Por una África más sana y próspera

Los países del grupo de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) concitan la atención de los inversores internacionales desde hace mucho tiempo. Pero las grandes oportunidades de negocios del futuro están en África, la segunda región del mundo por ritmo de crecimiento. De los 55 países del continente, más o menos uno de cada tres crece a una tasa anual superior al 6%; en 2013, el África subsahariana alcanzó un crecimiento estimado del 5,1%.

Los inversores extranjeros señalan que la rentabilidad que obtienen en África es superior a la de cualquier otra región emergente. Se estima que de aquí a 2040 la población africana en edad de trabajar alcanzará los 1.100 millones de personas, lo que dará a las empresas una fuente de mano de obra más numerosa que las de China o India. Además, la expansión económica africana no tiene lugar solamente en los centros urbanos, sino también en pueblos pequeños y aldeas.

Pero el continente también enfrenta grandes desafíos. Uno de los más preocupantes es la calidad de la atención médica. La población está siendo muy afectada por enfermedades prevenibles y tratables. La expectativa de vida es 14 años menor que el promedio mundial. Casi uno de cada veinte adultos subsaharianos entre los 15 y los 49 años de edad vive con VIH (unas seis veces el promedio mundial). Cada minuto muere un niño africano de malaria.

El veloz ritmo de crecimiento económico y urbanización del continente también plantea desafíos sanitarios. Se prevé que las enfermedades no transmisibles se convertirán en la principal causa de muerte en 2030. Por ejemplo, en las próximas dos décadas podría casi duplicarse la incidencia de la diabetes.

Esta dupla de enfermedades transmisibles y no transmisibles supone una carga que, si no se la encara, puede poner en riesgo el potencial económico de África. Para responder a este desafío, hay que prestar atención a tres áreas cruciales que tienen impacto en la salud: la tecnología, la infraestructura y la educación.

África es escenario de saltos tecnológicos dignos de mención. Hace una década casi no había una infraestructura de telecomunicaciones. Hoy, una de cada seis personas tiene teléfono celular, lo cual supone beneficios que van más allá de la facilidad para comunicarse. África fue pionera en el uso de la banca móvil; marcas locales como M-Pesa y corporaciones globales como Citi demostraron cómo usar la tecnología para proveer servicios financieros fundamentales a la población no bancarizada. El dinero móvil y las billeteras digitales en los teléfonos celulares eliminan la necesidad de usar efectivo en las áreas rurales, donde los servicios financieros son limitados y llevar encima grandes sumas de dinero es peligroso.

Novartis se sumó a esta revolución móvil y está trabajando con cinco gobiernos africanos y socios del sector privado para mejorar la distribución de medicamentos y colaborar en la supervisión del suministro de remedios contra la malaria en áreas rurales, mediante el uso de mensajería de texto y mapas digitales. Antes los pacientes hacían largos viajes hasta las clínicas y una vez allí descubrían que las medicinas que necesitaban se habían agotado. Ahora, el proyecto SMS for Life ayuda a redistribuir rápidamente las medicinas vitales allí donde más se las necesita.

Un segundo aspecto crucial de la mejora de la atención médica en África es la infraestructura. Contar con una buena red ferroviaria, vial y portuaria permite distribuir productos y servicios a más lugares con menos costo y genera economías de escala. Esto es un componente esencial del desarrollo económico de cualquier país. Y un área que resulta especialmente favorecida por la presencia de esta red es la atención médica.

Afortunadamente, ya hay diversas empresas trabajando en este tema. Por ejemplo, Coca Cola aporta su experiencia en cadenas de suministro a un proyecto de catalogación geográfica de centros de salud e implementación de software de gestión de inventarios que facilita la distribución de toldos mosquiteros, anticonceptivos, medicamentos para tratar el SIDA y vacunas a aldeas remotas. Entretanto, Novartis está llevando a cabo la prueba piloto de un modelo de negocios basado en la idea de “emprendimiento social” para que los habitantes pobres de aldeas remotas puedan acceder a medicinas esenciales fraccionadas en dosis pequeñas y económicas.

Por último, una de las herramientas más poderosas para reducir la pobreza y generar un crecimiento económico sostenible e inclusivo es la educación. Pero la falta de recursos y maestros suficientes lleva a que demasiados niños queden excluidos del sistema educativo. Sin embargo, está situación está cambiando gracias a la asociación entre el sector público y el privado. Por ejemplo, la empresa Cisco colabora con diversas ONG para conectar a las comunidades y ayudar a los estudiantes a capacitarse en el uso de tecnología de la información y las comunicaciones.

La mala calidad educativa tiene un impacto sanitario. África alberga un séptimo de la población mundial, pero lleva sobre sus espaldas la cuarta parte de la carga global de enfermedades y cuenta con apenas el 2% de los médicos del mundo. Previsiblemente, la ignorancia en materia de enfermedades y medidas de higiene básicas es causa de muchos problemas sanitarios.

Por eso, Novartis se asoció con el Earth Institute, las Naciones Unidas y organizaciones del sector privado para entrenar a un millón de trabajadores de salud comunitarios y desplegarlos en el África subsahariana de aquí a 2015, con la misión de brindar a la población tratamiento básico, atención preventiva y hacer un seguimiento de los brotes de enfermedades. La idea es que la gente del lugar aprenda a ayudar a sus propias comunidades (en vez de depender de la ayuda externa) y que esto facilite su salida permanente de la pobreza.

África muestra cada vez más señales del futuro promisorio que le espera, pero para que el continente haga realidad su potencial, es esencial contar con soluciones innovadoras que mejoren la salud de la población. Y la filantropía sola no basta: se necesitan nuevos modelos de negocios que ayuden a resolver los problemas sanitarios, colaboren con el crecimiento de la economía y beneficien a quienes inviertan en el futuro de África.

Joseph Jimenez is CEO of Novartis. Traducción: Esteban Flamini.

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