La moneda de China ha comenzado a caer nuevamente. La última gran depreciación del renminbi chino comenzó durante la segunda mitad del año 2015, dicha caída fue desencadenada por un aumento en las salidas de capital. A pesar de las repetidas intervenciones del Banco Popular de China (BPCh), los mercados se mantuvieron frenéticos durante más de un año. El valor de la moneda cayó a casi CN¥7 por dólar, antes de estabilizarse a principios del año 2017.
La última caída ha sido aún más aguda. Después de más de un año de apreciación, el tipo de cambio comenzó a debilitarse durante el segundo trimestre del año 2018 – una caída que se aceleró significativamente en junio, mes en el cual la moneda sufrió su mayor caída mensual frente al dólar estadounidense. Hasta ese momento, el renminbi se había depreciado más del 8% frente al dólar.
Al igual que en el período 2015-2016, los inversores están preocupados por las perspectivas económicas de China. El crecimiento del PIB del país se está desacelerando, debido a la disminución de la inversión en infraestructura y al deficiente desempeño de las exportaciones – tendencias que los inversores ahora temen podrían verse reforzadas por la guerra comercial de tome y daca que Estados Unidos inició. Algunos incluso han expresado su preocupación sobre que la caída del precio del renminbi podría exacerbar esa guerra comercial, si es percibida (erróneamente) por Estados Unidos como una devaluación intencional dirigida a obtener una ventaja comercial.
Debido a que las reformas estructurales de China están rezagadas, los riesgos se acentúan aún más. Una política monetaria relativamente restrictiva, una supervisión financiera reforzada y una regulación destinada a respaldar un impulso de desapalancamiento más amplio y a contener los precios de la vivienda también despiertan preocupación acerca de que las burbujas inmobiliarias y de otros activos estallarán pronto, si bien el BPCh modificó su postura de política monetaria un poco, aflojándola. Agregue a todo esto los crecientes riesgos en otras economías emergentes, y no es de extrañar que los inversores se pongan cada vez más nerviosos.
Sin embargo, a diferencia de la última ronda de depreciación del renminbi, los inversores no están entrando en pánico. El volumen promedio de transacciones diarias en el mercado de divisas asciende a sólo la mitad del promedio en los años 2015 y 2016. Ya que se tiene un volumen relativamente pequeño de transacciones, incluso un exceso de demanda de dólares estadounidenses relativamente tibio puede tener un impacto significativo en el tipo de cambio.
Además, de acuerdo con la Administración Estatal de Divisas, los superávits en la cuenta corriente y en la cuenta financiera de no reserva de China se mantuvieron en $5,8 mil millones y $18,2 mil millones, respectivamente, durante el segundo trimestre del año 2018.
Al tener estos “superávit gemelos” durante el segundo trimestre y el mes de julio, y sin que haya salidas de capital a gran escala detectables, la fuerte depreciación del renminbi se torna más difícil de explicar. Una explicación es que los datos de balanza de pagos publicados, mismos que ahora sólo se consideran como preliminares, serán revisados.
Otra posibilidad es que el BPCh está administrando el tipo de cambio del renminbi de acuerdo con la “regla de fijación de la tasa de paridad central” que formuló a principios del año 2016. Esa regla tiene en cuenta el precio de cierre del día de negociación anterior, así como el “tipo de cambio teórico” que mantendría el índice del Sistema de Comercio de Divisas de China (SCDCh), una canasta de 24 monedas, sin cambios durante las últimas 24 horas. Si este es el caso, el tipo de cambio del renminbi no está directamente relacionado con la oferta y demanda del dólar estadounidense en el mercado de divisas.
Pero hay un problema con esta cuenta: el BPCh detuvo sus intervenciones diarias en el mercado de divisas hace un año. Si reiniciara esas intervenciones, es de suponer que estaría intentando frenar la caída del renminbi mediante la venta de reservas de divisas. Sin embargo, durante el segundo trimestre de julio, cuando el renminbi caía rápidamente, las reservas de divisas de China aumentaron en los hechos.
Este aumento puede simplemente reflejar el aumento en el valor de los activos de reserva de China denominados en dólares. Pero, también es posible que el Banco Popular de China haya utilizado las reservas de divisas de China, sin actualizar, de manera respectiva, la balanza de pagos publicada. Este último escenario generaría serias preocupaciones, dada la experiencia del período 2015-2016.
En ese momento, las intervenciones frenéticas del BPCh drenaron aproximadamente $1 millón de millones de las reservas de divisas de China en menos de dos años. Sin esa costosa intervención, el renminbi pudo haberse depreciado más de lo que lo hizo. Pero el hecho es que, justo cuando todos creían que el tipo de cambio pronto superaría el umbral de CN¥7 por dólar estadounidense, se estabilizó y luego comenzó a subir.
Por supuesto, algunos argumentan que esta estabilización fue el resultado de los esfuerzos del Banco Popular de China. No obstante la caída posterior en el índice del dólar sugiere lo contrario. Sea cual sea el caso, teniendo en cuenta los fundamentos económicos de China, es difícil imaginar que el renminbi hubiera caído tanto que hubiera desencadenado una crisis financiera.
Esta experiencia conlleva una lección clara: no se debe entrar en pánico. Para los participantes del mercado, eso significa abstenerse de una fuga de capitales a gran escala. Para las autoridades monetarias chinas, significa apegarse a una política de no intervención, incluso si el tipo de cambio del dólar cae por debajo de CN¥7. Con esta abstinencia, finalmente se puede completar la largamente esperada reforma del régimen del tipo de cambio.
Yu Yongding, ex presidente de la Sociedad China de Economía Mundial y director del Instituto de Economía Mundial y Política de la Academia China de Ciencias Sociales, fue miembro del Comité de Política Monetaria del Banco Popular de China desde el año 2004 al 2006. Traducción del inglés: Rocío L. Barrientos.