Nueva propaganda: la diplomacia pública de los regímenes autoritarios en China y Venezuela

Introducción: autoritarismo posmoderno

Hemos hablado en otras ocasiones de la “nueva diplomacia pública”. Sin embargo, hoy en día podemos hablar además de la “nueva propaganda” para referirnos al posicionamiento y las estrategias de comunicación de regímenes autoritarios como Venezuela y China.

Ambos países son dos potencias económicas: el primero en la exportación de petróleo y el segundo en la exportación de bienes de consumo. Los dos aspiran a ocupar un papel de liderazgo en sus respectivas regiones de Latinoamérica y Asia, y para ello han emprendido intensas actividades diplomáticas convencionales y “públicas”.

Más allá de sus evidentes diferencias, los dos países han puesto en marcha ambiciosas campañas para ejercer una influencia en la opinión pública de otros países con objeto de ganar apoyos para sus actividades en el extranjero. Ambos lanzaron sus programas de propaganda internacional hacia el año 2004, cuando China creó el Instituto Confucio para la enseñanza del idioma chino en todo el mundo, en tanto que Venezuela lanzaba Telesur, la alternativa latina a CNN.

Por ultimo, ambos regímenes autoritarios se han beneficiado de las críticas de las que ha sido objeto EEUU desde el comienzo de la Guerra contra el Terror y la Guerra de Irak. A pesar de la sistemática violación de los derechos humanos por parte de China, la reputación de EEUU ha sufrido más debido a los episodios en Irak, Guantánamo, los vuelos secretos de la CIA, etc. Hugo Chávez ha explotado estos problemas sistemáticamente con el fin de proyectarse como líder antisistema tanto en Latinoamérica como en el resto del mundo.

Procederemos ahora a analizar con más detenimiento estos dos casos de “propaganda posmoderna”, es decir del uso que hacen los regímenes autoritarios de los instrumentos de diplomacia pública para conseguir prominencia internacional.

Javier Noya

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