Por qué voté por Trump

Simpatizantes de Donald Trump en un evento en New Hampshire el viernes Credit Damon Winter/The New York Times
Simpatizantes de Donald Trump en un evento en New Hampshire el viernes Credit Damon Winter/The New York Times

Soy una mujer blanca, con estudios universitarios y más cercana en edad a Hillary que a Chelsea Clinton. Soy madre, una chica católica de Jersey, que creció en un hogar amigo de los sindicatos.

Y voté por Donald Trump.

Mi madre de 89 años está horrorizada, al igual que muchas de mis amigas, que también son blancas y con estudios universitarios.

No me importa, para mí fue una decisión sencilla.

Me ha tocado explicarle a mi hija adolescente cómo es que los hombres —Donald Trump o el equipo masculino de fútbol de Harvard— dicen cosas espantosas de las mujeres en los vestidores o los autobuses de las celebridades. Eso ya es bastante malo. Pero también tuve que explicarle que Hillary llevará de vuelta a Bill Clinton a la Casa Blanca. Todo el mundo debería estar consciente de que el expresidente, quien fue sometido a un proceso de destitución, mintió acerca de por lo menos un abuso sexual y usó a otra mujer, una pasante, como juguete sexual en la Oficina Oval.

Luego vienen las plataformas de los candidatos. ¿En serio? Preguntan mis amigos. ¿Construir un muro, prohibir el ingreso de musulmanes al país y meterse con los mexicanos? ¿Hablar de tocar a las mujeres desconocidas de manera inadecuada? Es un bufón, un arrogante, un multimillonario. Se burló de un héroe de guerra, criticó a una reina de belleza y respiró demasiado fuerte durante los debates.

Y sí, me interesan las propuestas de los candidatos, los temas importantes. Esta economía avanza dando tumbos, con un crecimiento anual de menos de dos por ciento durante los últimos ocho años. Hillary Clinton, como muchas de mis amigas, no tiene idea de lo importante que es el crecimiento económico para la fortaleza y vitalidad de nuestro país. Trump promete construir el oleoducto de Keystone, frenar las normas que estrangulan a las empresas y recortar impuestos para soltar las riendas de la economía. Clinton hará lo opuesto.

Fui parte del consejo escolar de Hoboken, Nueva Jersey, y escribo sobre temas educativos para Forbes.com. Los sindicatos de maestros de escuelas públicas han hecho grandes donaciones para Clinton, a fin de proteger su cuasimonopolio. A cambio, ella no ha dicho casi nada sobre la educación primaria y secundaria. El plan integral de Trump para reasignar fondos federales sería una bendición para las iniciativas de selección del centro escolar.

Él quiere llevar a los constitucionalistas a la Corte Suprema; ella no. Ella volverá a apostar por el fiasco de Obamacare; él lo desmantelará. Él quiere acabar con los acuerdos comerciales y en eso está completamente mal. Sin embargo, Clinton ahora dice que también se opone a un nuevo tratado comercial con los países asiáticos. Los republicanos en el congreso tal vez podrían hacer entrar en razón a Trump. No obstante, Clinton estaría bajo una enorme presión de la izquierda para mantener su postura anticomercial.

Ella es bien conocida por rodearse de gente que le ayuda a ocultar sus mentiras y mal juicio: Benghazi, los correos electrónicos ultrasecretos, el servidor privado, la Fundación Clinton. Él asumiría la presidencia menos agobiado por las lealtades partidistas, con la posibilidad de elegir a miembros del gabinete y asesores sin ataduras de pensamiento.

¿Será él un buen presidente? Todavía no estoy segura.

¿Y ella? Es más probable que no.

Maureen Sullivan escribe sobre educación en Forbes.com

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