Por qué Ucrania necesita armas

Se ha vuelto moneda corriente entre diplomáticos y otros analistas de política exterior decir que el conflicto entre Rusia y Ucrania no tiene solución militar. Casi todos los observadores afirman que la única ruta viable hacia la paz y la estabilidad es diplomática. Pero a pesar del reciente acuerdo de alto el fuego anunciado en Minsk, la continuación de la violencia (reflejada en la violenta expulsión de las fuerzas ucranianas de la ciudad de Debáltsevo) es una clara señal de que es hora de pensar qué debe hacerse para impedir una solución militar impuesta por el Kremlin.

Tres influyentes centros de investigación estadounidenses ya lo han hecho, y llegaron a la conclusión de que Estados Unidos debe empezar a suministrar a Ucrania no sólo más ayuda no letal (por ejemplo, drones, vehículos blindados ligeros y equipo médico) sino también “asistencia militar defensiva letal”, en la forma de misiles antitanque ligeros. Pero los gobiernos europeos mantienen su oposición a la entrega de equipos defensivos a Ucrania, e insisten en cambio en que la única solución es diplomática.

Está claro que desde el punto de vista de Ucrania, un enfrentamiento militar cara a cara con Rusia no es una opción viable. El año pasado, cuando las fuerzas separatistas en la región de Donbas estaban a punto de sucumbir al peso de la contraofensiva ucraniana, parecía posible que Ucrania reafirmara su soberanía sobre el área. Pero enseguida el Kremlin desplegó grupos tácticos del tamaño de batallones, tomados del ejército ruso, para apoyar a los rebeldes. Las fuerzas relativamente débiles de Ucrania no tenían la menor posibilidad de hacerles frente.

La jugada de Rusia es prueba de su compromiso con hacer todo lo necesario para evitar una derrota militar de las entidades separatistas, a las que incitó y formó en unidades de combate; determinación en la que no ha flaqueado, a pesar de la considerable carga que supone el conflicto para sus fuerzas armadas. En vista de lo cual, que Ucrania reafirme por vía militar el control de la región de Donbas parece tan improbable que incluso intentarlo sería una locura.

El panorama para Ucrania se ve más sombrío aún si se piensa en las ambiciones estratégicas de los separatistas y de sus patronos rusos. Además de suministrar a los grupos separatistas armas pesadas y avanzadas, y desplegar unidades y fuerzas especiales para darles apoyo, ahora parece que Rusia está enviando “voluntarios” para entrenar un ejército separatista que pueda en algún momento pasar a la ofensiva.

Los líderes separatistas esperan que ese ejército les permita (como objetivo de mínima) asegurar el control de la región de Donbas. Con eso, estarían en posición de lograr un miniestado “Novorossiya” [Nueva Rusia] a lo largo de toda la costa del Mar Negro con inclusión de Odessa. Y (casi con certeza) no faltará quien sueñe con una marcha final sobre Kiev.

Evitar que esta hipótesis se haga realidad exige, sin duda, un firme diálogo político con el Kremlin y mantener las sanciones económicas, para dejar en claro que Rusia pagará un precio cada vez más alto por continuar la agresión. Pero creer que bastarán la diplomacia y las sanciones para lograr una paz duradera tal vez sea demasiado optimista.

Una solución más integral pasa por fortalecer a Ucrania en todos los aspectos, para lo cual, el apoyo político y diplomático es esencial. Pero más importante todavía puede ser favorecer reformas que apunten a eliminar la corrupción y fomentar el crecimiento. En esto es de importancia inmediata el reciente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, así como el acuerdo con la Unión Europea para la creación de un área integral de libre comercio es crucial para la transformación del país a largo plazo.

Pero si los grupos separatistas apoyados por Rusia creen que podrán controlar Donbas y la costa del Mar Negro, todo intento de reconstruir la sociedad y la economía de Ucrania será inútil. Por eso los socios externos de Ucrania también deben ayudar a reforzar las capacidades defensivas del país.

En una situación tan cargada, siempre habrá exaltados que se apuren a elegir la opción militar. Pero lo más preocupante es el comportamiento de los pragmáticos prontos a identificar debilidades aprovechables. Si los separatistas con apoyo ruso ven una debilidad seria en la capacidad defensiva de Ucrania, ya nada los detendrá en sus aspiraciones. Una solución política o diplomática será casi imposible.

Los expertos en seguridad deben identificar medidas que potencias como Estados Unidos y Europa puedan tomar para mejorar las capacidades defensivas de Ucrania. Los pedidos de equipamiento no letal formulados por el presidente ucraniano Petro Poroshenko en la reciente Conferencia de Seguridad de Múnich pueden servir de guía.

La canciller alemana Angela Merkel y otros que dicen que no hay una solución puramente militar para el conflicto en Ucrania no se equivocan. Pero tras un año de conversaciones y acuerdos fallidos es evidente que tampoco hay una solución puramente diplomática. Lo único que puede dar a Ucrania y sus socios esperanzas de lograr una solución política duradera es la eliminación (o al menos, una reducción considerable) de la capacidad de los separatistas y sus patronos rusos para proseguir su campaña militar.

Carl Bildt was Sweden’s foreign minister from 2006 to October 2014, and was Prime Minister from 1991 to 1994, when he negotiated Sweden’s EU accession. A renowned international diplomat, he served as EU Special Envoy to the Former Yugoslavia, High Representative for Bosnia and Herzegovina, UN Special Envoy to the Balkans, and Co-Chairman of the Dayton Peace Conference. He is a member of the World Economic Forum’s Global Agenda Council on Europe. Traducción: Esteban Flamini

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