volver a perderlo y están nerviosos. De ahí que echen el resto en manifestaciones y mentiras. Pero lo más grave es que han puesto a ETA en el centro de la vida política española. Ese es el precio político que este Partido Popular está pagando a ETA. Ahora toca no perder el Gobierno de Navarra. Con un objetivo final: volver a la Moncloa.

Javier Elzo, catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto.