Por un gobierno PSOE-Ciudadanos

Es posible que esta fórmula de gobierno cuente hoy día con menos partidarios que los que tenía hace quizás unos pocos meses. Y me refiero, principalmente, a partidarios que pudieran existir dentro del PSOE y a partidarios que pudieran existir dentro de Ciudadanos. Y ello por los avatares de las campañas electorales, de los exabruptos que se han vertido y de las exageraciones que hemos padecido el común de los ciudadanos. Y también posiblemente por esta creciente división en dos bloques (¿irreconciliables?) hacia donde está desembocando la política española.

Sin embargo, pienso que es la fórmula que necesita España, habida cuenta los mimbres parlamentarios existentes hoy día en el Congreso de los Diputados y las posibles alternativas que se ciernen en nuestro futuro (todas ellas, claramente peores). Eso sí, con la condición de que tal fórmula sirviera para defender lo que a continuación señalo; porque, si no sirviera para tal cosa (porque los dirigentes de sus partidos tuvieran otros objetivos, por ejemplo), nos quedaría repetir las elecciones o que el PSOE gobernara en solitario, dos de las alternativas hoy existentes.

Cuando digo que lo ideal es la conformación de un gobierno PSOE-Cs, lo hago mientras imagino qué tipo de gobierno quiero y para impulsar qué políticas. Si no fuera para esto, no merecería la pena que se conformara, pero creo que es la mejor opción… incluso para ellos, los protagonistas de este posible acuerdo. Imagino, por tanto, un Gobierno de España que combinara las políticas sociales y fiscales de los socialistas (al menos las que últimamente verbalizan) y su apuesta por la Educación y la Sanidad pública y determinadas políticas sociales… con la defensa de la unidad cívica de España y su oposición contundente a los independentistas que caracteriza a Ciudadanos.

A esta base programática habría que añadirse algunas otras cuestiones: supresión de las políticas de imposición lingüística aplicadas por los nacionalistas en distintas partes de España, especialmente en Cataluña; supresión de los privilegios forales vascos y navarros; defensa de la igualdad en todo el territorio nacional, reforma del modelo de Estado para hacerlo más igualitario; reforma de la ley electoral para garantizar la igualdad del voto; despolitización de la Justicia; lucha denodada contra la corrupción; medidas para hacer frente a los abusos laborales, la economía sumergida, el fraude de los falsos autónomos o la precariedad laboral; y medidas de regeneración interna de los partidos políticos.

Un gobierno conformado por PSOE y Cs es, a día de hoy y teniendo en cuenta la distribución de fuerzas del Congreso de los Diputados, el gobierno que con más probabilidad podría poner en marcha esa batería de medidas. Unas medidas para defender las reformas políticas, institucionales y constitucionales que España necesita, y para defender el interés general y el bien común frente a los egoísmos y los chantajes de los partidos nacionalistas, golpistas incluidos.

Además, este gobierno debería estar abierto a pactar determinadas cuestiones a izquierda y a derecha, siempre que fueran medidas favorables a una mayoría de ciudadanos (eutanasia y muerte digna, laicidad del Estado, modernización de nuestra economía, grandes pactos de Estado, construcción de Europa y grandes retos de nuestro tiempo como la inmigración, la globalización y el terrorismo internacional).

Sé que es poco probable que tal gobierno se forme y que, en el caso de que se formara, pusiera en marcha todas estas medidas. Lo sé. No soy tan ingenuo y tengo presentes todas las dificultades. Pero creo que es responsabilidad del PSOE y de Ciudadanos, de Pedro Sánchez y de Albert Rivera, intentarlo. Por mucho que implicara corregir los errores cometidos. Y desde luego es responsabilidad mía decirlo.

La alternativa a lo que propongo y otros muchos comparten es que Sánchez pacte con nacionalistas o independentistas, golpistas incluidos; o que tengamos al ufano Iglesias en el gobierno, con su matraca diaria de disparates y amenazando continuamente la estabilidad de España, a mayor gloria de su egolatría; o que se repitan las elecciones, el PSOE crezca y Pedro Sánchez gobierne en solitario; o que el PSOE gobierne desde ya mismo en solitario. Las dos primeras alternativas serían un desastre y las otras dos son peores que la que yo planteo; ya digo, siempre que sirviera para implementar las medidas que España necesita.

España (y Europa) necesita hombres y mujeres de Estado dispuestos a dar un paso adelante, anteponer el interés general y el bien común al suyo particular y distinguir lo accesorio de lo esencial. Muchos dirán que tal cosa es imposible con este PSOE o con este Cs. Sin embargo, la política es, o debería ser, el arte de hacer posible lo que es necesario. Aunque pueda parecer inicialmente imposible.

Gorka Maneiro es portavoz de Plataforma Ahora.

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