Paz por territorios

César Alonso de los Ríos (ABC, 20/01/05).

Tengo la impresión de que Zapatero está viviendo la ilusión de poder afrontar la cuestión vasca de un modo radical, esto es, yendo a la raíz, a la propia ETA, al mantenimiento de conversaciones con ETA a fin de llegar a algún tipo de acuerdo por el que aquélla decida dejar de matar. «Paz por territorios».

Para Zapatero hay un dogma: en todo hay que hacer una política exactamente opuesta a la de Aznar. Es su método. Y la cuestión nacional no debe ser una excepción, y aún menos por lo que respecta a la política en el País Vasco.

Los socialistas están convencidos de que a los españoles no les importa demasiado la separación de hecho de algunas regiones con tal de que pueda presentarse de un modo respetable, ambiguo, «libremente aceptado», y con tal de que se acaben los muertos. Así que se han lanzado a la operación. Ésta es la conclusión a la que me lleva la lógica a partir de unos determinados comportamientos del Gobierno y alguna que otra información. La tregua es la solución. ¿A cambio de qué? Los socialistas piensan que los españoles son muy realistas, es decir, que tienen las suficientes tragaderas (ellos como partido las tienen) como para llegar a sacrificar doblemente a las víctimas del terrorismo. Por otra parte, piensan que la primera víctima histórica fue el pueblo vasco. Con el franquismo y antes del franquismo. Y, como lo que importa es la paz, habrá que llegar a un acuerdo para conseguir detener el proceso. Como no supo hacerlo Aznar. Es posible que haya que liberar presos y quizá salvar parte del plan Patxi y hace realidad la interlocución de igual a igual entre representantes de España y Euskalherría, de la que habla Otegi (quizá futuro Nobel de la Paz).

EN estas circunstancias, ¿por qué no dejar que Ibarretxe hiciera su discurso a la Nación vasca desde la propia Moncloa? ¿Por qué no excitar la lucha por la hegemonía entre los vascos que matan y los que se aprovechan de éstos?

Así que Zapatero le regaló a Ibarretxe la tribuna mientras a Otegi le daba la credibilidad ante los medios periodísticos. Lo importante es que los ciudadanos vean que «algo se mueve». Mientras tanto, y coincidiendo con el discurso de Ibarretxe desde Madrid, los nacionalistas catalanes enviaron un mensaje/amenaza según el cual el Estatuto catalán será aún más inquietante que el plan Ibarretxe.

SI Zapatero quería demostrar a los españoles hasta qué punto es trágica nuestra situación desde el punto de vista de la inestabilidad estatal y desde el punto de vista de la agresividad de los partidos nacionalistas, lo ha conseguido. La ciudadanía está consternada, está angustiada. Era difícil imaginar que Ibarretxe desafiara la voluntad nacional española desde una tribuna concedida por el Gobierno. ¿Por qué no iba a hacerlo Zapatero si lo que quiere es justificar las conversaciones con ETA y el cuadro de concesiones que habrá de hacer para conseguir la paz?

El príncipe de la paz. En Irak y en el País Vasco. Y el Ejército en el sureste asiático, donde debe estar, en obras filantrópicas. Incluso peligrosas, según el ministro.

Así pues, al parecer del Gobierno era necesario que la sociedad pudiera vivir en toda su crudeza y con toda su magnitud «el problema de España». A juicio de Zapatero, para que los españoles acepten la fórmula «paz por territorios» tienen que ponerse en la situación de tener que optar como si ellos mismos fueran gobernantes.

¿Y la bomba de ETA en Guecho? Una razón más para la negociación, aquí donde las muertes se vuelven triunfos.