Pensar como local para desarrollarse mejor

Pensar como local para desarrollarse mejor

En octubre de 2018, los canales noticiosos de la televisión pakistaní informaron sobre la construcción de una pequeña represa por parte de las autoridades locales en Pishin, un distrito en la provincia de Beluchistán, para enfrentar las frecuentes sequías. En lugar de aceptar la propuesta del gobierno de construir la represa a un coste de PKR 10 millones ($71.000), la comunidad local decidió construir una por apenas PKR 2,1 millones bajo un programa de desarrollo rural financiado por la Unión Europea.

Este enfoque autosuficiente para el desarrollo ha dado réditos también en otras partes del país. El distrito Hunza en el extremo norte tiene una tasa de alfabetización del 95% -la más alta de Pakistán- gracias al éxito de las escuelas impulsadas por la comunidad, que superan en cantidad las escuelas estatales de baja calidad. Imitando el Proyecto Piloto Orangi en las afueras de Karachi, la comunidad construyó un sistema de alcantarillado con asistencia técnica de una ONG y financiación el 70% del coste total.

No son ejemplos aislados. Frustradas por los servicios estatales deficientes o inexistentes, las comunidades locales de todo Pakistán están desempeñando un mayor papel en los proyectos de desarrollo. Si se replicara ampliamente, esta participación comunitaria podría reducir la carga sobre las finanzas del estado y permitir que el país se desarrolle de manera más inclusiva y sostenible.

La idea de que las comunidades locales jueguen una parte clave en las iniciativas de desarrollo no es nueva. Por ejemplo, en 1993 la Cumbre Educación para Todos, impulsada por la UNESCO en Nueva Delhi, India, recalcó que la educación es responsabilidad de las familias, las comunidades y las ONG, así como de los gobiernos. Pero a lo largo de las últimas tres décadas ha habido un cambio gradual de pensamiento sobre el modo como las comunidades locales pueden cumplir un papel más eficaz.

En las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado, las comunidades tenían una mirada verticalista desde abajo hacia arriba para el desarrollo, y se distanciaban de las iniciativas dirigidas desde el gobierno. Sin embargo, en gran parte este enfoque no tuvo éxito, debido a tensiones políticas y problemas con la ampliación de tales iniciativas. En contraste, existe ahora un consenso creciente sobre el que las comunidades locales logran su máxima eficacia si se coordinan con gobiernos operativos, ONG y actores del sector privado.

En un informe de 2013 del Banco Mundial, Ghazala Mansuri y Vijayendra Rao destacaron el problema del fracaso de la sociedad civil ante la ausencia de una “infraestructura cooperativa” basada en instituciones estatales operativas. En una línea similar, Bishwapriya Sanyal del Instituto de Tecnología de Massachusetts había argumentado con anterioridad que “el desarrollo requiere una sinergia entre iniciativas desde arriba y desde abajo, un esfuerzo colaborativo entre el gobierno, las instituciones del mercado y ONG que aproveche la ventaja comparativa de cada tipo de institución y reduzca sus desventajas comparativas”. Y en un estudio de 2004, Asim Ijaz Khwaja de la Universidad de Harvard concluía que la participación comunitaria mejoraba sustancialmente el mantenimiento de proyectos de infraestructura, siempre y cuando su involucramiento se limitara a aspectos no técnicos.

Estos enfoques colaborativos deberían ayudar a que las comunidades se sientan menos aisladas en los proyectos de desarrollo. En este respecto, los Nobel de economía Amartya Sen y Elinor Ostrom hablaron al desarrollo de un “capital social” que hace posible que una comunidad tome la iniciativa en caso de que desaparezca esa financiación u otras formas de asistencia institucional.

Otra iniciativa educacional en Pakistán, llamada STRIDE, ofrece un ejemplo adicional sobre cómo las comunidades locales pueden desempeñar un papel positivo en el desarrollo. La iniciativa, apoyada inicialmente por el Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido, se ejecuta hoy a través de los gobiernos provinciales de Punjab y Khyber Pakhtunkhwa, que la han ampliado a más distritos, apunta a mejorar las perspectivas de los estudiantes de permanecer en la escuela y hacer la transición a mayores niveles de educación.

La iniciativa introduce clases de media tarde y brinda transporte a los estudiantes que vivan lejos de su escuela. Un factor crucial es que también apunta a sensibilizar a las comunidades locales sobre los desafíos de retención y transición, estimulándolas a contribuir con soluciones sostenibles.

Parece estar funcionando. En el consejo de la unión (UC, por sus siglas en inglés) Pirhar del distrito de Muzaffargarh, la comunidad local aportó PKR 48.000 para los costes de transporte de los estudiantes inscritos en una escuela STRIDE cercana, y el presidente mismo del UC dio triciclos de transporte (rickshaws) a algunos de sus parientes pobres para que pudieran hacerse un dinero transportando estudiantes de STRIDE.

Otra escuela STRIDE, en el distrito de Swabi, tenía problemas para retener profesores para el turno de la tarde, por las largas distancias de viaje y el terreno montañoso, sumado a la desaprobación social a que las mujeres lleguen a casa tarde en la noche. Para solucionarlo, el coordinador de distrito de STRIDE, tras consultar con los ciudadanos locales, convenció al departamento de educación de construir habitaciones adicionales en la escuela para usarlos como hostal docente.

La mentalidad conservadora en muchas áreas de Pakistán puede a veces hacer casi imposible que las mujeres y niñas se desplacen a una escuela distante. Pero al tomar en cuenta las preocupaciones de los ciudadanos, la iniciativa STRIDE ha facilitado el que las jóvenes prosigan con su educación sin crear reacciones adversas.

En Pakistán, el debate sobre el desarrollo ha avanzado de manera importante en los últimos 30 años, y las comunidades locales desempeñan un papel cada vez más importante. Se debería estimular y saludar su participación; de hecho, esta es vital para asegurar la aceptabilidad y sostenibilidad de las iniciativas de desarrollo.

Zara Kayani is a research fellow at the Institute of Social and Policy Sciences (I-SAPS) in Islamabad, Pakistan. Traducido del inglés por David Meléndez Tormen.

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