No digáis que todo sigue como antes

Por Antonio Franco, director de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA (EL PERIODICO, 13/03/05):

No me digáis, tertulianos de las radios de Madrid, que al final no ha pasado nada en Catalunya. No me digáis que todo sigue como antes; que el suflé bajó a causa de las componendas hechas por debajo de la mesa. No os creáis la acusación --porque esa sí que es una acusación-- de Josep Piqué cuando dice que los socialistas y los convergentes han pactado esconder juntos la corrupción. No me lo digáis. Mirad la realidad. En muy pocas semanas lo que era un plácido oasis se ha convertido en un escenario frenético. Han empezado a salir a la luz empresarios testificando en voz alta sobre lo que antes eran únicamente susurros acerca de la podredumbre en las obras públicas. La fiscalía está investigando. Y el ofrecimiento de inmunidad a los que confiesen, existe, pesa y da resultados, aunque sea verdad que esa mecánica jurídica no está prevista en nuestras leyes. Porque sí que lo está la posibilidad de atenuar todo lo que se quiera las penas de quienes hacen espontáneamente una confesión antes de ser acusados de algo... También está constituida una comisión de investigación parlamentaria que entrará en el tema. ¿Por qué decís, puñeteros tertulianos, que aquí todo está igual que antes?

¿SOY VICTIMISTA? Tengo una teoría, pero temo que me llamaréis victimista por contarla. Creo, tertulianos de Madrid, que tenéis tantas ganas de seguir hablando de que la pax catalana es sucia e hipócrita, que cuando --a la catalana, eso sí-- hemos salido, más mal que bien, del enredo, os cegáis y no sabéis verlo, o no queréis reconocerlo. Eso encaja con toda una línea de pensamiento y actuación. Mirad. Lo del 3% pasa en casi todas partes, pero sólo escandaliza cuando aflora en Catalunya. Entonces se dice que aquí regía un silencio mafioso. ¿Qué naturaleza tiene el silencio que hay sobre este mismo tema en el resto de España? ¿Cómo puede ser que, después de que unos affaires de la construcción provocasen un cambio antidemocrático de mayoría en la autonomía de Madrid dejaseis tan pronto de hablar de ello? ¿Es que hay dos tipos de silencios, uno mafioso, si es catalán, y otro prudente o inevitable, cuando se produce en los demás sitios?

¿IMPRUDENCIA? En el momento en que en Catalunya se insinúa la existencia de la basura del 3%, se dice que Pasqual Maragall ha sido imprudente por aludir el tema sin pruebas. ¿No habíamos quedado en que era hipócrita mantener silencio?, ¿es peor ser imprudente que hipócrita?, ¿no creíamos que el Parlament era el marco adecuado para que los políticos hablasen libremente de lo que piensan, lo que temen y lo que sospechan? Queridos tertulianos, cuando empiezan a llegar a la opinión pública testimonios sobre las comisiones en las obras públicas de la Generalitat, explicáis que en Catalunya la situación empeora. Cuando Artur Mas, a la defensiva, ya que eso afecta a la etapa en que gobernaba Jordi Pujol, se querella contra Maragall por haber hecho la insinuación, decís que la crisis catalana es total, dándole una connotación absolutamente negativa. Cuando Piqué presenta una moción de censura evidentemente falsa y sin sentido, sentenciáis de forma categórica que la estabilidad catalana se ha ido al garete. Valdría la pena que empezarais a decirles a quienes escuchan vuestras tertulias que en Catalunya hemos pasado días muy tensos y cargados de discusiones, pero que todo ello se ha sobredimensionado bastante. SOBREDIMENSIÓN. Lo del Carmel ha sido terrible. Dramático para los afectados directos, y muy hiriente para los demás, para quienes nos solidarizamos con ellos. Las administraciones han cometido algunas vacilaciones y fallos al encarar el hundimiento. Pero es simplemente mentira lo que se ha dicho de que se han desentendido de los desalojados. Por mucho que se haya repetido, no es cierto. Lo podían haber hecho, seguro, mejor, pero en ningún momento se desentendieron de las víctimas. También es incierto lo que se ha dicho de que los políticos no se han ocupado del tema. Todos, los que gobiernan y los de la oposición, sin distinción de colores, se han ocupado, y preocupado, y atendido, a los vecinos. Lo han hecho a su modo pero de verdad. Por eso, gracias a eso, al cumplirse un mes, en un tiempo récord, ya estaban fijadas las indemnizaciones para los afectados de primer nivel, ya se habían elaborado los planes de actuación a corto, medio y largo plazo, y ya se negociaban las compensaciones para los demás perjudicados, con los lógicos tiras y aflojas ya que se barajan cifras globales muy importantes.

LA POLÍTICA. Es verdad, tertulianos, que en paralelo a lo anterior empezó y creció hasta desbordarse la guerra entre los partidos sobre quiénes eran los responsables. Y que, en ese combate se utilizó con éxito la cantinela de que mientras los políticos gritaban y se peleaban entre sí, nadie se ocupaba de atender a los vecinos. Era una acusación que formaba parte de la pelea. Pero lo que sucedía era lógico a la vista de la situación catalana. Convergència y el PP enseguida se dieron cuenta de que el Carmel era una oportunidad para desacreditar a Maragall y a Joan Clos, desgastar al tripartito, incomodar a Carod-Rovira, e intentar la aparición de una brecha entre los socialistas y Esquerra Republicana. Como la política es lo que es, Artur Mas y Josep Piqué actuaron en consecuencia. Pero estas dos formaciones sobredimensionaron las cosas. En el pleno del Parlament, lo que tenía que ser simplemente mucha presión erosionadora y milimétricamente calculada por parte de CiU contra el actual Govern, acabó en acusaciones de irresponsabilidad y cobardía personal. A partir de ahí las explosiones se produjeron en cadena. Ante esas acusaciones, como se estaba hablando de la obra pública, el presidente de la Generalitat sobredimensionó asimismo las cosas lanzando con la máxima maldad el tema del 3% a la misma cara de quienes le interpelaban. Artur Mas cometió entonces la imprudencia de sobredimensionar también su respuesta insinuando que haría un chantaje a la elaboración del Estatut. Y así, etcétera, etcétera, etcétera.

LA ESPIRAL HUECA fue lo que siguió a los malos cálculos. En plena huida hacia adelante, CiU anunció una querella absurda e inútil. En desesperada búsqueda de protagonismo para el siempre arrinconado PP de Catalunya, Josep Piqué presentó una moción de censura ilógica. Ambas iniciativas, sin sentido, exageradas, han dado muchísimo que hablar --que era de lo que se trataba, no lo duden-- ya han descarrilado.Por efecto bumerán, tras la querella que no iba a prosperar y la moción que no podía censurar nada, lo que queda después de todo es un tripartito algo mas cohesionado que antes, ya que ha tenido que cerrar filas ante el asalto recibido. También queda una CiU gastada e incómoda, ya sin ninguna querella en la que parapetarse ahora que se investigan las adjudicaciones de obras. También queda un Josep Piqué que, criticado por todos a causa de la moción mal medida y abortada, ha perdido parte de la excelente imagen personal que tenía y del respeto a que se había hecho acreedor más allá de su condición de líder del PP en Catalunya. Creo que todos los protagonistas, salvo ERC e Iniciativa, han perdido crédito popular. Pero, en cualquier caso, por favor, tertulianos, no digan que se han pasteleado las cosas amigablemente, y que todo está como antes.