Occidente debe escoger: victoria de Ucrania o guerra total en Europa

Un tanque Leopard 2A6 del ejército alemán en unas maniobras. Reuters Omicrono
Un tanque Leopard 2A6 del ejército alemán en unas maniobras. Reuters Omicrono

Un año después de que Rusia comenzara su guerra genocida a gran escala, la victoria de Ucrania es más necesaria que nunca.

Los aliados occidentales deben intensificar la ayuda militar y proporcionar a Ucrania armas pesadas. Y no sólo para que Kiev resista, sino para que salga victoriosa y derrote al Kremlin.

Esto plantea la pregunta de qué significa una victoria para Ucrania. ¿Expulsar a Rusia de su territorio y restaurar sus fronteras? ¿Alcanzar un acuerdo para las reparaciones y la reconstrucción del país? ¿La expansión de la OTAN, con Ucrania y otros países como nuevos miembros?

Ante la perspectiva de un conflicto prolongado, los aliados occidentales podrían verse tentados de bajar la guardia y ver la victoria militar simplemente como una cuestión geopolítica.

Pero no es así como lo vemos los ucranianos.

Las vidas de nuestros ciudadanos se pierden todos los días y cada momento de vacilación supone más sufrimiento para nuestro pueblo. Para nosotros, la victoria consiste en salvar a tantos ucranianos como podamos para construir un mundo mejor después de la derrota de Rusia.

Esta es la razón por la que cada retraso en el suministro de armas pesadas de nuestros aliados cuesta tanto. Porque cada día estamos perdiendo más de lo mejor que tenemos.

De momento llevamos la cuenta de las atrocidades rusas de la misma manera que vosotros medís el tiempo con los relojes: asaltos a Bakhmut y Soledar, destrucción de bloques residenciales en Dnipro, atrocidades apiladas sobre atrocidades en el interminable desprecio de Moscú por los derechos humanos.

Y aquí estamos, un año después de la llamada "operación militar especial" de un Estado terrorista. Un Estado conocido por sus atrocidades en el hemisferio sur. Por sus campañas de desinformación en el extranjero y por sus interferencias en procesos electorales de todo el mundo. Por la práctica del asesinato de disidentes políticos, sobre la que los aduladores del Kremlin guardan silencio. Además de por el uso incesante de la violencia en la esfera internacional.

A los ucranianos se nos ha dicho que le demos una oportunidad a la paz. También, que tomemos en consideración algún tipo de compromiso que pueda convenirnos. Como si eso fuera a poner fin a la invasión rusa.

Los occidentales que nunca vivieron bajo el dominio soviético están convencidos de que entienden mejor a los rusos que nosotros. De que la empresa criminal del Kremlin es comprensible. Se apoyan para ello en décadas de argumentos delirantes.

Pero no pueden ignorar a los ucranianos que han sido asesinados, secuestrados o torturados.

En nuestra guerra de resistencia sólo hemos pedido las armas necesarias para luchar por nuestra propia supervivencia y el derecho a existir como nación independiente.

Hay dos futuros posibles en esta guerra.

El primero. Ucrania recibe la ayuda necesaria para una victoria decisiva en el campo de batalla y para volver a las fronteras internacionalmente reconocidas de 1991. En este caso, las Fuerzas Armadas de Ucrania (AFU) seguirían siendo capaces de defenderse hasta el momento en que la agresión rusa ya no fuera sostenible para el Kremlin.

Para lograr esto, Ucrania necesita que los aliados de la OTAN que todavía se mantienen al margen abandonen su vacilación y aceleren la entrega de equipos vitales para nosotros. Reino Unido, Francia, Alemania y Estados Unidos se han comprometido a proporcionar vehículos de combate de infantería. Pero la promesa de más tanques pesados, incluidos el Challenger 2 y los tanques Leopard 2 de fabricación alemana, son hasta ahora pequeños en número y espasmódicos en su suministro.

Países como Finlandia sólo suministrarán tanques si otros países europeos, en particular Alemania, lo hacen. Y eso hace que la postura de Berlín de "lo haremos-no lo haremos" sea difícil de digerir.

Mientras tanto, las autofelicitaciones por las transferencias limitadas de armas entre ciertos Estados miembros no sirven para corregir el llamativo desequilibrio entre la campaña de sanciones contra Rusia y la ayuda real que se ha entregado a Ucrania.

Los reformistas ucranianos, respaldados por el apoyo occidental, pueden prevalecer sobre el legado de la corrupción postsoviética, creando instituciones democráticas fuertes necesarias para el éxito en el campo de batalla. Y la victoria de Ucrania daría a la comunidad internacional la oportunidad de revertir la campaña de desinformación y terrorismo de Rusia.

El segundo futuro posible es que Ucrania no reciba armas estándar de la OTAN en tiempo y cantidad, lo que le permitiría a Rusia superar al Ejército ucraniano y campar a sus anchas en el flanco oriental de la OTAN.

Los difamadores redoblarían sus ataques contra Ucrania, calificándola de corrupta, incompetente e incapaz de sostener la contraofensiva, aumentando así la presión sobre Kiev para que negocie con Moscú con el fin de "preservar la paz".

Esto le daría al Kremlin munición para conservar el control del territorio ucraniano y la legitimidad que necesita para mantener a la OTAN como rehén de las negociaciones. También pondría a Rusia en pie de guerra permanente y validaría el enfoque diplomático de Putin, incluido el asesinato de voces críticas y de opositores, sus repetidas amenazas de escalada nuclear y sus ataques convencionales "limitados".

El delirante imperialismo de Rusia y su absoluta falta de voluntad para reconocer las normas internacionales significa que un alto el fuego con las fronteras de 2014 dará lugar a nuevos ataques híbridos contra los miembros de la UE y la OTAN.

Esto sentaría las bases para una guerra total en Europa. Y, dada la falta de preparación de la OTAN para un conflicto que hoy está limitado a un único Estado, proporcionaría cierta ventaja inicial al Estado ruso.

Los líderes occidentales necesitan despertar. Para Rusia, la OTAN es una amenaza existencial inaceptable. La retórica diaria de Moscú confirma que esta "operación militar especial" continuará devastando Ucrania.

La OTAN sólo tiene dos escenarios frente a ella. Facilitar la victoria de Ucrania y participar en la posterior contención de Rusia. O retrasar, con sangre ucraniana, una confrontación inevitable con la máquina de guerra rusa.

Hanna Hopko es periodista experta en defensa, exmiembro del parlamento ucraniano y jefa de la red de la Junta Ucraniana de Intereses Nacionales.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *