Navarra y los centenarios de España

Es bueno que de la Historia se ocupen los historiadores. No lo es que se convierta en objeto de debate político. Porque aunque los responsables políticos sean agentes que pueden influir en el futuro, no es cosa suya alterar el pasado. El pasado es revisable a la luz de nuevas investigaciones, documentación, datos o ángulos de interpretación, pero no es -aunque los nacionalistas creen lo contrario- cambiable a voluntad, ni se puede rehacer la historia cosiendo retazos de las distintas épocas en función de los deseos o las ideologías de algunos.

La Comunidad de Navarra va a vivir, en el próximo 2012, dos centenarios importantes: el VIII de la batalla de Las Navas de Tolosa -según la leyenda heráldica, de ella derivan las cadenas del escudo de Navarra- y el V de la conquista de Navarra por la Corona de Castilla. Dos aniversarios también para toda España. Pues el primero determina el discurrir final de la Reconquista y define la conformación sociocultural del valle del Guadalquivir y del conjunto de Andalucía, y el segundo, con la unión del Viejo Reyno, completa la configuración de España que, hace ya 500 años, constituyó la primera nación moderna de Occidente

Para ello, el Gobierno de Navarra ha organizado una serie de actos y, aparte de una amplia comisión institucional, ha promovido la creación de sendos comités científicos compuestos por historiadores prestigiosos para que con absoluta independencia decidan las actuaciones y los equipos de trabajo .

Naturalmente, estas rememoraciones no son del gusto de los nacionalistas vascos que aborrecen la circunstancia de que en el hecho de las Navas todos los reinos cristianos hispanos (y el de Navarra con presencia destacada) se unieran para una empresa común, detestan la realidad de una Navarra (la Euskalherria independiente de sus delirios) unida al resto de España y abominan el momento en que tal unión, fructífera para ambas partes, se produjo. Y ya que no pueden evitar que los hechos sucedieran de la forma en que lo hicieron, pretenden contaminar la realidad histórica aplicando sus fantásticas ensoñaciones a deformar la interpretación de aquellos episodios.

Entre los profesores e investigadores que participan en comités, congresos y reuniones científicas, los hay de las universidades navarras y de 22 universidades españolas (entre ellas, las vascas) de 16 países distintos. Tengo la certeza de que ninguno ha sido elegido por su orientación política. Desde el lado del nacionalismo vasco, sus agitadores y sus medios de comunicación, se viene desarrollando una campaña de presión dirigida a alterar el trabajo de estos equipos. Campaña que en las últimas fechas ha dado un salto cualitativo entrando en el debate partidista de los parlamentos español y navarro.

En una semana se produjo una secuencia bien engarzada de iniciativas: Nafarroa Bai interpeló a la ministra de Cultura para afearle su participación en la Comisión de 2012. El día siguiente, el presidente de PSN llevó al Parlamento Foral una moción para alterar la composición de los comités científicos existentes con otras -dice- «corrientes historiográficas», moción a la que se unieron con entusiasmo los partidarios de la gran nación vasca. Y pocos días después, Uxue Barkos llevó al Congreso de los Diputados la misma moción.

A nadie sorprende la moción nacionalista. Es posible que a quien no conozca los avatares del socialismo navarro le extrañe la sintonía y sincronía entre PSN y Nafarroa Bai. A los navarros, no. Estamos acostumbrados a que, con cada ciclo electoral, los socialistas de esta tierra se echen en brazos nacionalistas como al salvavidas que les rescate del previsible naufragio electoral. Y este año, despavoridos con las estimaciones de voto, no podían ser menos. Quien tenga la menor duda, eche la vista al proceloso verano de 2007 y al papel que jugó y la postura que defendió cada uno de los socialistas navarros.

Así pues, el PSN, amén de menospreciar a decenas de reputados profesionales de la Historia, ha puesto en un brete a sus correligionarios, forzando a la ministra a hacer funambulismo parlamentario, sabedora de que al responder a Uxue Barkos respondía a Román Felones a la vez, y obligando a la diputada socialista María José Fernández a manifestar gallardamente su respeto y consideración hacia los protagonistas de estos programas: «He repasado la composición de la comisión técnico-científica para la conmemoración de los dos hechos históricos y realmente son expertos historiadores y estudiosos medievalistas reconocidos…», aunque, finalmente, hayan votado con los nacionalistas, ellas también.

Pero lo chocante, lo inaudito ha sido ver al PP navarro y nacional coincidir en cuestiones de interpretación de historia de Navarra con los nacionalistas vascos, apoyando con su voto la mentada moción. Insólita oportunidad de ver a Nafarroa Bai, al PSOE y al PP concertados en cuestiones tales, además de con PNV y CIU… La política produce extraños compañeros de viaje. Santiago Cervera, Román Felones y Uxue Barkos o, lo que es lo mismo, Patxi Zabaleta, Roberto Jiménez (o Zapatero) y Jaime Ignacio del Burgo (o Rajoy), coaligados para la alineación del equipo científico que esclarezca la visión común de Navarra ¿O de Euskalherria? Ver para creer.

Juan Ramón Corpas Mauleón, consejero de Cultura y Turismo del Gobierno de Navarra.

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