Política y justicia

Tras nueve años imputado por una acusación falsa que hizo un ex diputado del Partido Socialista y un partido político, Ángel Acebes, ex secretario general del Partido Popular, ha sido absuelto de un delito que nunca cometió. A Acebes se le acusó por la salida de Bankia a Bolsa. Cuando Bankia salió a Bolsa, fuera o no fuera delito, él no estaba. No era consejero de Bankia. Nunca lo fue. Ni antes de salir a Bolsa, ni durante la salida a Bolsa, ni después de salir a Bolsa. Y tampoco era consejero de la sociedad BFA, el accionista mayoritario de Bankia, cuando Bankia salió a Bolsa. Y, sin embargo, ha estado nueve años sentado en el banquillo en un proceso penal acusado de salida de Bankia a Bolsa. El proceso se inició con una acusación hecha por políticos que presentaron un documento falseado. El acusador no presentó la composición del Consejo de Administración de cuando Bankia salió a Bolsa. Presentó la composición del Consejo de BFA de un tiempo posterior.

Se le acusó de un supuesto penalti en un partido en el que él ni estaba en el área, ni había salido al campo, ni siquiera era reserva. Hoy la Audiencia Nacional ha declarado que aquella acción no era penalti. Pero a Ángel Acebes se le ha tenido nueve años sufriendo la pena de banquillo, la pena de telediario acusado de un penalti que no existió y cometido supuestamente por un equipo en el que él no estaba.

Hay cientos de entradas en Google en las que se considera un delincuente o un presunto delincuente a Ángel Acebes por una acción que, aunque hubiera sido delito, y ahora está probado que nunca lo fue, él no había cometido. No estaba en el lugar del supuesto crimen. Sí lo estaban, sin embargo, otros consejeros que sí que eran miembros del Consejo de Administración cuando Bankia salió a Bolsa y a los que el mismo juez que ha mantenido la imputación de Ángel Acebes exculpó porque decía que solo llevaban mes y medio en la entidad y, por tanto, no podían ser responsables de la salida a Bolsa.

Acebes no sólo no llevaba mes y medio. No estaba ni siquiera. Entró de consejero cuando Bankia había salido a Bolsa y, sin embargo, el mismo juez que exculpó a unos inculpó a otro. La diferencia: el exculpado era Virgilio Zapatero, un hombre honesto y honrado sin duda, al que conozco y aprecio. Del Partido Socialista. Ángel Acebes, al que conozco y aprecio, un hombre recto y honrado. Del Partido Popular. El mismo juez exculpó al del Partido Socialista y mantuvo la imputación al del Partido Popular. La propia sentencia en su página 275 dice «respecto a Virgilio Zapatero se produce una real auténtica vulneración del principio de igualdad en relación con D. Virgilio Zapatero respecto de los que no se admitió tal querella […] argumento exculpatorio que sería de preferentísima aplicación a D. Ángel Acebes, que no estaba ni siquiera integrado a BFA en la fecha de la Salida a Bolsa de Bankia». Es verdad que algunos políticos y algunos medios de comunicación que viven de ellos han hecho creer a sus seguidores que haber formado parte de un Gobierno del Partido Popular es suficiente para ser un delincuente.

La acusación que puso en marcha un ex diputado socialista y un partido político no fue respalda por la Fiscalía Anticorrupción. Sólo cuando fue nombrada Fiscal General una diputada del Partido Socialista y ex ministra de Justicia, la Fiscalía cambió de criterio y decidió pedir un año y medio de cárcel para Ángel Acebes. Ahora, tras nueve años de pena de telediario, de pena de banquillo, un daño moral, personal, profesional, de salud y también económico difícilmente reparable, Acebes ha sido absuelto. La propia sentencia, en su fundamento décimoséptimo, páginas 364 y 365, dice lo que todos los que se habían leído el expediente sabían, que Acebes estaba sentado en el banquillo por una acusación falsa: «Siendo absolutamente contrario a la realidad que el acusado perteneciera al Consejo de Administración cuando se refirió la referida salida a Bolsa». Y no sólo eso sino que desmonta cada una de las argumentaciones que la Fiscalía, la Acusación Publica y UPyD hicieron con frases tan rotundas como es: «No existe ni la más mínima constancia de que el acusado D. Ángel Acebes en el cumplimiento de los cometidos inherentes a su cargo hiciera dejación de sus funciones». La justicia ha hecho justicia. Tarde. Pero, ¿quien resarcirá los daños causados por una acusación fundada en una falsedad documental y sostenida por un juez que absolvió al del Partido Socialista y decidió mantener la causa sobre el honrado ex secretario general del Partido Popular?

Errare humano est (errar es humano), pero cuando el supuesto error está teñido de color político y siempre mancha, persigue, castiga en la misma dirección alguna responsabilidad habría que reclamar. ¿No sería ya el momento de que jueces y fiscales, cuyas puñetas están teñidas de un color político, sean apartados de aquellas causas judiciales en la que con justicia o sin justicia se acusa por parte de partidos políticos a otros políticos? Impulsé en su día esta reforma. Pronto fue derogada.

Nuestra regeneración democrática en estos difíciles momentos para España exige, sin duda, muchas reformas. Para la mayoría de ellas no harían falta leyes. Bastaría con recuperar el espíritu de convivencia democrática que ampara nuestra Constitución. Es mucho más importante retomar un espíritu de convivencia con el que hacer las leyes que la aprobación de un montón de letras en leyes sin ningún espíritu de consenso y, por tanto, de permanencia que las soportase. Cosas tan elementales como que el Gobierno respetase al Rey, que el Parlamento apruebe unos Presupuestos en que nos diga en qué se puede gastar nuestro dinero y cómo, y que cumpla su misión de controlar al Gobierno y no perseguir a la oposición. Esto supondría recuperar la neutralidad que debe exigirse a ámbitos como la Fiscalía General del Estado, la Radio y Televisión Española, la Comisión de Defensa de la Competencia, el Centro de Investigaciones Sociológicas y, de manera muy especial, de la educación. También sería oportuno que el convocar un referéndum ilegal sea ilegal, como prometió el presidente de Gobierno en su investidura. Pero también, que la justicia condene al político corrupto y lo haga en poco tiempo.

Esta sentencia, publicada el 29 de septiembre de 2020, se enmarca en un proceso llamado irónicamente «abreviado» que, sin embargo, se inició hace nueve años. Que se condene la corrupción del corrupto. Pero también que se evite la corrupción de que el político sin escrúpulos utilice los tribunales para castigar con la pena de banquillo al inocente, persiguiendo con saña en los tribunales de forma injusta a quienes después son absueltos. Desgraciadamente, no es un caso único. Junto a él han sido acusados otras 33 personas. En el caso de Acebes, para todo el que se hubiera leído el procedimiento, era desde el principio una acusación manifiestamente injusta. Estaba basada en un documento falso. Y aún así se sometió a la pena de banquillo a un hombre reconocido prácticamente por todos los que no miran la vida con ojos sectarios como un hombre honrado.

José María Michavila es ex ministro de Justicia.

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