Por la escuela pública

Ayer comenzó el plazo para que las familias de Aragón con hijos e hijas que accedan por primera vez al sistema educativo soliciten una plaza escolar. Es uno de los momentos más importantes. Estoy convencida de que lo harán conjugando corazón y razón y pensando siempre en qué será lo mejor para sus hijos e hijas, porque sé que ningún padre ni ninguna madre elige sin esa premisa.

Desde estas líneas quiero compartir reflexiones fruto de la historia de la Federación que representa a las familias de la escuela pública y que tengo el honor y la responsabilidad de presidir en estos momentos; historia a la que han contribuido todas y cada una de las personas, asociaciones y familias que han pasado por ella desde su fundación, hace ya casi cuarenta años.

Vivimos momentos convulsos, de excesivo ruido, de confrontaciones con intereses distintos, seguramente la mayoría estériles, con mensajes contradictorios y con informaciones sesgadas. En nuestra Federación asistimos a todo ello desde la perspectiva de haber trabajado todos estos años adaptando nuestros objetivos a los cambios y transformaciones que la sociedad ha ido demandando, pero sin perder nunca el horizonte que nos ha movido siempre, lograr que la escuela cumpla la que considero su principal función: formar ciudadanos íntegros, garantizando la igualdad de oportunidades a todos y todas. Y mi firme convicción es que eso lo cumple la escuela pública.

Porque en nuestras escuelas, pequeñas, grandes, incompletas, rurales, nuevas, con historia…, se trabaja cada día para lograr ese objetivo. Y se hace desde la defensa del bien colectivo, integrador, inclusivo, que potencia las diversas capacidades y respeta las múltiples diferencias. Desde la libertad que nos da no estar sujetos a intereses particulares y con el credo de la ciencia por bandera.

Desde la necesidad de ser capaces de construir una sociedad más justa, ejerciendo la práctica y la formación en valores cívicos, democráticos, universales y comunes a todos y a todas.

Desde la convicción de que es tan importante transmitir conocimientos como enseñar a utilizarlos, para lo que empleamos nuevas metodologías, que incluyen la gestión de las emociones, que fomentan la creatividad, la convivencia, que no compartimentan, ni reducen, ni limitan, ni condicionan ese conocimiento, porque vivimos en un mundo globalizado que requiere amplitud de miras.

Desde la proximidad, porque creemos en una escuela pública integrada en el barrio, en el pueblo, cercana, preocupada y ocupada por sus vecinos, sus necesidades, ilusiones y retos, copartícipe de su realidad y corresponsable de su transformación.

Desde el compromiso de que cuando accedemos a la escuela iniciamos un recorrido en el que nos vamos sucediendo activamente alumnado, familias y profesorado, con un sentimiento compartido de escuela pública, en la que cabemos todos y todas porque la construimos entre todos y todas y por eso es de todos y todas.

Y todo eso es la escuela pública: libertad, integración, calidad, cercanía y compromiso, para cuya defensa no necesitamos de la confrontación, sino que nos basta con hacer un recorrido por sus aulas. Por eso me permito invitar a todos los padres y las madres a que lo comprueben visitando los centros y sus webs, preguntando por sus proyectos educativos, por sus metodologías, por los servicios y actividades, por sus modelos de participación. Porque sé que se van a encontrar con respuestas a sus necesidades y sobre todo porque sé que en todos y cada uno de los centros públicos se encuentran las respuestas a sus ilusiones y sueños. Por eso, además, me permito animar a las familias a escolarizar a sus hijos e hijas en las escuelas públicas de su barrio o de su pueblo para que tengan la oportunidad de adquirir también el compromiso de trabajar con los que ya la integramos, para seguir haciéndola crecer y mejorarla. Porque esa es la forma de contribuir a nuestra sociedad, de la que nuestros hijos e hijas son ya integrantes y de la que serán responsables en un futuro más próximo que lejano.

Flor Miguel Gamarra, presidente de Fapar Aragón.

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