No discriminemos a los ‘vejestorios’ creativos

La base de muchos problemas de nuestra sociedad está en buscar diferencias no racionales para discriminar por raza (racismo), sexo (machismo), religión (intolerancia), etc. Las personas que discriminan buscan consolidar esas diferencias para obtener una ilícita ventaja a costa de una parte de la población.

El problema se agrava cuando los discriminadores tienen algún tipo de poder político, administrativo o de cualquier otro tipo. Un tipo de discriminación que afecta a los países europeos, y claramente a España, es la discriminación por la edad. A lo largo de la historia se ha pasado de escuchar el consejo de los ancianos de la tribu a buscar jubilaciones prematuras. De hecho la jubilación es una consecuencia de la actual estructura productiva de nuestra sociedad iniciada en la revolución industrial.

Existen diferentes tipos de trabajo en nuestra sociedad, unos son muy rutinarios, otros implican un esfuerzo físico y otros tienen una cuota de peligrosidad. Para estos últimos la jubilación está plenamente justificada. Sin embargo, hay otros trabajos creativos e intelectuales (relacionados generalmente, pero no exclusivamente, con las artes y las ciencias) para los que la perspectiva de una interrupción forzada carece de sentido. En estos trabajos las personas mayores pueden seguir siendo productivas para la sociedad.

Si no lo fueran, por supuesto que sería mejor la jubilación. Pero si gracias a su experiencia y entusiasmo llevan a cabo adecuadamente su trabajo, son rentables socialmente. Quizás este razonamiento fue el que llevó a un ciudadano americano con actividad creativa a conseguir que el Tribunal Supremo de EE UU declarara inconstitucional la discriminación por edad.

En España, la jubilación forzosa podría ser una violación de los artículos 14 y 35 de la Constitución. Debe, pues, aclararse que el problema no es la jubilación en sí, sino la jubilación forzosa en personas productivas, que además de ser contraria a los intereses de nuestra sociedad, puede representar un riesgo para la salud de la persona forzada a abandonar su actividad, como depresión, entre otros problemas.

En el campo de la ciencia, la edad no parece un factor determinante para desarrollar trabajos de alto impacto. Un ejemplo es el del premio Nobel en Física Frank A. Wilczek, que recibió muy joven el premio, en 2004, por su primer trabajo publicado, mientras el premio Nobel de Química John B. Fenn obtuvo el galardón en 2002 por uno de los últimos trabajos de su carrera, cuando era obligado a retirase en la Universidad de Yale.

Existen personas con más de 70 años que desarrollan trabajos de gran responsabilidad, trabajos que pueden ser la presidencia de EE UU o el Papado de Roma. Por otra parte, en trabajos creativos, como bien indicó Javier Marías en su artículo titulado “Los vejestorios cabrones”, el que él u otro escritor mayor sigan publicando interesante novelas, no impide el trabajo de los jóvenes escritores. No hay solapamiento o exclusión entre diferentes creatividades.

En la ciencia española se da la gran paradoja de que mientras se permite a personas que han alcanzado la edad de jubilación continuar con su trabajo activo con nombramientos ad honorem [sin retribución] para los que se les exige una productividad continuada, se les impide concurrir a ciertas convocatorias para subvencionar su ciencia, como la de los Proyectos Explora 2017. En el caso de la convocatoria del Plan Estatal de I+D+i de 2017, se introdujeron normas más restrictivas para los ad honorem, que han hecho más difícil su concurrencia como investigadores principales.

Dado que la actividad experimental no puede llevarse a cabo sin financiación, el impedimento antes citado significa incapacitar la tarea investigadora del personal ad honorem. Grave contradicción en un país cuya economía está tan necesitada de inversiones en ciencia, especialmente después de los duros recortes de los últimos años. España necesita más ciencia, tanto ejecutada por jóvenes como por personas mayores, siempre que su creatividad se siga acreditando con sus descubrimientos y publicaciones. Por ello, no discriminemos a los “vejestorios” creativos, en cualquier rama de la actividad humana, incluida la ciencia. Nos irá mejor como sociedad.

Firman esta tribuna, por orden alfabético:
Jesús Ávila, Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM)
Esteban Domingo, Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM)
José María Fernández Sousa-Faro, PHARMA MAR, S.A.
Margarita Salas, Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM)
Gascón Vilaplana, Laboratorio de Oncología Molecular y Traslacional, IBIBAPs

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