¿Populismo a punta de pistola?

Hasta ahora, la contrarrevolución "iliberal" del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y del presidente del partido polaco Ley y Justicia (PiS), Jaroslaw Kaczyński, ha significado reprimir al poder judicial independiente, a los medios públicos y -en el caso del gobierno de Orbán- inclusive a las universidades privadas, como la Universidad Centroeuropea de Budapest. Pero ahora es evidente que hasta las fuerzas armadas pueden quedar bajo el control de un solo partido político. En Polonia, el PiS está llevando a cabo una reorganización revolucionaria del ejército, de una manera que no se ha visto desde la imposición del régimen comunista.

Un comunicado reciente del Ministerio de Defensa revela la auténtica escala de los cambios que el PiS está exigiendo, así como sus apoyos políticos. "El ministro de Defensa Antoni Macierewicz ha implementado cambios de personal de gran escala a los más altos niveles en las unidades operativas, reemplazando a oficiales elegidos por Plataforma Cívica", reza el comunicado. "En el Estado Mayor, estos cambios abarcan el 90% de las posiciones de mando, y el 82% en el Comando General".

El argumento de Kaczyński de que los oficiales hoy desafectados estaban conectados con Plataforma Cívica (el ex partido gobernante) es completamente infundado. Después de su propio alejamiento sorpresivo, Mirosław Różański, el comandante general de las Fuerzas Armadas polacas, señaló lo absurdo de la situación: "Recibí mi primera estrella del presidente Aleksander Kwaśniewski, la segunda de Lech Kaczyński y la tercera de Bronisław Komorowski". Sólo Komorowski estaba con Plataforma Cívica.

Mientras tanto, Macierewicz también ha impedido que los oficiales militares se comunicaran directamente con el presidente polaco Andrzej Duda, aunque el presidente es el comandante supremo de las fuerzas armadas según la constitución polaca, y Duda ha cumplido lealmente todas las órdenes de Kaczyński.

Inclusive antes de estos cambios recientes, las relaciones entre civiles y militares se habían vuelto cada vez más tensas desde que entró en funciones el gobierno del PiS en 2015. Antes de asumir el poder, el partido había indicado que Jaroslaw Gowin, un ex ministro de Justicia moderado del partido Polonia Unida aliado con el PiS, sería designado ministro de Defensa. Pero cuando el nuevo gobierno anunció su gabinete, Macierewicz, uno de los políticos más extremos de Polonia, fue nombrado en su lugar.

Desde su función, Macierewicz ha impulsado el "culto Smoleńsk ", que promueve la fantasía paranoica de que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el presidente ruso, Vladimir Putin, son responsables de la tragedia aérea de 2010 en la que murió el hermano de Kaczyński, el entonces presidente polaco Lech Kaczyński, y otras 95 personas. En la Conferencia de Seguridad de Múnich este año, Macierewicz mencionó la caída del avión, junto con las incursiones de Rusia en Ucrania y Georgia, como "ejemplos de agresión rusa" que justificaban la existencia de la OTAN. Luego apeló a la OTAN para ayudar a investigar la caída del avión, aunque hace mucho tiempo que fue catalogada de accidente. No es sorprendente que la OTAN no haya tomado en serio el pedido de Macierewicz.

Poco después de asumir el cargo, Macierewicz se ganó el apodo de "ministro de Desarme Nacional", cuando canceló un contrato minuciosamente negociado por la compra de 50 helicópteros Caracal al fabricante Airbus Helicopters. Como resultado de ello, el presidente francés, François Hollande, canceló un viaje planeado a Polonia. Macierewicz luego respondió diciendo que Polonia le compraría nuevos helicópteros a Estados Unidos, sólo para sugerir al poco tiempo que Polonia produciría sus propios helicópteros conjuntamente con Ucrania, o que quizá reiniciaría negociaciones con Airbus. Macierewicz causó más revuelo diplomático cuando acusó falsamente a Francia de vender dos buques de asalto clase Mistral a Egipto, para entregárselos a Rusia, en contravención de las sanciones internacionales.

Macierewicz también ha humillado sistemáticamente al personal militar de Polonia. Su portavoz y jefe de Gabinete, Bartłomiej Misiewicz, es un ex asistente de farmacia de 26 años que no tiene título universitario. En diciembre de 2015, Macierewicz hizo que Misiewicz dirigiera un operativo nocturno de la policía militar polaca a un centro de contrainteligencia de la OTAN en Varsovia -un episodio que culminó en una investigación de la oficina del fiscal general polaco (que, sin embargo, está subordinada al gobierno).

Pero el episodio más escandaloso se produjo cuando Misiewicz visitó unidades militares y exigió que los soldados y los oficiales lo saludaran y se dirigieran a él como "ministro", un honor que normalmente no se asigna a personas en su cargo. Cuando el general Waldemar Skrzypczak -el ex comandante de las Fuerzas Terrestres de Polonia y de la División Multinacional Centro-Sur en Irak- se negó a cumplir la orden, fue inmediatamente despedido del Instituto Militar de Tecnología de Armamento.

Existe una única razón posible por la que a un extremista como Macierewicz se le confíe una posición tan importante, y por la que un presidente leal sea marginado del ejército: Kaczyński necesita a alguien que no dude en usar al ejército para reprimir las protestas públicas si fuera necesario. Como señaló recientemente Radek Sikorski, ministro de Defensa en el gobierno anterior de Plataforma Cívica: "Este tipo de comportamiento es característico de la gente que cree que se puede utilizar al ejército para mantener el poder".

De la misma manera, Adam Michnik, editor en jefe del periódico nacional Gazeta Wyborcza, ha acusado al actual gobierno del PiS de llevar a cabo un "golpe artero" según su propia variante de "putinismo". De hecho, para entender por qué un partido político querría ejercer un control directo del ejército, no hace falta mirar más allá de Rusia y Turquía.

Aun así, al elevar a Macierewicz a este nivel, Kaczyński se ha generado nuevos problemas. Como el sumo sacerdote del culto Smoleńsk, Macierewicz goza de un fuerte respaldo de Radio Maryja, una emisora de propiedad de la Iglesia muy influyente entre los extremistas católicos. Debido a esta base de apoyo, Macierewicz hoy es el único funcionario del Gabinete que puede zafar de escuchar a Kaczynski.

Esto quedó en evidencia cuando Macierewicz, asestando su última sorpresa, tomó medidas para limitar el papel de Polonia en Eurocorps -una unidad militar integrada que se creó en torno a una brigada central franco-alemana-. Hacía mucho tiempo que Kaczynski exigía una estrategia de defensa europea común, de modo que la decisión de Macierewicz sugiere que algo extraño está en marcha al interior del PiS. Dados los temores sobre la seguridad nacional de Polonia, ¿por qué Macierewicz necesitaría poner en riesgo las relaciones de su país con sus aliados retirando los 120 oficiales polacos de Eurocorps que actualmente están apostados en Estrasburgo?

Una posible explicación es que la reducción por parte de Macierewicz del cuerpo de oficiales ha dejado a Polonia frente a una escasez de oficiales. Lo que aún está por verse es si la conducción del PiS está intentando atiborrar al ejército de partidarios del régimen o si está haciendo maniobras para recuperar el control de manos de Macierewicz.

Sławomir Sierakowski, founder of the Krytyka Polityczna movement, is Director of the Institute for Advanced Study in Warsaw.

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