Por qué necesitan los europeos la energía nuclear

Central nuclear en Cattenom, junto al río Mosela, Francia.Bloomberg News
Central nuclear en Cattenom, junto al río Mosela, Francia.Bloomberg News

La apuesta es crucial: ¿realmente tenemos la ambición de luchar contra el cambio climático y conquistar nuestra independencia energética?, ¿queremos recurrir a nuestras mejores armas para descarbonizar nuestra economía?

El calentamiento climático es una batalla de hoy, no de mañana. En su último informe, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el cambio climático (IPCC) ha sido muy claro en sus previsiones: el objetivo de limitar nuestro calentamiento a 1,5° o 2° C en el presente siglo no podrá alcanzarse si no disminuimos drásticamente nuestras emisiones de efecto invernadero dentro de los próximos ocho años.

El alza de los precios de la energía demuestra también lo importante que es reducir nuestra dependencia energética de países extranjeros. Las tensiones en el suministro de energía se harán cada vez más frecuentes. No tenemos otra opción que la de diversificar nuestras fuentes de aprovisionamiento, debiendo tener cuidado en no aumentar nuestras importaciones de energía extraeuropeas.

La descarbonización de nuestra economía requiere de transformaciones inmediatas y profundas en nuestra producción y en nuestros modos de consumo, de manera que los hagan menos emisores de CO2. Esto implica electrificar masivamente nuestro consumo y desarrollar industrias energéticas bajas en carbono, como la del hidrógeno, lo que, a su vez, también requiere producir más energía eléctrica.

La energía nuclear debe formar parte de la producción. Las energías renovables desempeñan un papel esencial en la transición energética, pero necesitamos otras fuentes de energía descarbonizadas para responder a nuestras necesidades de manera constante y suficiente. La energía nuclear es esencial. Representa ya casi la mitad de la producción europea de electricidad descarbonizada.

La energía nuclear constituye un recurso energético asequible, estable e independiente. En primer lugar porque protege a los consumidores europeos frente a la volatilidad de los precios, contrariamente a lo que actualmente ocurre con el gas. Además, porque contribuye de manera decisiva a la independencia de nuestras fuentes de producción de energía y de electricidad. Es una energía descarbonizada disponible, que puede producir una gran cantidad de electricidad competitiva, sin incrementar nuestra dependencia de aprovisionamiento de terceros países.

La energía nuclear es segura e innovadora. Desde hace más de sesenta años, la industria nuclear europea ha dado pruebas de su seguridad y de su fiabilidad. Es uno de los sectores más reglamentados del mundo, con 126 reactores en servicio en 14 países europeos. Los constantes intercambios entre las agencias dan a esta industria la capacidad de garantizar los más altos estándares de seguridad del mundo. Esto es especialmente cierto para los métodos de gestión de residuos.

La industria nuclear europea es una industria líder en el mundo, equipada con tecnologías innovadoras de carácter único. Su desarrollo podría generar en Europa cerca de un millón de empleos muy cualificados. A medida que se desarrolla la cooperación entre los Estados miembros pronto seremos capaces de construir nuevos reactores modernos, tales como el proyecto de pequeños reactores modulares (SMR).

Esas son las razones por las que la nuclear debe ser tratada del mismo modo que todas las otras fuentes de producción de energía descarbonizada. Los tratados europeos permiten a cada Estado miembro definir su propia combinación energética. Es esencial que nuestros derechos en la materia sean respetados y que todas las tecnologías de producción de energía de baja emisión de CO2 sean consideradas de manera equitativa.

Es, por lo tanto, absolutamente indispensable que la energía nuclear sea incluida en el marco de la taxonomía europea antes del final de este año. Todos los análisis científicos solicitados por la Comisión europea acerca del impacto ambiental de la energía nuclear llevan a la misma conclusión: no existe ninguna prueba científica de que la energía nuclear contribuya más al calentamiento climático que las otras energías incluidas en la taxonomía.

Necesitamos a la energía nuclear para ganar la batalla del clima. Es nuestra mejor arma para llevar a cabo ese combate. Es una fuente de energía, limpia, segura, independiente y competitiva. A los europeos nos ofrece la oportunidad de seguir desarrollando una industria de fuerte valor añadido, de crear miles de empleos cualificados, de reforzar nuestro liderazgo medioambiental y de asegurar la autonomía estratégica y energética de Europa. No dejemos pasar una oportunidad tan crucial.

Bruno Le Maire es ministro de Economía, Hacienda y Recuperación de Francia.


Firman también este artículo Virgil Popescu (ministro de Energía y ministro interino de Economía, Emprendimiento y Turismo de Rumanía), Dan Vîlceanu (ministro de Finanzas de República Checa), Karel Havlíček (viceprimer ministro, ministro de Industria y Comercio y ministro de Transporte de República Checa), Mika Tapani Lintilä (ministro de Economía de Finlandia), Agnès Pannier-Runacher, (ministro delegado de Industria, adscrito al ministro de Economía, Hacienda y Recuperación de Francia), Igor Matovič (viceprimer ministro y ministro de Finanzas de Eslovaquia), Zdravko Marić (viceprimer ministro y ministro de Finanzas de Croacia), Tomislav Ćorić (ministro de Economía y Desarrollo Sostenible de Croacia), Andrej Šircelj (ministro de Finanzas de Eslovenia), Jernej Vrtovec (ministro de Infraestructuras de Eslovenia), Andrey Zhivkov (ministro de Energía de Bulgaria), Tadeusz Kościński (ministro de Finanzas, Fondos de Desarrollo y Política Regional de Polonia), Michał Kurtyka (ministro de Clima y Medio Ambiente de Polonia) y Mihály Varga (viceprimer ministro y ministro de Finanzas de Hungría).
Traducción de Juan Ramón Azaola.

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