Objetivo común: un mundo seguro

la mayoría de las personas les gusta pensar que el progreso es algo inevitable. Después de siete décadas de paz en la mayor parte de Europa, estamos convencidos de que ya no hay marcha atrás, y que no volveremos a conocer el dolor y la destrucción del pasado en nuestro continente. Pero los recientes atentados en Barcelona, Londres y Mánchester, entre otros, muestran que nuestra paz y seguridad no pueden darse por sentado.

Y yo lo sé de primera mano. Mi abuelo paterno combatió en la Primera Guerra Mundial en las filas de la RAF y mi abuelo materno y mi padre en la Segunda Guerra Mundial, también en la RAF y en los campos del norte de África y de Italia, luchando por recuperar la libertad de nuestro continente.

Objetivo común un mundo seguroLa derrota del terrorismo, la defensa de nuestra seguridad y la promoción de nuestros valores comunes requiere de una inversión continua de buena voluntad y de los recursos necesarios. Creo que la mayoría de los españoles estará de acuerdo en que el Reino Unido ha desempeñado un papel importante en la protección de Europa, y a este respecto, nuestra salida de la Unión Europea no va a cambiar nada.

Para ponerlo de manifiesto, este martes el Gobierno británico ha publicado nuestra visión de cómo debe ser la futura asociación entre el Reino Unido y la UE en defensa, política exterior y desarrollo. En este documento presentamos una serie de propuestas y hablamos de una serie de áreas en las que creemos que la cooperación sería en beneficio mutuo, como el intercambio recíproco de personal y de información reservada.

Nuestra postura se mantiene: el Reino Unido tiene intereses mundiales y una política global, pero nuestra seguridad está vinculada de manera indivisible con la europea.

Este compromiso incondicional se pone de manifiesto fundamentalmente a través de la OTAN, en la que tanto el Reino Unido como España cooperan muy de cerca. La semana pasada, nuestro ministro de Asuntos Exteriores, Boris Johnson, visitó Estonia, donde 800 militares británicos ayudan a salvaguardar la independencia de ese país del Báltico, cumpliendo con nuestras obligaciones como parte de la Alianza Atlántica. La Fuerza Aérea española también ha participado en esta operación, en concreto patrullando los cielos, protegiendo la integridad del espacio aéreo de un aliado de la OTAN junto con cazas de la RAF británica.

Mañana acudiré a Torrejón de Ardoz, en Madrid, para visitar al personal británico que se encuentra en esta base aérea, sede de uno de los centros aéreos combinados de operaciones de la OTAN. En anteriores visitas a nuestros militares en España en estos casi cuatro años que llevo como embajador, siempre me ha admirado ver el gran entendimiento y la excelente coordinación con que estos trabajan con los españoles y otros miembros de la OTAN.

Hemos trabajado juntos en misiones de la Alianza como ISAF en Afganistán, y seguimos haciéndolo en otras operaciones internacionales como la Coalición Global contra Daesh, con otros 71 países más. Este mismo año, las Fuerzas Armadas británicas han asumido el mando de la Fuerza de Respuesta de la OTAN y de su punta de lanza, la Fuerza Conjunta de Muy Alta Disponibilidad, relevando a España en este cuerpo que forma parte del plan de la Alianza de afrontar los retos planteados por Rusia y las amenazas que provienen de Oriente Medio y del norte de África.

Esta cooperación estrecha con España y con nuestros demás aliados internacionales no va a cambiar, ya sea en la OTAN o en otros organismos multilaterales como la ONU o la OSCE.

Pero es que además nuestro compromiso va más allá: el Reino Unido está decidido a seguir cumpliendo el objetivo marcado por la OTAN de destinar el 2 por ciento de su Producto Nacional Bruto a la defensa.

El Reino Unido aporta otras capacidades esenciales. Las industrias británicas de defensa y de seguridad, nuestra experiencia en el ciberespacio y nuestros programas de investigación y desarrollo contribuyen a la seguridad europea. Por ejemplo, con España trabajamos en proyectos como el Eurofighter o el programa de misiles Meteor, ayudando a la creación de empleo y al refuerzo de las industrias nacionales.

Otro apartado con particular experiencia británica son las sanciones de la UE. De todas las congelaciones de activos que ha llevado a cabo la UE sobre grupos terroristas, más de la mitad se basan en prohibiciones nacionales británicas. Queremos seguir trabajando con España y nuestros demás socios europeos en este apartado una vez que hayamos salido de la UE.

No quiero olvidar la ayuda al desarrollo, que mi país ha fijado por ley en el 0,7 por ciento del PIB. En este área también queremos seguir cooperando con nuestros socios europeos, y compartimos los compromisos de la UE de erradicar la pobreza y llevar la prosperidad, la paz y la estabilidad a los países en vías de desarrollo.

El Gobierno británico ha sido muy claro: vamos a dejar la Unión Europea, y vamos a salir de las estructuras de política exterior de las instituciones comunitarias. No hay ningún modelo de cooperación entre la UE y un país tercero que se pueda comparar o que iguale la gran profundidad y la amplitud de colaboración que existe entre la UE y el Reino Unido. Por ello somos partidarios de una asociación futura que sea profunda y amplia, que abarque la diplomacia, la defensa, la seguridad y el desarrollo.

Británicos, españoles, europeos… Todos compartimos los mismos valores: preservar la paz y reforzar la seguridad internacional, promocionar la cooperación internacional y promover la democracia, el estado de derecho y el respeto a los derechos humanos.

Y todos compartimos las amenazas comunes que han aumentado en tamaño y dificultad, desde el terrorismo a la inmigración ilegal y la ciberguerra.

La evolución y la complejidad de los retos comunes que afrontamos nos obligan a la Unión Europea y al Reino Unido a estar a la altura y cooperar estrechamente, para así mantener y defender nuestros valores comunes y cumplir con nuestro objetivo común de conseguir un mundo seguro y protegido.

Simon Manley, embajador del Reino Unido en España.

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