Por un acuerdo contra el cambio climático

Este lunes empieza la Cumbre del Clima de París, a la que acudirán líderes de todo el mundo para acordar, esperemos, el fin de la era de los combustibles fósiles. Lo que está en juego es de enorme envergadura para la humanidad, para el planeta.

Las negociaciones climáticas de este año se han cargado de nuevos y desafiantes significados tras los terribles e inaceptables ataques terroristas perpetrados tanto en París como en en muchos más países cercenando centenares de vidas inocentes. Emerge la necesidad dar respuestas comunes a los desafíos de la humanidad y, en este contexto, el cambio climático aparece como elemento disruptivo de conflictos a escala mundial.

Las últimas semanas hemos conocido noticias alentadoras en términos de lucha contra el cambio climático. Se han sucedido numerosos avances que parecían imposibles: el carbón está recibiendo estocadas importantes en China y Reino Unido, Alemania, Austria y Holanda han explicitado compromisos de abandono del carbón y las señales de reducción de este combustible fósil dadas por China son alentadoras. La petroleras Shell y Statoil abandonan la búsqueda de petróleo en el Ártico y el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ha desestimado el oleoducto Keystone XL que iba a alimentar las refinerías de EEUU de arenas bituminosas canadienses. Mientras tanto sigue subiendo el número de ciudades y empresas que se comprometen a un futuro 100% renovable con soluciones creativas y colectivas para volver a imaginar un porvenir ilusionante, justo y limpio.

Por un acuerdo contra el cambio climáticoLa transición a un sistema energético 100% renovable ya no es una ensoñación. Por ejemplo, en España, Greenpeace ya lo anticipó y demostró que era perfectamente viable hace más de una década. Es un hecho inevitable que ya está en marcha simplemente porque es mejor, limpio y da respuesta a la falta de acceso universal a la energía de forma más barata. Lo que sí está por ver es la capacidad de los políticos para liderar esta revolución a la velocidad necesaria que permita evitar los peores efectos del cambio climático y que sus beneficios alcancen a toda la ciudadanía.

Cada año se gasta más dinero público en el mundo en subvencionar la quema de carbón, petróleo y gas que el que se necesitaría invertir anualmente en construir un sistema 100% renovable, justo y eficiente. El dinero para garantizar el derecho universal a la energía y para evitar los riesgos del cambio climático existe, pero se quema innecesariamente en subsidios para los combustibles fósiles. Y esto se tiene que acabar si realmente los lideres políticos han tomado en serio las claras advertencias de la comunidad científica internacional para que la temperatura media del planeta no se incremente más de 2ºC. Si sondase los 1,5ºC mucho mejor.

2015 será el año más caluroso desde que se tienen registros, desbancando al año 2014 que ostentaba tan peligroso honor. También será el primero en el que se alcance un aumento de 1ºC de la temperatura global del planeta sobre las temperaturas de la época preindustrial. Cabe recordar que el cambio climático se ha convertido en un multiplicador de amenazas capaz de modificar el curso de las relaciones internacionales y de desencadenar conflictos de tal modo que que se prevé un aumento de los conflictos armados en el África subsahariana del 50% a causa del cambio climático en los próximos 15 años.

El abandono de los combustibles fósiles por energías renovables, ahorro y eficiencia por lo tanto, no es solo un imperativo ambiental sino también de paz y estabilidad mundial.Deseo que los lideres mundiales que este lunes acuden a la Cumbre del Clima de París escuchen el clamor de la ciudadanía que les está pidiendo ambición para establecer las bases para una nueva era descarbonizada y 100% renovable. Para sentar las bases de un acuerdo climático ambicioso, justo y vinculante.

En nuestras manos está seguir haciendo posible lo que otros siempre piensan que es imposible. Han pasado más de 25 años desde que Greenpeace alertó de los peligros del cambio climático para el futuro de la humanidad y la tierra. Ojalá que cuando pasen unas décadas y miremos hacia atrás el cambio climático parezca una pesadilla felizmente superada. Está en manos de los líderes mundiales. Está en manos de la ciudadanía.

Mario Rodríguez Vargas es director de Greenpeace España.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *