¿Por qué ganó el PSOE?

Por Joan Tapia, periodista (EL PERIODICO, 14/03/05):

Un año después del 14-M, el PP sigue creyendo que la causa principal de su derrota fue el brutal atentado terrorista del 11-M. Algo tuvo que ver, pero es una exageración y una simplificación que raya con el error y el interés partidista. Las acciones terroristas tienden a que los ciudadanos cierren filas con el gobierno y hoy, cuando el periodo de gracia está agotado, las encuestas dicen que la ventaja socialista persiste. E incluso aumenta. No sería así si el resultado se debiera sólo al shock provocado por el 11-M. Las razones son diversas y merecen un análisis para saber lo que puede suceder en las próximas citas electorales.

LA PRIMERA, y quizás principal, es que la mayoría absoluta del PP en el 2000 no comportó un cambio profundo del mapa electoral. La primera legislatura Aznar se caracterizó por la moderación (necesitaba los votos de CiU) y el éxito económico. Pero no logró grandes cambios de votos. El PP saltó de 156 a 183 diputados (la mayoría absoluta son 176) no por los 600.000 votos suplementarios (sobre los 9,7 millones del 96) sino porque el PSOE perdió 1,5 millones (sobre 9,4), y a IU se le volatilizaron nada menos que 1,4 millones de votos de los 2,6 que tuvo en el 96. Pero la gran mayoría de estos votos perdidos por la izquierda no fue al PP sino a la abstención. Estos abstencionistas podían haberse quedado en casa en el 2004.
Y aquí radica la segunda causa de la derrota electoral. Aznar interpretó su mayoría absoluta como un cheque en blanco y desde el primer día olvidó toda prudencia. A las pullas y descalificaciones --diferentes-- contra el PNV, o CiU, que votaron su investidura del 96, la lista de errores fue creciendo: política exterior que despreciaba a Marruecos y miraba por encima del hombro a París y Berlín; reforma laboral que provoca una huelga general (inexistente según su portavoz y TVE); boda de Ana Aznar en El Escorial; apuesta por Bush en la guerra de Irak; minusvaloración de la pérdida de las municipales en abril del 2003... Pero quizás el hecho más nefasto fue la crispación permanente y altanera con todos los interlocutores que no se avenían a sus deseos.
La tercera causa es el liderazgo. En el 2000 el PP tenía un líder claro, Aznar, y el PSOE había pasado de González a Almunia, de Almunia a Borrell, y del Borrell fracasado a un degradado Almunia. En el 2004 el escenario era muy diferente. Zapatero había emergido como líder elegido en un Congreso. Y había mostrado tanto moderación (recordemos el epíteto de Bambi con el que se le ninguneaba), como capacidad de asumir riesgos (manis contra la guerra de Irak). Es verdad que los tránsfugas de Madrid casi rompen el invento, pero el suelo del PSOE en la repetición electoral se mostró sólido. Aunque Zapatero sufrió entonces un bajón de credibilidad (similar al que ahora atraviesa Maragall). Mientras, Aznar anunciaba su retirada, presentada como el sumum de democracia, pero elegía con ritual prepotente y en la más absoluta soledad (¿ante Dios y ante la historia?) a su sucesor que, además, no era el más natural (Rodrigo Rato, asociado al éxito económico) sino alguien menos conocido, con menos personalidad política y más susceptible de escuchar a un jefe que se iba pero que quería seguir mangoneando. En el 2004, al revés que en el 2000, el PSOE tenía ventaja de liderazgo.
Por todo ello en las encuestas de primeros del 2003 la mayoría decía que el PP volvería a ganar pero la misma mayoría prefería a Zapatero. El resultado era incierto. Podía ganar cualquiera de los dos, pero el PP tenía imposible la repetición de la mayoría absoluta y muy difícil el pacto estable con CiU. Maragall les había arrebatado la Generalitat y el pacto con un PP descentrado había dañado la credibilidad catalanista del partido de Pujol. En el atentado de Madrid la mayoría de la población tiene la percepción de que Aznar, Acebes, Zaplana... no dicen la verdad y ocultan datos que apuntan a la autoría islamista del atentado.
Y se produce el vuelco, que es sólo la repetición del resultado del 96 con una variante. El PP pierde 600.000 votos, los que había ganado en el 2000. IU tiene muy pocos votos más que en el 2000 pese a un aumento de siete puntos en la participación (similar a la del 96). Y Zapatero logra 3,1 millones de votos más que el PSOE en el 2000. Una cifra que equivale a la suma de los 1,5 millones que había perdido en el 2000, los 1,4 millones que perdió entonces IU (la base hizo en el 2004 lo que Anguita no autorizó en el 2000), y unos 200.000 votos más. El PSOE recupera todos sus votos del 96 y suma la mitad de los votos de IU en aquel año.

EL VOTO ÚTIL de la izquierda funciona. La irritación provocada por la prepotencia derechista de Aznar es un elemento aglutinador. No sólo entre el 11 y el 14 de marzo del 2004 sino desde la primavera del 2000.
¿El PSOE puede volver a ganar? Sí, pero Zapatero tiene cuatro frentes. Uno, normalizar las relaciones entre el gobierno de Madrid y los de Vitoria y Barcelona. No parece imposible gracias al papel del PSC, al previsible aumento de Patxi López en Euskadi y al debilitamiento de ETA-Batasuna. Dos, que la coyuntura económica se mantenga. El euro y la gestión ortodoxa de Solbes son factores de estabilidad pero no hay garantías. Tres, seguir una política de radicalidad democrática en política exterior, mejoras sociales, lucha contra la discriminación de género, pluralismo de los medios de comunicación públicos. Es imprescindible para mantener el apoyo de la izquierda descontenta con los gobiernos de González. Cuarto, no perder la centralidad política ni irritar al electorado centrista que apuesta por el PP. No es una asignatura fácil. Pero es menos difícil que la asumida en julio del 2000, el annus horribilis del socialismo español.