Pongámonos en marcha

Hace unas semanas, después de tanta incertidumbre y, sobre todo, de tanto dolor, parecía que los españoles veíamos la luz al final del túnel. Las fases se iban relajando, la nueva normalidad se iba abriendo paso, y los ciudadanos, poco a poco, recuperábamos esa vida que el confinamiento había dejado atrapada entre cuatro paredes.

Parecía que el virus nos iba a dar una tregua, que tendríamos estos meses de verano para prepararnos ante un nuevo embate. Los expertos sanitarios nos alertaban sobre posibles rebrotes en otoño; sin embargo, en Cataluña no hemos corrido tanta suerte. Durante estos días asistimos con preocupación a un aumento alarmante de contagios, más intensos en zonas como el Segrià, en Lleida, o en L'Hospitalet de Llobregat.

Los errores de marzo, comprensibles en parte, porque esta crisis no traía manual de instrucciones, se tornan ahora imperdonables. No podemos dejar que el virus vuelva a llevarnos ventaja. Sería doblemente incomprensible para las víctimas, y doblemente doloroso para sus familias.

En un momento como este, estar a la altura no es una opción, es una obligación moral.

Por ello, desde el minuto uno, en Ciudadanos hemos aparcado toda discrepancia política para arrimar el hombro y salvar vidas, primero, y empleos, después. Lo hemos hecho en Cataluña y en el resto de España.

Sin embargo, Torra ha hecho todo lo contrario. Ha gestionado de espaldas a la oposición, ha llegado tarde y con medidas ineficaces y ha intentado convertir esta crisis en lo único con lo que se siente cómodo: un conflicto entre Cataluña y el resto de España que solo existe en el imaginario nacionalista, pero en el que insisten una y otra vez.

El Govern de la Generalitat ha llegado tarde al brote del Segrià, pero sobre todo, ha llegado mal

Durante meses les hemos visto quejarse por la falta de competencias y, cuando por fin las han recuperado, han demostrado no saber gestionarlas. Y así, la consellera de Salud, Alba Vergés, afirmaba un día tener controlada la situación en Lleida para, dos días después, reconocer su incapacidad para rastrear los contagios y confinar a la población. No en vano, es la misma consellera que dijo que los niños podían seguir jugando en los parques horas antes de cerrar los colegios.

El Govern de la Generalitat ha llegado tarde al brote del Segrià, pero sobre todo, ha llegado mal: con tal de no solicitarlo al Gobierno de España, ha ordenado un confinamiento que ha tumbado la Justicia. Y Torra, no satisfecho con el patinazo legal, ya ha proclamado a los cuatro vientos que no va a obedecer a ningún juez. ¿Cuándo entenderá el separatismo que su pulso con el Estado no protege a nadie, que solo crea más incertidumbre y confusión ante una sociedad que ya ha sufrido bastante con esta crisis?

Debemos desterrar las disputas partidistas de siempre para que podamos aparcar lo que nos diferencia y apostar por lo que nos une. Porque en la nueva normalidad no cabe la vieja política.

En los últimos meses, hemos visto el peor rostro de esta crisis, sí, pero también el mejor: y ese ha sido, como siempre, el de la inmensa mayoría de los ciudadanos, responsables, solidarios y unidos como nunca para derrotar al enemigo común. Por eso, como representantes públicos, debemos ser ejemplares y trabajar para poner la política catalana a la altura de nuestros ciudadanos.

Por ellos, por los héroes de esta pandemia, y por todos aquellos que nos han dejado antes de tiempo, merece la pena seguir luchando sin desfallecer. En Ciutadans creemos que la mejor forma de honrarles es trabajando para aportar soluciones, sin necesidad de embarrar el terreno de juego, tomando decisiones para salvar vidas y empleos en estos momentos de profunda crisis.

Esto no va de tenderle la mano al Govern de la Generalitat, va de tenderle la mano a los catalanes

Como primer partido de la oposición teníamos dos opciones: mirar al pasado y enzarzarnos en peleas estériles o mirar al futuro y poner soluciones sobre la mesa. Nosotros lo tenemos claro: los catalanes siempre nos encontrarán en el lado de las soluciones, del futuro, acompañando cada crítica de una propuesta, en el lado correcto de la Historia. Anteponiendo siempre los intereses de Cataluña a los de nuestro partido, y recordándole a Torra que si este Govern no pone en marcha la reconstrucción de nuestra tierra, aquí está el primer partido de Cataluña para hacerlo. Porque esto no va de tenderle la mano al Govern de la Generalitat, va de tenderle la mano a los catalanes ahora que tanto nos necesitan.

Durante estos meses, hemos ofrecido al Govern nuestras propuestas sanitarias, económicas y sociales para hacer frente al Covid-19; medidas que elaboramos tras reunirnos con más de 140 entidades representativas de los sectores estratégicos de Cataluña más afectados por la crisis.

En Ciutadans nos arremangamos y aparcamos las diferencias ideológicas cuando se trata de salvar vidas y empleos. De los que piensan como nosotros y de los que no. De los que son independentistas y de los que se sienten catalanes y españoles. Porque no se puede gobernar o hacer política solo para los tuyos, todos sabemos ya el daño que eso ha hecho en Cataluña.

Mientras los partidos separatistas se miran recelosos entre ellos, más pendientes de los escaños que de los rebrotes, la Cataluña real espera soluciones. Y es que si algo nos ha enseñado esta crisis es que lo verdaderamente importante son las personas. La única prioridad que debe ocuparnos son los problemas de los catalanes, ahora y siempre. Si no lo hacemos en mitad de una pandemia global, ¿cuándo?

Tenemos que reconstruir Cataluña y, además, cerrar la fractura que el nacionalismo ha estado creando durante tanto tiempo. Llevamos años denunciando que, si nos dividen, ganan los intolerantes, pero que, juntos, somos fuertes. No va a ser una tarea fácil, lo sé, pero los catalanes nos necesitan. Ellos han cumplido su parte del trato y esperan que estemos a la altura. Reconstruyamos el futuro, recuperemos la esperanza para Cataluña. Pongámonos en marcha.

Lorena Roldán Suárez es candidata de Cs a la Presidencia de la Generalitat de Cataluña y portavoz en el Parlament y en el Senado.

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