Podemos acabar con las enfermedades tropicales desatendidas

A principios de este año, los líderes mundiales iniciaron el proceso de compromiso y adopción de la Declaración de Kigali sobre las Enfermedades Tropicales Desatendidas. Esta declaración es una afirmación de alto nivel destinada a movilizar la voluntad política necesaria, el compromiso de las comunidades, los recursos financieros y la acción individual para poner fin a las enfermedades tropicales desatendidas (ETD). La Declaración de Kigali se lanzará en la Cumbre de Kigali sobre la Malaria y las Enfermedades Tropicales Desatendidas que se celebrará de manera paralela a la 26ª Reunión de Jefes de Gobierno de la Commonwealth a llevarse a cabo este mes en Ruanda.

Las ETD son un grupo de 20 enfermedades que incluyen la lepra, la elefantiasis, la rabia, la oncocercosis (también llamada ceguera de los ríos) y el tracoma; estas enfermedades afectan a 1,7 mil millones de personas alrededor de todo el mundo, el 35% de las cuales viven en África. Pero, si bien estas enfermedades debilitan, desfiguran y pueden matar, reciben mucha menos atención que otras enfermedades, en parte debido a que afectan principalmente a las personas más pobres del mundo.

Tanzania se encuentra entre los países más afectados por las ETD. Casi la mitad de la población del país (es decir, más de 29 millones de personas) requiere tratamiento para al menos una ETD, esta cifra incluye a 19 millones de niños en riesgo de contraer lombrices intestinales.

Los efectos de las enfermedades tropicales desatendidas son devastadores y afectan de manera desproporcionada a las mujeres y las niñas, debido a que las actividades de alto riesgo, como por ejemplo lavar la ropa en los ríos, típicamente son parte de su rutina diaria, lo que las hace más propensas a enfermarse. Cuando se enferman, no pueden asistir a la escuela, ir a trabajar o cuidar de sí mismas o de sus familias.

Incluso si las mujeres y las niñas logran evitar enfermarse, se puede esperar que renuncien a un trabajo o dejen la escuela para cuidar a un pariente enfermo con una ETD. Esto puede agravar el estigma social, el aislamiento y los problemas de salud mental que afectan a las mujeres y las niñas. Por lo tanto, la ampliación de los programas de ETD puede ayudar a alcanzar las metas de igualdad de género de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Es por esta razón que me complace de manera especial que el primer objetivo de la Declaración de Kigali sea “garantizar que las personas afectadas por las ETD, en particular las mujeres y las niñas, las personas con discapacidad y los grupos minoritarios y sub-representados, sean situados en el centro de los programas y procesos de toma de decisiones en materia de ETD”. Sólo a través de este proceso inclusivo podremos avanzar hacia el acceso equitativo a una atención sanitaria esencial y de calidad para todos.

A su vez, el impacto de las ETD se extiende más allá de la estigmatización y la salud psicosocial. En los países donde las ETD son endémicas, el impacto económico puede atrapar a las comunidades en ciclos de pobreza. Se gastan miles de millones de dólares en el tratamiento de las ETD, y simultáneamente se pierden ingresos debido a que las personas no pueden trabajar porque están enfermas o deben cuidar a alguien que sí lo está.

Garantizar el acceso a largo plazo a los servicios sanitarios esenciales, así como a un seguimiento adecuado para combatir las ETD, requiere de una importante inversión financiera. Sin embargo, la limitación de recursos y la existencia de prioridades contrapuestas han obstaculizado los esfuerzos para combatir las ETD y han ralentizado el avance hacia su erradicación, eliminación y control.

A pesar de estos desafíos, Tanzania avanzó en la lucha contra las ETD. El número de distritos del país que requieren tratamientos preventivos para la filariasis linfática, comúnmente conocida como elefantiasis, se redujo de 119 en 2004 a ocho en 2021. Y el número de distritos que requieren tratamientos preventivos para el tracoma, la principal causa infecciosa de ceguera prevenible, se redujo de 71 en 2012 a nueve en 2021. El número de personas que necesitan intervenciones quirúrgicas para el tracoma se redujo de 167.000 a 27.000 en el mismo periodo de tiempo. Estos son logros notables, y han puesto a Tanzania en camino de erradicar ambas enfermedades.

El éxito de Tanzania en la lucha contra las ETD refleja un patrón de progreso a nivel mundial. Cuarenta y seis países han erradicado al menos una ETD hasta la fecha y 600 millones de personas ya no necesitan tratamiento para las ETD. Las tasas de infección de enfermedades que han plagado a la humanidad durante siglos, como la lepra, la enfermedad del sueño y la enfermedad del gusano de Guinea, se encuentran en sus niveles históricos más bajos.

Pero si bien estas tendencias demuestran que es posible acabar con las ETD, aún queda mucho trabajo por hacer. En particular, los líderes nacionales deben apropiarse del proceso, respaldar con sus potestades esta misión e invertir el capital político y financiero que sea necesario para llevarlo a cabo.

La Declaración de Kigali sobre las ETD es una herramienta poderosa para ayudar a lograr esta misión, y Tanzania se enorgullece de haberla respaldado. En Tanzania, estamos demostrando que estamos plenamente comprometidos con la erradicación de las ETD. Otros países en África y en otros lugares en los que las ETD son endémicas deberían seguir este ejemplo y respaldar la Declaración en la Cumbre de Kigali, liberando el potencial que tienen los países para poner fin tanto a las ETD como a la malaria.

La erradicación de las enfermedades tropicales desatendidas transformará la vida de millones de personas en todo el mundo. Los líderes mundiales cuentan ahora con la declaración de propósitos que necesitan para motivar y guiar los esfuerzos dirigidos a garantizar que la próxima generación esté libre de dichas enfermedades.

Samia Suluhu Hassan is President of the United Republic of Tanzania. Traducción del inglés: Rocío L. Barrientos.

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