Noticia de España

Releo Notícia de Catalunya, de Jaume Vicens Vives, en la edición conmemorativa de su centenario. El magnífico prólogo de Borja de Riquer recuerda el contexto, las razones y el impacto del libro en 1954 y en 1960. Medio siglo después, sigue siendo un gran texto. Lúcido y metafórico. Interesante por lo que dice y por lo que significó. Lo escribió para recordar a los catalanes quiénes eran, cuáles habían sido sus señas de identidad y sus virtudes cívicas; pero también para hacer ver a los españoles que sólo un mejor equilibrio político entre Catalunya y Castilla podía dar salida al pluralismo hispánico y ofrecer comodidad política a todos los pueblos peninsulares. Fue un texto político. Interpelaba a las élites catalanas impotentes entre el exceso de prudencia y el más extremo conformismo. Pretendía afrontar la honda situación de desconcierto político e ideológico que imperaba en la sociedad catalana. Notícia quería ser una herramienta al servicio de un proyecto catalán de renovación, de modernidad y de europeísmo; aspiraba a que Catalunya volviera a ser la palanca de España para sacarla del camino sin salida en la que se había metido. En realidad, fue un enésimo intento catalán para que España entendiera su carácter plural. Visto en la distancia conmueve observar la cantidad brutal de energía intelectual y colectiva que los catalanes han aplicado a convencer a los demás españoles de que es posible una España que acepte su pluralismo histórico, cultural, lingüístico y político.

Notícia fue uno de los libros más significativos publicados en la España franquista. Es un texto introspectivo. Produce vértigo compararlo con lo que se estaba escribiendo en Europa. En Catalunya sus mejores intelectuales se veían forzados a reflexionar sobre sí mismos; en Europa se pensaba sobre el mundo que construir tras el brutal horror que había supuesto la Segunda Guerra Mundial. La Europa democrática desplegaba el Estado de bienestar. España seguía ofuscada en su laberinto, multiplicado por la dictadura.

Han pasado 50 años. La sociedad planetaria ha vuelto a activar la pregunta de entonces: ¿qué mundo queremos? Como en aquellos tiempos, España sigue forzando la mirada hacia sí misma. El unitarismo no se rinde. El Tribunal Constitucional pone en duda, una vez más, el pluralismo hispano, rechaza sin más la diversidad de identidades culturales y políticas que configuran el Estado. De nuevo la energía de una generación entera de ciudadanos se está dilapidando en cuestiones de ser. De nuevo el españolismo retrógrado impone sus reglas. Se manifiesta en lo que se dice a diario sobre Catalunya en determinados medios, en la exigencia de centralización de las competencias autonómicas, en cómo se lee el pasado. En Madrid ya pocos se esconden: la Constitución de 1978 y los estatutos de autonomía fueron un punto final. El café para todos fue un mal menor para impedir la inaceptable diferenciación nacional de catalanes y vascos. Se acepta sin rubor. Se prefirió triturar España en 17 autonomías antes que aceptar la diferenciación de las naciones históricas. España es una y basta.

Me gustaría saber cómo encajaría hoy Vicens las piezas del puzle. Lo que para los catalanes fue la transición: abrir una puerta, para otros supuso cerrarla. España es hoy un país descentralizado, mucho más democrático y mucho más desarrollado, han eclosionado nuevos poderes regionales, se han nivelado las infraestructuras y las rentas. Pero no ha desterrado la vieja idea de una España nacional única y monolítica. ¿Cómo lo pensaría Vicens? ¿Vería a los catalanes - como entonces-demasiado prudentes y conformistas, demasiado encerrados en sí mismos, excesivamente pragmáticos y sin ideales colectivos? ¿Cómo explicaría que la España democrática y desarrollada no haya permitido una solución razonable al anhelo de libertad nacional de los catalanes? ¿Por qué las élites españolas se han empeñado, una vez más, en negar el pluralismo hispano? ¿Quizás sabría decirnos qué impide construirlo? ¿Por qué la sociedad española ha dejado de producir federalistas? ¿Por qué el socialismo español ha dejado morir su España plural? ¿Cómo pueden los catalanes seguir comprometidos con una causa - España-que se quiere unitaria, indivisa y exclusiva? Como siempre. Releer a Vicens le revaloriza; respondió a las inquietudes de su época, pero ilumina los problemas de ahora. Cierro su libro y recuerdo a Cesare Pavese: la única forma de escabullirnos del abismo es mirarlo, medirlo, sondear sus profundidades y bajarlo. España parece decidida a deslizarse una vez más por el abismo. Lejos de disminuir, se intensifican el corporativismo de la clase política, la lamentable aceptación social de la corrupción, la descomposición del sistema judicial, la incapacidad de las instituciones para afrontar la crisis económica y la lamentable obstinación unitarista. Ay de los pueblos - escribió Vicens-que no se detienen en los grandes recodos de la historia, palpan su cuerpo, escuchan su alma y mesuran el acierto o el error del trabajo realizado. La sociedad española, una vez más, no quiere hacerlo; prefiere extraviarse.

Ferran Mascarell