No es verdad. Don Juan Carlos no mató a Manolete

Confieso que este sorprendente titular, que puede parecer un poco irrespetuoso, es la mejor forma que he encontrado de anticiparme al próximo capítulo que puedan publicar de esa especie de tratado sobre cómo acosar a alguien que no puede defenderse de tanta injuria, calumnia y falsedades.

En efecto, asistimos a una incesante actividad, injustificada e indocumentada de acoso a una persona a la que los españoles tanto debemos, como es el Rey Juan Carlos.

Se trata de una campaña de acoso bien orquestada en infinidad de medios en la que solo falta ponerle el nombre al director de la misma, aunque muchos sospechamos de quién se trata. Se lanzan ataques, falsos en muchos casos, sobre los más variados temas: personales, familiares, deportivos, económicos, y se llega a todos los ámbitos a través de sus tentáculos bien conectados al poder, a infinidad de terminales mediáticas.

Culminada la exhumación de los cadáveres de quienes desde un bando podían ser asociados con el «régimen de la guerra y la postguerra», ahora hay que ir a por quien trajo «el régimen del 78», con la reconciliación de los españoles y la democracia a la que defendió cuando estuvo en peligro de morir. Si nos cargamos, piensan, la imagen del gran responsable de haber traído la libertad a los españoles, si destruimos la piedra angular de ese proceso de transición como fue la Monarquía, ya tendríamos libre la Alta Magistratura del Estado y el campo expedito para instaurar la III República.

Por esto es especialmente peligroso para los españoles aceptar o tolerar este permanente acoso a la figura de D. Juan Carlos porque estos falsarios, sin moral ni ética, seguirán después a por el Rey Felipe VI, ya lo están haciendo, y continuarán más tarde si les da tiempo con sus hijas y con todo lo que representa la Monarquía.

Por el momento, el acoso comenzó de nuevo hace tres semanas cuando se conoció que el presidente de la República (¡Oh!) Francesa había invitado al Rey Juan Carlos a cenar en París. A los calumniadores oficiales les cogió la noticia con el pie cambiado y no pudieron desacreditar el viaje sino observar atónitos que todo un presidente de la República recibía al Rey de España, al que el Gobierno español ningunea y limita el acceso a su propio país.

Todo tipo de mentiras, fábulas de mal perdedor, supuestos desmentidos y otras falsedades «inundaron espacios informativos» para desacreditar su figura al ser invitado por otro Rey, en este caso el del Reino Unido. ¿Pero cómo es que le invitan, no era un apestado?

Pues nos concentramos en España y cuando venga a participar en una regata hacemos todo lo posible para ocultar su presencia. Que no pueda ver, recibir o saludar a nadie, que no pueda ir al Club Náutico donde se concentran antes y después de cada regata los tripulantes, nórdicos, americanos, españoles, todos menos él.

¿Y lo siguiente? Pues la semana pasada un par de periodistas conocidos por su afición a los temas sensacionalistas, y con el único fin de vender su libro haciendo daño a quien se les antoje a ellos, se inventan una «hija secreta» del Rey. Esto ya es superar todas las líneas rojas de la decencia.

¿Y después? Pues para que no se les ocurra a unos u otros inventarse que tienen fuentes rigurosas sobre quién mató a Manolete, he investigado sobre el tema y puedo confirmar, empeñando mi palabra, que fue el toro Islero, de la ganadería de Miura, quien mató en Linares, en agosto de 1947 al gran Manolete. No fue el Rey Juan Carlos, aunque alguien nos lo puede intentar «colar» citando fuentes dignas de crédito.

Pero los españoles deben de estar alerta, porque seguirá el acoso y tras la propuesta del nefasto Echenique de retirar los cuadros de fotos del Rey de España del Palacio de Congresos, la imagen de un muñeco coronado colgado en una Universidad, o la solemne declaración de que «el Rey no tiene vida privada», vendrán más manifestaciones de odio y rencor por quienes no cesarán en su deseo de traernos, el «envenenado regalito» de una III República, vistos los grandes éxitos alcanzados por las dos primeras.

Al Rey Juan Carlos, a quien como español estaré siempre agradecido por habernos traído, y defendido un régimen político que nos ha permitido vivir en libertad, le he de decir que somos millones de españoles que vamos constatando que esta campaña de acoso no va dirigida solo contra él, sino contra la Institución de la Monarquía, objetivo último de la misma.

Carlos Espinosa de los Monteros es abogado y técnico comercial del Estado.

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