No compren Bezosware

No compren Bezosware

La tecnología ha sido considerada tanto la causa como la cura de la desmejorada salud de los medios de difusión. Cuando Internet dio por tierra con el modelo de negocios de las organizaciones de noticias tradicionales a mediados de la década de 1990, las tecnologías subsiguientes —desde las redes sociales hasta los micropagos— crearon los cimientos de un nuevo modelo. Actualmente, sin embargo, la innovación vuelve a amenazar la salud del periodismo y esta vez el daño es en gran medida autoinfligido.

Las redacciones modernas dependen de los sistemas de gestión de contenidos (CMS, por su sigla en inglés) que permiten a los periodistas planificar, escribir, editar y publicar los textos de las noticias. Sin embargo, casi todos los periodistas tienen alguna historia de terror sobre los CMS que usan en sus publicaciones. Hace unos pocos años, la revista de negocios Digiday compiló algunas de esas historias y mostró una imagen devastadora de contenidos y tiempo perdidos. En palabras de un escritor, trabajar con el CMS de su editorial «era un frenesí desastroso».

Los grandes medios —especialmente Vox Media y el Washington Post— ven oportunidades en el caos de los CMS y están promocionando sus propios sistemas para terceros. ¿Por qué de pronto estas organizaciones están tan interesadas en vender sus herramientas internas a otros medios?

La respuesta obvia es: para generar ingresos. Voxno logra cumplir sus metas de ingresos solo con publicidad. Los ejecutivos del Washington Post creen que con las licencias de su CMS, Arc Publishing, podrían generar hasta cien millones de dólares al año.

No son los únicos: si bien las soluciones de CMS, que son difíciles de crear e instalar, generan más dinero, hay editoriales de todos los tamaños que están vendiendo otros tipos de software a medida, desde tecnología para boletines informativos y plantillas de historias hasta herramientas de mensajes de texto directos a los consumidores. De hecho, como señaló el analista de medios Max Willens, las editoriales «han comenzado a funcionar más como empresas de productos digitales, que venden servicios a clientes en vez de publicidad a las marcas».

Sin embargo, las ventas de programas de código cerrado tal vez no sean el objetivo último, especialmente en el caso de grandes empresas como el Washington Post. Según el analista industrial Ken Doctor, el propietario del Post, Jeff Bezos, entiende que Arc es una red de herramientas que en última instancia podría apuntalar todos los aspectos del negocio editorial, desde la creación de contenidos hasta la publicidad y las suscripciones. Esta visión refleja el mismo concepto que Bezos usó para convertir a Amazon Web Services (AWS) en una de las plataformas de computación en la nube más rentables del planeta: construir una tecnología para uso interno y luego venderle licencias al mundo.

Pero la fórmula que usó AWS para impulsar la innovación de la computación en la nube podría suprimirla en el periodismo, porque el Post, como la mayoría de las editoriales que venden programas, es tanto el principal desarrollador del producto como su mayor cliente. Si aumentan las ventas de Arc —actualmente tiene docenas de clientes en el mundo— las prioridades de los clientes complicarán las estrategias de desarrollo del producto. «Con el tiempo», previene Willens, «es posible que los editores tengan que considerar si los planes para sus productos deberán responder a las necesidades de los clientes o a las suyas propias». Considerando la trayectoria de AWS en términos de dominio del mercado, no es difícil predecir hacia dónde se inclinará Arc.

En otras áreas en las que opera Bezos hubo preocupaciones semejantes. Por ejemplo, los multimillonarios de la tecnología están financiando soluciones para la crisis del coronavirus, metiéndose donde los gobiernos fracasan al tiempo que consolidan su poder político y corporativo. Cuando eso mismos multimillonarios comiencen a rescatar a las organizaciones de noticias en problemas, y tal vez lo hagan, los caballeros Blancos del periodismo también podrían amenazar su independencia.

Otra preocupación, especialmente para las pequeñas editoriales, es el precio de un CMS de código cerrado. El costo de la licencia anual de Chorus, el programa de Vox, están en el rango de las seis y siete cifras. Otras soluciones más consolidadas, como Méthode, de EidosMedia, pueden costar millones. En 2014, por ejemplo, se estima que News Corp Australia gastó 60 millones de dólares australianos (43 millones de dólares) para implementar Méthode. Esto invoca al fantasma de un futuro en el que solo las empresas de noticias más grandes y rentables podrán permitirse un CMS de vanguardia.

Para no quedar rezagadas, las pequeñas editoriales necesitan una opción eficaz y asequible. Afortunadamente, ya existe una: el software de código abierto.

Por definición, el software de código abierto —creado sobre un código base de acceso gratuito— es colaborativo, flexible y personalizable. Así que, a diferencia de los sistemas de código cerrado, caros, rígidos y a menudo desactualizados, un CMS de código abierto se puede ampliar fácilmente y adaptar a las cambiantes condiciones de la industria.

La mayoría de las opciones de código abierto sin personalizar, como Drupal y WordPress, no han sido optimizadas para las organizaciones de noticias, que tienen flujos de trabajo complejos y necesidades específicas de diseño. Reconociendo esas limitaciones, WordPress está trabajando con Google para desarrollar Newspack, un CMS diseñado específicamente para editoriales pequeñas y medianas.

Pero es poco probable que Newspack sea el santo grial de los medios de comunicación digitales. En primer lugar, el costo anual para las publicaciones más grandes será de aproximadamente 25 000 dólares, un precio elevado para una solución de código abierto. Un problema tal vez mayor sea su enfoque de desarrollo de software verticalista, que significa que, al menos al principio, las organizaciones de noticias tendrán que adaptarse a las versiones de WordPress y no al revés.

Durante casi dos décadas en las que ayudé a organizaciones de noticias a migrar de sistemas heredados a soluciones editoriales de código abierto —incluida una en cuyo desarrollo colaboré, llamada Superdesk— he visto en forma directa la importancia fundamental de la colaboración. Solo trabajando con los periodistas se puede abrigar la esperanza de crear soluciones de software para los periodistas que sean innovadoras, asequibles, adaptables y fáciles de actualizar para reflejar las cambiantes circunstancias y prioridades.

Las organizaciones de noticias no son empresas de tecnología. Sus esfuerzos por actuar como si lo fueran son egoístas y podrían devastar aún más a un sector ya atribulado. En vez de vender sus propios productos digitales, los medios de comunicación rivales debieran invertir en un código base compartido que les permita enfrentar los desafíos comunes. Solo entonces tendrán los recursos para competir en lo que importa: la calidad de su periodismo.

Sava Tatić is Managing Director of Sourcefabric, a non-profit developer of open-source technology for news media.

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